En todas partes hay personas que quieren cambiar el mundo. ¿Y qué mundo ansiaba Rosa? Uno en el que todas y todos tengamos las mismas posibilidades de ser libres y felices, y donde no haya más guerras para conquistar países y culturas diversas.
Rosa fue una mujer política porque quería transformar la realidad, pero que, también, tenía un tiempo para detenerse a observar a la naturaleza, abrazar a sus amigas, amar a una pareja y tener esperanza en el futuro.
Porque estuvo presa y muchas veces quisieron callarla, pero ella insistía: se recibió en la universidad, estudió toda su vida, fue periodista y docente, leía y leía libros y escuchaba música y pintaba. Y mientras, llenaba su cuaderno de plantas y flores que clasificaba, y se detenía a imitar el canto de los pájaros que llegaban a sus ventanas para saludarla. Y aunque no siempre ganan las personas buenas en las historias, sí ganan sus ideas, que siguen revoloteando, sobre miles de alas, para que no se olviden y para que sigan deseando un mundo con igualdad, paz y justicia.
Esa es nuestra Rosa, la que regamos para que siga creciendo.
Rosa Luxemburgo para chicas y chicos
De Nadia Fink y Pitu Saá
(Colección Antiprincesas N° 12)
En colaboración Fundación Rosa Luxemburgo Oficina Cono Sur con Chirimbote