Pensar con los pies en la tierra

El Colectivo La Tinta y la Fundación Rosa Luxemburgo presentaron el libro «Ideas Menores. Pensar con los pies en la tierra». Actividad que, además, se inscribe en un ciclo de acciones para inaugurar la nueva sede de la FRL en Buenos Aires.
Por Soledad Vogliano

Ideas Menores es el producto colectivo de las reflexiones y experiencias construidas en el seno de la cátedra libre de formación política impulsada por La Tinta, que contó con la participación de Silvia Rivera Cusicanqui, Raúl Zibechi, Mariana Menéndez, Horacio Machado Aráoz y Darío Aranda, e integrantes de 30 organizaciones y medios alternativos de cinco provincias.


Ana María Duplat de la FRL abrió la ronda de presentación destacando lo gratificante de la experiencia de la cátedra, en tanto militante y feminista, ya que permitió desarrollar una propuesta pedagógica y de formación para los sectores populares, que brinda herramientas para comprender las realidades de América Latina.
Y enfatizó el desafío de encontrar los caminos para hacer mayores las ideas menores, aquello que ocurre cuando muchos y muchas hablamos de ellas, pensamos sobre ellas y construimos acción política siguiendo sus hilos de reflexión.
El diálogo contó con la participación de Patricia Agosto, del Equipo de Educación Popular de Pañuelos en Rebeldía, quien desarrolló una reflexión alrededor de las principales ideas fuerza que dieron el salto desde la experiencia de formación al texto, herramienta para lo que Patricia llamó «el efecto de magia” que ocurre cuando las ideas se transforman en praxis.

En ese hilar las ideas del libro, se recorrieron los principales planteamientos que recuperan la necesidad de salir del olvido y la desmemoria para escapar a la urgencia del presente y sus recortes en el proceso de comunicación; las continuidades históricas del extractivismo, que renueva sus herramientas pero mantiene sus intencionalidades y visiones sobre el territorio, y cómo debemos desde el campo popular pensar (Patricia agregó sentir) para re existir y reinventar la vida.
También se hiló la propuesta de mirar el colonialismo, el capitalismo y el patriarcado como una trenza, en la que cada sistema  posibilita la existencia de los otros. Y cómo la violencia se inscribe como  medio para la realización de la subjetividad del hombre blanco, colonizador y armado que dio el primer grito de “tierra” y con él inaugura la  historia del terror como acto pedagógico. Finalmente, Patricia después de recorrer cada capítulo, destaca el diálogo de saberes que aparece claramente en el libro, junto a la relación entre teoría y practica como ejercicio de análisis y transformación permanente de nuestra acción política.

En palabra de Débora Cerutti, de La Tinta, “nos reconocemos como trabajadores de prensa y  militantes. En este sentido empezamos a pensar que nos falta mucho la formación política para que la comunicación ponga sobre el tablero lo que subyace a la realidad que contamos, así como compartir las discusiones que nos atraviesan y que construyen los conflictos y los territorios en disputa”.

Por ello, La Tinta propuso en este trayecto poner la experiencia en común, para viabilizar esa potencia radical que aparece al hablar con voz propia, y responder en la práctica a la necesidad de una educación para nuestras organizaciones que incluya la formación política pero que nos permita también mirarnos en tanto individuos. Un reconocimiento a la necesidad de trabajar los egos que nos impiden construir alternativas en la diversidad.

“Hay pocos espacios en el que se le de a la formación la importancia que merece. Vivimos en la urgencia, las notas son para mañana, y nunca hay tiempo para generar conceptos, darle el marco y la historicidad que se merecen. Estamos siempre atravesades por estas ideas menores sin lograr atraparlas. Por eso el acercamiento con les docentes que nos acompañaron nos ayudó a sistematizar nuestras prácticas” agregó Martin Villarroel, de La Tinta. Por ello, sistematizar como práctica política y pedagógica. Y el libro es el material de educación popular que construimos para que circule y llegue a manos de todes.

Para cerrar Nahuel Arrieta, militante y artista de la Villa 21-24, compartió su música, creada al calor de la experiencia cotidiana de pelearle cada pibe a las drogas y a la violencia policial y cada metro de tierra al gobierno, donde el rap se ha convertido en herramienta de contención y de construcción de horizontes compartidos. Otra idea menor que va cobrando fuerza.

Fotos: La Tinta

Compartir