Sacar la deuda del clóset

Se presentó, en la Feria del Libro, “Una lectura feminista de la deuda”, un material de agitación para afrontar la crisis desde las economías domésticas. Surgido mientras se organizaba el Paro Internacional Feminista, el libro posiciona a la deuda externa como una forma de violencia y muestra cómo, ante el pacto de caballeros de funcionarios y empresarios, surgen las desobediencias financieras desde las organizaciones populares.

Por Redacción Marcha Noticias


Una lectura feminista de la deuda. Vivas, libres y desendeudadas nos queremos” es un libro que surgió de la praxis; una investigación en marcha de cómo las finanzas aterrizan en los territorios y que surgió del proceso de debate y discusión asamblearia y organización horizontal y colectiva del Paro Internacional Feminista de mujeres, lesbianas, travestis y trans que se realizó por primera vez el 8 de Marzo de 2017.

Escrito por las investigadoras Luci Cavallero y Verónica Gago y editado por la Fundación Rosa Luxemburgo, el libro nos acerca una perspectiva feminista sobre el sistema financiero y tiene dos puntos de partida: cómo el endeudamiento recae sobre los sectores populares y la criminalidad económica. Será por eso eso que, tal como lo contaron sus autoras durante la presentación, es “un material de agitación”. Un libro que hoy no solo tiene el valor de la coyuntura sino que además está siendo reapropiado por las organizaciones populares.

“Realizamos tres movimientos de contra- abstracción para escribir el libro”, afirmó Luci Cavallero, en la presentación realizada en la sala Victoria Ocampo de La Rural, “un ejercicio para pensar las consecuencias de la acumulación del capital y del sistema financiero sobre los cuerpos”. El libro narra, en primer lugar, los problemas que tienen las mujeres en la economía cotidiana; en segundo, las imágenes que ejemplifican cómo la deuda se traduce en situaciones de violencia; y en tercero, la oportunidad que otorgó la organización del Paro para hacer un mapeo de todas las formas de trabajo que las mujeres hacemos para luego ponerlas en valor. “En ese proceso de organización de la huelga empezamos a discutir las finanzas en términos de conflictividad”, afirmó Cavallero. “Pudimos pensar todas las formas de explotación y relacionarlas con la violencia”, agregó, recordando una acción realizada por el colectivo Ni Una Menos frente al Banco Central de la República Argentina. “Una semana antes que el gobierno anuncie que iba a negociar con el FMI dijimos: la toma de deuda restringe autonomía, y por lo tanto, es un problema del feminismo. La toma de deuda externa está íntimamente relacionada con el endeudamiento de las economías domésticas. Por eso decimos que sacamos del clóset a la deuda”.

La crisis: otra forma de violencia sobre los cuerpos y territorios

Las autoras proponen analizar la macroeconomía y el sistema financiero desde una perspectiva feminista, pero también ampliar el diagnóstico que realiza el feminismo sobre las violencias machistas incluyendo las financieras. “Nos interesa ver cómo se vinculan el endeudamiento con las violencias machistas”, dijo Gago durante la presentación, “saber qué tiene que ver con los pactos masculinos de los que habla Rita Segato, cómo son estos pactos entre caballeros -empresarios y funcionarios-, que se proponen resolver entre técnicos el endeudamiento”. Por otro lado afirmó, “vemos cómo las finanzas se meten en los hogares y cómo intentan resolver una crisis que aparece en términos individuales, de angustia de lo que significan los mandatos de ajuste e inflación”. “Muchos dicen ´no estalla la crisis´, y lo que vemos es que está implosionando en todos lados, en múltiples situaciones de violencias en territorios”, agregó la investigadora, “la estamos asumiendo de manera privada”. “Nos endeudamos para pagar alimentos, medicamentos, tarifas de servicios básicos”.

Analizar el contexto actual de crisis económica, política, social y financiera en la Argentina desde una perspectiva feminista es tomar en cuenta la actualidad latinoamericana y caribeña, donde la reacción conservadora de la derecha fascista y neo-extractivista amenaza las libertades individuales y los derechos colectivos conquistados históricamente. Por eso, la aceptación de la deuda, externa y privada, política y personal, tiene implicancias directas y que son combatidas también por el feminismo. “¿Qué estamos prometiendo con la deuda?”, preguntó Gago, “obediencia, plusvalor a futuro”. Y dijo preocupada, “las iglesias aparecen como las únicas que muestran otra salida y los recursos no aparecen como una disputa social, aparecen como una caridad a cambio de economías de la obediencia”. Para las autoras, la crisis se está resistiendo desde prácticas de desobediencia (feminista) financiera contra lo que llaman “el proyecto de los caballeros que nos gobiernan”. Acciones, organización y luchas por la vida digna que “tienen que ver con recuperar el poder del salario, con reivindicar los servicios públicos y con enfrentar la explotación financiera del gobierno y la dictadura de las finanzas”.

Segato: “El efecto de la deuda es el desarraigo”

Para finalizar la presentación del libro, en una sala colmada y llena de expectativas, tomó la palabra la antropóloga feminista Rita Segato quien, en concordancia con las expositoras, reflexionó sobre la importancia de tratar la cuestión doméstica de la deuda. Para Segato es necesario pensar a la deuda desde el “enraizar y el arraigar”. Por eso, comparó los aportes del libro con sus recientes investigaciones basadas en la temática del “arraigo”. Habló de “lo no homologable, aquello que no puede ser referido a un equivalente universal, no monetarizable, que no puede ser reducido a otra cosa; como por ejemplo mi lugar, mi paisaje, mi ciudad”. Para la antropóloga, esta mirada micro de la deuda “saca a la gente de ese lugar de arraigo, de su espacio donde sabe vivir y piensa seguir viviendo, y muchas veces le impide hacerlo porque le impone un equivalente universal”. La investigación destaca “una gran observación de los efectos moleculares de esa macroeconomía: en cada una, en cada grupo de personas, en cada barrio”. “El efecto de la deuda es el desarraigo”, afirmó.


Segato dedicó parte de su intervención para centrarse en el lugar de la migración. “La inmigración es un proceso de deshumanización y de cosificación”, afirmó. En esa línea, Segato señaló que “el proyecto histórico de una meta de felicidad centrada en las cosas produce individuos, por lo tanto produce desarraigo”; sin embargo, como alternativa encontró que aquel proyecto histórico que se centra en los vínculos “produce comunidad, comunalidad”. Si los dos proyectos son pensados en la práctica es más complejos verlos de forma separada. “En general estamos con un pie en cada uno, de una forma tibia, y hay un momento en la vida en que esa decisión debe ser tomada y cae la guillotina sobre el mundo que divide acciones, que divide proyectos históricos, la metas de la felicidad”, reflexionó.

Es en ese momento que, para la escritora, “tenemos que decidir si vamos a perder vínculos para invertir en las cosas o si vamos a perder cosas para invertir en los vínculos”. Para Segato, la deuda rompe los vínculos de confianza, la que “desarraiga la historia de las personas que se conjugan en el ámbito de lo doméstico para proteger el aquí y ahora”. Y aquello que se entendía como forma de hacer política, es decir el espacio doméstico donde se conserva y reproduce la vida, con el “pasaje a la modernidad” se limitó como “un rincón, un residuo de la política”, cuando en realidad para la antropóloga es el espacio de “gestión de la vida”. Sin embargo, con la deuda “se rompe la confianza en lo doméstico” y por eso la importancia de este libro, para repensar el lugar central que tiene la deuda en el cotidiano, para que la misma no “impida métodos de sobrevivencia” ni de organización.

Fotos: Luciano Dico/Canal Abierto

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