Escribe: Hanna Flüchter
Fotos: Paloma Garcia

En el marco del ciclo de conversaciones ecofeministas, la Fundación Rosa Luxemburgo y el Equipo Transiciones organizaron la jornada “Reexistir en tiempos de crisis”, con la participación de Yayo Herrero.
La antropóloga, investigadora, profesora y ecofeminista española visitó Córdoba, Rosario y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde brindó talleres y charlas. El 12 de septiembre, en la sede de ATE Nacional (CABA), se realizó el panel “Hacia una transición ecosocial y feminista”.


Torge Löding, director de la oficina Cono Sur de la Fundación Rosa Luxemburgo, dio la bienvenida al auditorio lleno y abrió la charla de cierre de la gira de Yayo Herrero en Argentina. La moderación estuvo a cargo de Candelaria Botto (EcoFeminita).


Yayo Herrero inició analizando la situación actual como “una cultura, economía y política que es ecocida, antropocéntrica, patriarcal, colonial y que además es capitalista”.
Señaló que, frente a este panorama, resultaba inevitable una transición cuyo objetivo fuera garantizar la vida digna, que hoy está en juego. Subrayó la necesidad de cuestionar la tradición occidental que separa cultura y naturaleza y, en cambio, pensar en una transición ecosocial, ya que “la agenda social y la agenda ecológica es una sola”.


Planteó tres objetivos centrales: garantizar las condiciones de la vida, reducir la huella ecológica y promover un empleo digno. En relación con este último punto, advirtió: “Hemos construido sociedades absolutamente empleocéntricas. El empleo ha dejado de cumplir el papel de ser capaz de librarte de la precariedad.” En este marco, destacó la importancia de la acción sindical como uno de los motores de transformación.
Yayo Herrero también abordó el tema del decrecimiento debido a la explotación de recursos. Explicó que la transición energética impulsada en países de la Unión Europea y en Estados Unidos responde a un proyecto ético-político bajo el nombre de decrecimiento, aunque se desarrolla en una lógica de capitalismo verde que genera fuertes conflictos de clase a nivel global. “Volverán a plantear dinámicas extractivistas y coloniales como las de hace 500 años saqueando a los pueblos del sur global”, advirtió.


La siguiente integrante del panel, Maristella Svampa (investigadora Conicet, Pacto ecosocial e intercultural del Sur y Equipo Transiciones), explicó que uno de los grandes problemas de la actualidad es la narrativa distópica del futuro “que alimenta una cultura de la resignación en muchos sectores de nuestra sociedad”.
Según señaló, la dificultad radica en que “hay muchísima gente que no confía en la acción colectiva, no promueve una voluntad de cambio, sino que se resigna al colapso o muestra una indiferencia ante la necesidad de cambio”. Además, remarcó la importancia de lo local como ejemplo de transformación, sin perder de vista la necesidad de un Estado ecosocial.


Por su parte, Candelaria Botto resumió: “Muchas veces pensamos en la utopía como futuro y no como presente”, y dio la palabra a Irma Caupan (Movimiento de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir).
La activista mapuche desarrolló la relación entre la memoria de los pueblos originarios y la lucha por una transición ecosocial y feminista. Llamó a que todes fueran voceres del colapso actual como forma de resistencia frente al sistema capitalista. “Sin territorios no hay espiritualidad. Necesitamos seguir proponiendo vida en medio de tanta muerte”, expresó.


Verónica Gago (investigadora y activista feminista, Ni Una Menos) abordó el ecofeminismo desde la perspectiva económica y financiera, advirtiendo sobre una “captura financiera del futuro” a través del endeudamiento. Puso énfasis en la sensibilización pública “contra la idea de una libertad financiera y contra un individualismo que hace del individuo endeudado el sujeto clave”. En lugar de asociar la libertad únicamente a lo financiero, propuso pensar en una libertad colectiva basada en la interdependencia.


Por su parte, Corina Rodríguez Enríquez (investigadora Conicet-Ciepp-DAWN y Equipo Transiciones) se enfocó en la inevitabilidad de que la transición ecosocial fuera feminista. Al igual que sus compañeras, explicó el papel fundamental de las narrativas, teniendo en cuenta la tensión entre coyuntura y largo plazo: “Requiere fortalecer una narrativa que demuestre que estas luchas que estamos dando hoy también son parte de la construcción de este futuro.” Añadió, además, la necesidad de nuevas formas de resistencia: “Hace falta todavía expandir nuestra imaginación sobre cuáles pueden ser otras formas de prácticas políticas de resistencia y de lucha.”









En el espacio de preguntas del público surgieron inquietudes sobre los primeros pasos hacia un futuro mejor, nuevos métodos de radicalización y el discurso de la transición ecosocial en Europa.
Yayo Herrero expresó su preocupación por la creciente decepción y desafección política, así como por la falta de organización de la izquierda. Al referirse a la ultraderecha, señaló: “Ellos sí se están organizando y desde mi punto de vista, nosotras y nosotros, no.”
“La extrema derecha no sólo viene por nuestros territorios, viene también por nuestras subjetividades”, afirmó Maristella Svampa, retomando el tema de las narrativas, que fue central en el panel.
“Es tiempo de radicalizarnos”, expresó un miembro del público. A lo que Corina Rodríguez Enríquez contestó: “La propuesta de una transición ecosocial es radical, va en contra de la hegemonía actual de muchos consensos.”
Finalmente, Yayo Herrero resumió: “La clave, sin embargo, teniendo claro que es posible económica, política y materialmente abordar transiciones ecosociales, está en la cultura. Necesitamos que estos procesos sean planificados, deseados y compartidos con la mayor parte de gente.”