El 27 de octubre, además de elegir un nuevo presidente, el pueblo uruguayo decidirá sobre el futuro de su seguridad social en un plebiscito que propone una alternativa al actual sistema privatizado.
En los 90, reformas neoliberales introdujeron las AFAP, privatizando parte de los aportes jubilatorios y elevando la edad de retiro, una política que el gobierno actual ha profundizado al aumentar la edad jubilatoria de 60 a 65 años y forzar la adhesión a las AFAP.
¿Qué está proponiendo el movimiento sindical y social? Un cambio en la seguridad social que revierta estas reformas y proteja el derecho a una jubilación digna.
Conversamos sobre esta propuesta con el dirigente sindical Sergio Sommaruga.
Entrevista, cámara, edición: Pablo Kunich
Diseño gráfico: Fernando Fonseca
Edición entrevista: Lucía F. Ares
Pablo Kunich: En primer lugar, ¿cómo ves la viabilidad de la iniciativa que el movimiento sindical está impulsando en relación a la reforma jubilatoria?
Sergio Sommaruga: La historia del movimiento sindical en Uruguay es una historia de lucha por derechos y libertades. Para los pobres del mundo, sin derechos no hay libertades. Si no hay escuela pública, no hay educación. Si no hay sanidad pública, no hay salud. Si no hay seguridad social, no hay protección social. Entonces, en ese marco está el compromiso ético y social del movimiento sindical frente a una reforma jubilatoria que hizo el actual gobierno de derechas en mayo del año pasado, que resultó injusto, regresivo y confiscatorio en materia de derechos.
El movimiento sindical intentó por todos los medios, a través del diálogo social y de la movilización, impedir que estos daños se perpetraran. Finalmente se perpetraron. Y en ese marco recurrimos al diálogo social con nuestro pueblo. Recolectamos las firmas que requiere la Constitución para habilitar la consulta popular, en este caso un plebiscito que se va a dirimir el 27 de octubre a favor de una papeleta que reforma la Constitución para asegurar la Seguridad Social como un derecho humano fundamental.
Y en ese contexto, incluir tres principios protectores que tienen que ver con recuperar los 60 años como edad desde la cual la persona puede elegir jubilarse, eliminar las jubilaciones y pensiones por debajo del salario mínimo nacional que coloca a las personas de tercera edad o con alto nivel de vulnerabilidad en una situación de subconsumo, y eliminar la privatización de la Seguridad Social, que ha traído mucho perjuicio para los trabajadores y las trabajadoras desde que se implantaron en la segunda ola neoliberal que golpeó a nuestro país.
PK: En cuanto a la campaña por el plebiscito, ¿considerás que los resultados de esta votación pueden influir en el próximo gobierno y generar cambios significativos en la seguridad social?
Sergio Sommaruga: Bueno, nuestra aspiración es que esta reforma sea aprobada por las mayorías sociales. Sabemos que eso requiere un altísimo porcentaje de adhesión. Necesitamos la mitad más uno de los votos. Si este objetivo no se alcanzara, obviamente que es muy relevante tener el mayor respaldo popular para que en el marco de esa representatividad, el movimiento sindical pueda bregar por restituir derechos que fueron confiscados y, sobre todo, pensar desde una perspectiva de sostenibilidad social, la seguridad social del futuro en un contexto en donde las políticas económicas que se vienen desplegando en la mayoría de los países de América Latina dejan cada vez más gente afuera, hay más exclusión, más vulneración de derechos y también más caos social.
Entonces hoy la libertad está amenazada por los niveles crecientes de desigualdad. En ese marco, un alto respaldo, el mayor respaldo posible desde el punto de vista electoral va a ser fundamental para que el movimiento sindical, junto al movimiento social en el diálogo social y en la movilización, logre salir de este pantano en la que nos han metido las políticas mercado-céntricas y los gobiernos que han pululado en América Latina y en nuestro país.
PK: Mirando más allá de la coyuntura actual, ¿qué es lo que el movimiento sindical proyecta hacia el próximo gobierno, considerando la evaluación del actual?
Sergio Sommaruga: El saldo que han dejado las políticas de este gobierno han sido negativas. Los principales problemas en Uruguay en materia de déficit social, de derechos, no solo no se han revertido, sino que se han agudizado. Tenemos el 40% de los estudiantes de la zona metropolitana que acuden al Centro de Estudios Públicos, van con inseguridad alimentaria. Tenemos el 20% de los niños y niñas por debajo de la línea de pobreza, la pobreza general de la población aumentó entre un punto y un punto y medio.
Esto es muchísima gente más en situación de postergación social. Tenemos medio millón de trabajadores que tienen niveles salariales que nos colocan en el borde de la línea de la pobreza. Tenemos 400.000 personas en la informalidad, 155.000 personas sin trabajo. Déficit habitacional pronunciado. Entonces, estos tres aspectos que tienen que ver con el bien público tienen que ver con el acceso a condiciones de vida que permitan el desarrollo de los talentos y las virtudes de las personas están en jaque.
A la par, ha aumentado el nivel de violencia social en todos los ámbitos, desde la violencia intrafamiliar, la violencia de género hasta la violencia social, con un incremento muy doloroso de la incidencia del narcotráfico en la vida cotidiana de las personas y, sobre todo, de los barrios más humildes. Entonces, el saldo es negativo, porque además Uruguay ha crecido económicamente, más allá de los efectos generados por la emergencia sanitaria y por los impactos colaterales de los conflictos bélicos en Europa y en Asia. Y Uruguay ha tenido récord de exportación de agronegocios en el 2021 y 2022. El año pasado, 2023, el sistema financiero ganó 1.200 millones de dólares, pero la realidad social de la gente común y corriente es de deterioro en la calidad de vida, en el ejercicio de derechos y, por lo tanto, en su libertad pública.
PK: Finalmente, en cuanto a las expectativas de un futuro gobierno progresista, ¿cómo ves la posibilidad de que esto suceda y qué desafíos enfrentaría desde el punto de vista del movimiento sindical?
Sergio Sommaruga: Los gobiernos de derecha que tienen una ideología mercado-céntrica deparan más desigualdad y a las pruebas nos remitimos. Entonces, ese no es el camino para los trabajadores, el retorno de los progresivos a los gobiernos genera otras condiciones. Pero también hemos aprendido que esas condiciones tienen limitantes grandes cuando llegan al muro impenetrable dentro de las políticas progresistas del modelo de acumulación.
Y eso es uno de los desafíos más importantes que tenemos como movimiento sindical. Cómo impulsar una estrategia de desarrollo nacional y latinoamericano que genere más valor, que genere más generación de riquezas, pero que a su vez cambie la matriz distributiva, porque lo que pasa inevitablemente es que ese crecimiento queda en manos de una minoría que cada vez tiene más poder, más influencia y más determinación en la vida de las personas. Y en la vida de las personas lo que hay es mayor denigración, mayor embrutecimiento, mayor retroceso.
Entonces, tenemos que combinar dos cosas: tenemos que combinar un plan de desarrollo productivo, económico, nacional y latinoamericano y un modelo de democracia que tenga el acento en la línea humana y que genere las condiciones materiales a partir de la distribución y la redistribución de esa riqueza generada para que las personas queden incluidas en el funcionamiento social y no queden afuera tratando de ser felices dentro de la penuria y el abandono.