Más allá del Convenio 189

Las empleadas domésticas se encuentran entre lxs trabajadorxs menos protegidos del mundo. En muchos países, no están cubiertas por la legislación laboral general y, a menudo, incluso están explícitamente excluidas de los sistemas de seguridad social. Esto se debe a varias razones: por un lado, el sector está muy fragmentado, lo que dificulta la organización. Por otro lado, el sector se sitúa en el marco más amplio de la reproducción social y vinculado a la desvalorización del trabajo de cuidados, muchas veces realizado de forma gratuita por mujeres, y está íntimamente ligado a historias coloniales cuyas consecuencias aún hoy están presentes. Por tanto, no es casualidad que el empleo doméstico sea un sector muy feminizado en el que las trabajadoras migrantes desempeñan un papel fundamental. Como ocurre en gran medida en condiciones de informalidad, las trabajadoras están expuestas a mayores riesgos como el acoso sexual o incluso la trata de personas.

 

En consecuencia, la adopción del Convenio 189 (C189) de la Organización Internacional del Trabajo el 16 de junio de 2011, como culminación de una lucha reñida, representó un gran éxito para las trabajadoras domésticas. Por primera vez, fueron reconocidas como trabajadorxs y se les concedieron derechos laborales básicos. En el décimo aniversario de la aprobación de la Convención, damos una mirada crítica, planteando preguntas sobre las brechas entre las normas internacionales, las leyes nacionales y su implementación práctica. Al observar las vidas y realidades concretas de quienes realizan estos trabajos altamente precarios y devaluados, también se revelan los desafíos que siempre han trascendido la Convención y que no pueden resolverse solo con ella. Finalmente, destaca las experiencias colectivas de organizaciones que han tenido que luchar contra lxs empleadorxs por sus derechos y al mismo tiempo afirmar su posición dentro de la clase trabajadora y los sindicatos, así como de los movimientos feministas, antirracistas y sociales.