El decreto de aislamiento social dejó a muchos con sus trabajos paralizados y varados en chacras o terminales de ómnibus Otros, en cambio, se vieron obligados a continuar trabajando en condiciones precarias.
Para frenar los aumentos de precios de los alimentos, que se dispararon con el aislamiento obligatorio, cooperativas y organizaciones de la agricultura familiar redoblaron esfuerzos.