Evitar el choque

Columna de opinión en Tiempo Argentino

Por Helmut Scholz, Miembro del Parlamento Europeo por la Izquierda Europea (GUE/NGL)

Se rumorea que la conferencia ministerial de la OMC que se celebrará en Buenos Aires, servirá como plataforma para anunciar un “acuerdo político” para cerrar las negociaciones Unión Europea-Mercosur relativas a un acuerdo de libre comercio profundo e integral.
La Comisión Europea decidió utilizar la retórica de Donald Trump (“América primero”) para presentar a Europa como la líder del libre comercio. Se pidió a los negociadores avanzar con la mayor cantidad de acuerdos posibles antes de fin de año, con Japón, México, Chile y el más grande de todos, con el Mercosur.
¿No prometieron que primara la calidad sobre la velocidad? ¿No habían prometido garantizar la transparencia de las negociaciones e involucrar a la sociedad civil en las negociaciones? Parece que la tentación de aprovechar el momento oportuno fue demasiado grande y los gobiernos de la Argentina y de Brasil se mostraron demasiado ansiosos por firmar cualquier acuerdo como para permitir que principios democráticos los frenen.
bayerLa evaluación de impacto desarrollada por la Comisión de la UE estableció con claridad la necesidad de que los Estados  del Mercosur tomen precauciones para evitar o al menos mitigar la devastación provocada por la expansión de la producción de ganado y de etanol en medio ambientes sensibles.
De no tomarse medidas de mitigación, tanto el medio ambiente como la supervivencia de las personas se verán afectados, teniendo en cuenta que los puestos de trabajo creados en las enormes explotaciones rurales no alcanza a compensar a los pequeños agricultores que han perdido sus lotes. También las industrias, especialmente el sector automotriz del Mercosur, tendrán dificultades para adecuar su producción a un nivel que les permita competir con futuras importaciones, dadas las elevadas tasas de productividad registradas en las fábricas modernizadas de la UE.
Apurar el acuerdo es poco inteligente, teniendo en cuenta que las negociaciones sobre los aspectos importantes van a continuar a puertas cerradas, incluso después de los anuncios. El costo de no contar con la participación de la sociedad civil puede ser alto. Finalmente, los parlamentos podrían terminar rechazando las malas políticas comerciales.
 

Unión Europea, la OMC y el G-20: La hoja de ruta

Por Eduardo Lucita*, página 12
La administración Cambiemos impulsa la apertura de la economía para insertarse dinámicamente en determinadas cadenas del comercio internacional. Por ahora el publicitado “regreso al mundo” sólo tuvo resultado con el mercado financiero internacional.

Desde que Mauricio Macri asumiera la presidencia ha reiterado una y otra vez su deseo de “reingresar al mundo”. Así lo explicitó en diversos foros internacionales y nacionales y dio diversas muestras ante los poderes mundiales. Ahora ha propuesto una serie de reformas para ganar competitividad y ha trazado una hoja de ruta muy concreta para ese regreso.
No acababa de sentarse en el sillón de Rivadavia que el presidente viajó al Foro Económico Mundial de Davos a presentarse en sociedad ante los grandes, regresó cargado de elogios aunque sin nada concreto. Algo similar pasó en Buenos Aires cuando la reunión con representantes y empresarios de las grandes corporaciones en el llamado “Davocito”. Y así siguió en los diversos encuentros con los presidentes de Estados Unidos, Francia, Italia, China y con la canciller de Alemania. Muy buena voluntad pero poco o nada de inversiones productivas. El pago a los fondos buitre, sin cuestionar mayormente sus pretensiones y con el apoyo de la mayoría de las bancadas opositoras, sí dio resultados. Argentina regresó a los llamados “mercados voluntarios de crédito” con un ímpetu que batió record de endeudamiento.
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* Integrante del colectivo Economistas de Izquierda (EDI).

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