Estamos en las vísperas de un nuevo Paro Internacional de mujeres, lesbianas, travestis y trans. Un #8M que nos encuentra de pie y juntas reivindicando nuestros derechos y haciendo eco de los susurros de las 146 obreras que murieron ese día de 1908 en la fábrica textil Cotton de Nueva York. Las obreras protestaban por los bajos salarios y las condiciones de trabajo que padecían: permanecían encerradas y se negaban a seguir la producción. Una bomba incendiaria arrojada desde afuera calcinó sus cuerpos e intentó silenciar sus voces, sus reclamos.
Hoy, desde la Fundación Rosa Luxemburgo, elegimos acompañar este paro recogiendo los testimonios de compañeras que se alzan todos los días para que ninguna voz sea silenciada; para que todas las voces y todas las reivindicaciones se tejan internacionalmente en una madeja donde caben todas las cuerpas y todos los sueños. Y también porque sabemos que si paramos, se para el mundo, y porque nuestros sueños están llenos de derechos: paramos contra las violencias machistas, pero también para que se reconozca el trabajo invisible de la economía doméstica; por los travesticidios y también por el cupo trava/trans; contra los femicidios y por la perspectiva de géneros efectiva en todos los espacios.
Así, elegimos que cada quien respondiera algunas de las cinco preguntas que describen este paro a escala planetaria y que nos interpelan como sujetas activas: ¿Por qué paramos? ¿Por qué Plurinacionales? ¿Por qué clasistas? ¿Por qué diversas? ¿Por qué internacionalistas? El resultado, una polifonía de voces y palabras que nos muestran lo poderosas y diversas que nos empeñamos en ser.
Flora Partenio, activista feminista y lesbiana de la red del sur global DAWN y de la Cátedra Libre Virginia Bolten, Buenos Aires – Argentina: “Paramos porque precisamos con urgencia fortalecer la internacionalización de los feminismos como proyecto político y como alternativa a este sistema capitalista extractivista –de recursos naturales y de datos–, ecocida, colonial, racista, capacitista y cis- heteropatriarcal. Ahora, ¿qué significa todo ello junto?, ¿cómo es posible ver sus efectos en la vida cotidiana? Necesitamos articular esa lucha diversa sobre pisos comunes, necesitamos el diálogo y la escucha de lxs activistas feministas, trans, maricas, mujeres, lesbianas, no binaries, bisexuales, de las afro, de las que se reconocen en el feminismo villero y están montando el acampe feminista, de las compañeras migrantes y refugiadxs que denuncian la ola de xenofobia, de las campesinas que arman los feriazos y luchan contra el agronegocio, de las trabajadoras sindicalizadas, del activismo gordo que convocan a los “cuerpos sin patronxs”, de las cooperativistas y las trabajadoras de la economía popular que enfrentan los tarifazos, la destrucción del mercado interno y la importación de bienes.
Si nosotras paramos, “el mundo se para”, “el sistema se desploma”, “el Estado colapsa”. Todas estas expresiones y consignas recorren banderas, grafittis, afiches de convocatoria a la huelga internacional. Cuando nosotras paramos, también somos nosotras las que nos damos un tiempo y un espacio –en la calle, en la asamblea, en el comedor o en el acampe– para reconocer y valorizar colectivamente el aporte de nuestro trabajo cotidiano y desear ese otro mundo que queremos: un mundo feminista. Cuando nosotras paramos también interpelamos a los feminismos y planteamos que nosotrxs también paramos.
Cuando nosotrxs paramos, marcamos un punto de inflexión y reconstruimos la genealogía de las luchas de mujeres, lesbianas, trans y no binaries del Sur y del Norte, donde se reeditan acciones de protesta, se viralizan las demandas y se abren espacios de aprendizaje. “Nosotras movemos el mundo ¡Ahora lo paramos!”, frente a esa consigna, desde distintos ámbitos y dirigencias políticas nos desafían preguntando si es posible parar el mundo. Nosotrxs decimos que sí ¿Cuáles son nuestros motivos y nuestras áreas de intervención en los engranajes del mundo? Principalmente podemos parar el mundo porque somos quienes realizamos el trabajo doméstico y de cuidados –no remunerado– que sostiene y reproduce este sistema todos los días. Porque durante una huelga feminista se han puesto sobre la mesa –de distintas maneras y en distintas regiones– la condiciones para realizar una huelga en la producción de bienes y servicios, el cuidado y en las prácticas de consumo”.
Verónica Gago – Feminista integrante del Colectivo Ni Una Menos, Buenos Aires – Argentina: “Paramos porque el paro tiene una doble dimensión: visibilización y fuga. No es sólo búsqueda de reconocimiento del trabajo invisible que hacemos los cuerpos feminizados, es también una apuesta a su rechazo. En la combinación de ambas se juega la radicalización misma de lo que vamos a nombrar como paro. Fuga en el mismo momento del reconocimiento. Deserción en simultáneo con su visibilización. Desacato a la vez que su contabilización. Esta disyunción (visibilizar y fugar) no es contradicción sino apertura a nuevas modalidades de la huelga. La del reclamo y aquella otra condensada en una práctica que no dice demandas, sino que enuncia justamente el deseo de cambiarlo todo. De esta manera, el Paro de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans enlaza de una manera, como no se ha realizado hasta ahora, a las distintas violencias -económica, social, política, racista y colonial- y pone como una misma trama a las violencias que sufrimos tanto en el trabajo con los abusos sexuales, pone de relieve la dimensión colonial que están teniendo los mega emprendimientos extractivos y a la vez abre la discusión sobre las economías de la obediencia impulsadas por los fundamentalismos religiosos.
El Paro Feminista Internacional y Plurinacional tiene como herramienta política esa capacidad inédita de hacer un diagnóstico feminista sobre las violencias y al mismo tiempo desde una posición de lucha y conflictividad, es decir no simplemente desde una posición como en la que nos quieren encorsetar. Por otro lado, de cara al tercer Paro Internacional del 8 de marzo vamos viendo un acumulado de fuerzas impresionante, una multiplicación de dinámicas organizativas y una complejización tanto del lenguaje de las demandas y las disputas como del horizonte radical de transformación que vamos construyendo entre todxs. Estos puntos mencionados explican también la forma en la que hoy hay una contraofensiva global contra el movimiento feminista en todas sus formas.”
Viviana Catrileo Epul, Vicepresidenta Anamuri, Chile: “El paro tiene que ser Plurinacional porque la explotación, la opresión y todas las violencias a las mujeres tienen distintas expresiones en un mismo país en donde existe presencia de otros pueblos-naciones como es el caso del pueblo mapuche y otros pueblos en Chile. Las mujeres de los territorios y comunidades originarias en el plano plurinacional sufren las diferentes expresiones del patriarcado y el capitalismo desde distintos enfoques, pasando por la vulneración al derecho a la vida y la biodiversidad atacada de manera sistemática por un modelo extractivista de muerte anclado en el Estado capitalista y patriarcal.”
Dina Sánchez, Vocera del Frente Popular Darío Santillán, Buenos Aires – Argentina: “El paro es clasista porque somos el pueblo, somos las que aún morimos en abortos clandestinos, somos las pibas que no podemos acceder a la Educación Sexual porque somos quienes hacemos el trabajo, las que paramos la olla con salarios de miseria, las desocupadas que levantamos los comedores en nuestras villas, las que cuidamos a lxs hijxs de las otras, las que nos organizamos para que nuestras pibas y pibes no tengan hambre, las que salimos a llorar bien fuerte y a exigir la aparición de nuestras hijas secuestradas por las redes de trata, por nuestros hijos baleados por la policías, porque somos las protagonistas, por eso paramos, porque el mundo se mueve y se levanta porque acá estamos. Plurinacional porque nuestras raíces son la tierra, nuestras ancestras nos unen en lo más profundo de nuestras historias y de ellas salimos y crecemos.; internacionalistas porque las frontera se desvanecen ante nuestro grito. Todas las mujeres, lesbianas, travestis, transexuales y diversidades del mundo unimos nuestras voces para decir basta, para decir acá estamos. Nadie nos para.”
Vicky, activista trans, parte de La Garganta Poderosa, Santa Fe- Argentina: “El paro es diverso porque frente a estos debates que nosotras creíamos saldados, entendemos que la posición clara es que las sujetas políticas del feminismo somos todas: somos las travas, somos las trans, las tortas, somos las no binaries; somos nosotras quienes disputamos el sentido del feminismo. Y este 8M en particular, este paro internacional se tiñe de esa diversidad, de esa lucha que venimos dando desde hace años para estar en los Encuentros, de esas voces que representan, que nutren a ese feminismo diverso que supimos construir y que es esta unidad. Esta alianza increíble entre mujeres, entre identidades feminizadas, entre feminidades disidentes tejen una sororidad real, esos lazos que solamente podemos tejer aquellas que reconocimos el peso de la opresión del patriarcado y que somos quienes vamos a copar con nuestras cuerpas y nuestra voz las calles.”
Mariana Menéndez, Integrante de la Colectiva Feminista Las Minervas, Uruguay: “El paro es internacionalista porque nuestra lucha ya nace sin respetar fronteras nacionales, sin respetar las fronteras impuestas por los Estado-nación. Nuestro ir y venir del Río de la Plata, de una orilla a otra, nos ha enseñado mucho: hemos aprendido de las compañeras del movimiento piquetero, de su trabajo territorial, también de todas las feministas populares y así también nos nombramos como feministas populares. Es decir, que la lucha ya nace sin respetar fronteras nacionales y también va hojaldrando cada vez más las escalas en cada territorio, en los barrios, en las ciudades, en los pueblos, en las capitales, en los países, en las regiones.
Más allá de fronteras, nos parece que es muy fértil para poder aprender a mirar de otro modo y señalar los puntos ciegos de cada cultura nacional. De la mano de esto que nombramos como internacionalismo, también estamos dando la discusión sobre lo plurinacional. Es decir, no es una alianza entre naciones, sino una alianza entre mujeres, lesbianas, travestis y trans que estamos luchando y que nos vamos tejiendo sin respetar fronteras. Y esa escala planetaria no es abstracta, sino que es un tejido que cada vez es más denso; lo que nos permite darnos fuerzas unas a otras, nos permite saber que si vos estás movilizada en una ciudad pequeña, hay otras miles movilizadas en otros territorios.
Y también aparece esta capacidad de desordenar el mundo, de poner en crisis las instituciones patriarcales. Es muy claro en el caso de la Iglesia, con toda esta visibilidad que se ha hecho de denuncias de abuso sexual; y también cómo nosotras empezamos a cuestionar el capital financiero que tampoco respeta fronteras nacionales. El internacionalismo nos permite enfrentarnos a este sistema de dominación múltiple que tiene escala global y por eso también es importante cómo nuestra lucha ha podido tejerse a esa escala, sin descuidar territorios más pequeños ni las particularidades de donde se teje en cada lugar.”