Economista ecuatoriano y teórico del “Buen Vivir”, dialogamos con Alberto Acosta sobre los conceptos de Decrecimiento y Postextractivismo y las y sujetos políticos que deben caminar hacia las salidas del laberinto capitalista en América Latina y el mundo
Alberto Acosta es economista de Ecuador, ex Ministro de Energía y Minas y ex Presidente de la Asamblea Constituyente de 2007/08 en ese país. Estuvo en Buenos Aires, donde formó parte del ciclo “Decrecimiento y Postextractivismo: debates hacia el Buen Vivir”, y expuso en paneles de debate y un taller algunas de los ejes para la recuperación y construcción de alternativas al modelo político, económico y sociocultural vigente en América Latina y el mundo.
Invitado por la Fundación Rosa Luxemburgo, presentó además el libro Salidas del laberinto capitalista. Decrecimiento y Postextractivismo, cuya autoría comparte con el politólogo alemán Ulrich Brand que también fue parte de las actividades. “Nos siguen abriendo espacios, y eso es fundamental”, aseguró cuando se le preguntó por la importancia de generar charlas, excusas para los más diversos intercambios. Y resaltando su calidez para con quienes asistieron agregó, “de estos debates aprendemos, quizá yo más que otros”…
-¿Cómo dialogan los conceptos de Decrecimiento y Postextractivismo y cuáles son los puentes que trazan entre Europa y América Latina?
Nuestro libro tiene dos conceptos horizonte: uno es el Decrecimiento y el otro es el Postextractivismo. Lo hacemos porque en los últimos años hemos visto que esos conceptos nos plantean elementos básicos de dos grandes discusiones. En Europa, la discusión es en relación al crecimiento económico; y en América Latina, cómo abordar los extractivismos. Y esas dos aproximaciones a un tema común, que es el cómo estructurar una sociedad, una economía, una institucionalidad política que atienda las demandas de la sociedad y que plantee la vida en armonía con la naturaleza, nos permite crear el puente de discusión y debate, conscientes de que no se puede hablar siempre de decrecimiento económico a secas sin plantearnos el tema del extractivismo simultáneamente.
Supongamos que los países ricos decrecen. Los subdesarrollados no podemos seguir haciendo lo mismo, vendiendo materias primas en mayor cantidad, que eso sería una barbaridad; en ese contexto, tenemos que empezar a vincularlos en el debate. Luego, tenemos que tener claro que detrás de estas ideas hay toda una lógica de apropiación de recursos naturales y de explotación de la mano de obra. Al final, a través de los dos conceptos horizonte, caminamos hacia un punto medular que es la discusión sobre el capitalismo, y cómo lo superamos.
-Decrecimiento y Postextractivismo, ¿alguno sucede primero o fuerza al otro proceso?
Son todas opciones que tienen que caminar juntas. La discusión nos abre un debate amplio y rico. Estos elementos de discusión tienen que estar presentes en los dos lados, en América Latina tenemos que liberarnos de la religión del crecimiento económico, creer que todo se resuelve con crecimiento económico, un grave error. Y en Europa tienen que estar concientes que, superar lo que Ulrich Brand llama el “modo imperial de vida”, será posible cuando se deje de sobreexplotar la naturaleza, y por supuesto, explotar la mano de obra.
-Y la discusión sobre el capitalismo, ¿es previa o posterior?
El capitalismo es un sistema que vive de sofocar todo lo que tiene que ver con la vida. Para acumular capital hay que explotar la naturaleza, para acumular capital hay que explotar la mano de obra, incluso se camina por la senda del capital ficticio y la especulación. Entonces, de una u otra manera, el capital siempre acumula, es una forma de acumulación de riqueza a través de múltiples mecanismos. Hay otras formas de explotación; incluso cuando se destruye, la guerra es un mecanismo de apropiación de capital y de riquezas. Es importante entender qué es el capitalismo, en tanto sistema de valores y civilización de la desigualdad por excelencia. Ese es el punto de partida.
Luego, para superar al capitalismo no tenemos que plantearnos estrategias que nos digan, “vamos a superar al capitalismo y entonces sí vamos a resolver los problemas”. Carlos Marx fue muy claro al respecto, dijo “vamos a salir del capitalismo arrastrando las taras del capitalismo”. Porque en el seno del mismo capitalismo se está configurando la nueva sociedad. Entonces planteamos desde América Latina, desde los países andinos y amazónicos, las visiones, propuestas y prácticas del Buen Vivir o Vivir Bien, que están presentes desde mucho tiempo atrás y que existen a pesar de la larga noche de colonización, conquista y capitalismo.
-¿Es posible ir hacia el Buen Vivir retomando el socialismo?
No me parece conveniente echar todo lo que nos aporta y ha aportado el socialismo. Naturalmente debe liberarse de esa visión antropocéntrica, estadocéntrica. Pero todavía tiene mucho que aportar y qué decir en tanto herramientas de crítica al sistema capitalista y en tanto mecanismos para construir otra forma de sociedad. Y en esa línea de reflexión, simultáneamente hay que caminar propuestas feministas, de economía del cuidado, y otras propuestas ecologistas y decoloniales. Esa es la gran tarea, las izquierdas del siglo XXI deben simultáneamente dar respuestas clasistas, feministas, ecologistas y decoloniales. Tienen que ser suficientemente amplias para entender que la explotación de la mano de obra, la destrucción de la naturaleza, el patriarcado y el machismo, y el racismo son elementos consustanciales del propio capitalismo.
-Citamos a Marx para pensar cómo desde las lógicas del capital se puede destruir al capitalismo, ¿qué experiencias para una nueva sociedad resaltan en América Latina?
Las reales experiencias están en las comunidades, en el ámbito local, donde encontramos una larga memoria de una vida en armonía con la naturaleza y de cierto equilibrio con las comunidades y de las comunidades en el mundo indígena. Desde esa lógica, hay que tratar de identificar los elementos fuerza que nos permitan impulsar esas transformaciones. Desde las experiencias de los llamados gobiernos progresistas es muy poco lo que se avanzó. Y por lo tanto, habría que estar muy atentos a no caer en errores porque la idea del Buen Vivir o del Vivir Bien fue vaciada de contenido, son conceptos que fueron utilizados y transformados en dispositivos de poder y en herramientas de propaganda política.
-¿Quienes son las y los sujetos políticos del caminar hacia el Buen Vivir? y ¿cuáles serían sus tareas?
Claro, ¿quienes actúan como portadores de estos procesos de cambio? Bueno, son muchos grupos y muchas organizaciones. Hay que tener claro que muchas veces, y es entendible, la lucha se circunscribe a determinadas conquistas de ciertos derechos que aparentemente son de corto plazo, pero detrás de cada lucha de resistencia hay en ciernes o en la práctica la construcción de una alternativa. Por ejemplo, la lucha de las mujeres, que no solo es de las mujeres, que no solo debe ser de las mujeres, nos está prefigurando otro tipo de sociedad, cómo superamos el machismo, el patriarcado.
Todo en simultáneo, todo es igualmente importante. El gran reto es entender esa simultaneidad de luchas y tejer las resistencias, las luchas tienen que ser compartidas. Uno no puede decirse de izquierdas en el Siglo XXI si no es simultáneamente socialista, ecologista, feminista, decolonial y demócrata.
Hay que recuperar, rehacer y construir nuevas luchas. Un mundo sin conflictos no existe, cuando hablo de vivir en armonía con la naturaleza, de vivir en equilibrio en las comunidades, no quiere decir que no va a haber conflicto. La idea es replantearnos la lógica desde sociedades en equilibrio, con equidad, participación, igualdad y libertad; en vez de tener sociedades caracterizadas por el individualismo, consumismo, productivismo, la acumulación, la destrucción.