Gestión obrera en tiempos de pandemia

De cara a la pandemia, muchas empresas recuperadas han decidido reconvertirse para producir bienes y servicios que hacen a las necesidades populares y del sistema de salud en este momento crítico.

El aislamiento social, preventivo y obligatorio implementado por el gobierno nacional para disminuir la propagación del COVID-19 ha tenido un impacto contundente en la esfera productiva, sobre todo en aquellas fábricas que han sido recuperadas por sus trabajadores. Bajo una la lógica económica alternativa a la del capital, muchas de las empresas recuperadas se mostraron dispuestas o han decidido directamente reconvertirse, pasando a producir algunos de los bienes y servicios que hacen a las necesidades populares y del sistema de salud en este momento crítico. En medio de la crisis sanitaria, los obreros han desarrollado estrategias de producción que contienen un sentido de profunda solidaridad de clase, pero que requieren de la atención de organismos estatales para poder funcionar, los cuales por ahora se han mostrado ausentes. Producir bajo gestión obrera en tiempos de coronavirus es una lucha diaria por subsistir.

Por Leticia Corral para ANRed

Fotos: German Rodrigo Pena

 

Las fábricas recuperadas en Argentina constituyen una particular experiencia de la clase trabajadora. En numerosos países de Latinoamérica, como Brasil, Uruguay, Venezuela, etc. y de Europa, como Italia, Francia y Grecia, e incluso en los Estados Unidos, el ejemplo argentino ha servido para potenciar procesos de recuperación en empresas que cierran o son vaciadas por sus patrones.

En nuestro país, estas empresas han adoptado en su gran mayoría la figura legal de cooperativa de trabajo. La denominación de “recuperadas” viene dada por los propios trabajadores del sector, asociándose al objetivo de recuperar el trabajo dejado de lado por la antigua patronal.

Según datos recabados por el Programa Facultad Abierta – Centro de Documentación de Empresas Recuperadas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, a fines de octubre del 2018 lasempresasrecuperadaseran384entodoelterritorionacional,ocupandoa15.525 trabajadores y trabajadoras . De este total, 37 habían surgido con posterioridad al cambio de gobierno, es decir durante el mandato de Mauricio Macri y en condiciones extremadamente difíciles. Algunas de estas empresas aún se encuentran en etapa de ocupación, luchando para estabilizar la cooperativa y retomar la producción.

Hoy funcionan más de 400 empresas de este tipo, dando lugar a más de 18.000 puestos de trabajo autogestionado , repartidos en los más diversos rubros de la industria nacional. A su vez, el movimiento de fábricas recuperadas supo asociar el resurgir del ámbito laboral con un entramado social que permitió albergar y desarrollar espacios populares de acceso a educación, cultura, cuidados, formación e inclusión. Así, junto y dentro de las fábricas crecieron centros culturales, bachilleratos populares, centros de salud, salas teatrales y radios, entre otros espacios.

Las empresas recuperadas desde el derrumbe económico del 2001 se encaminan hacia lasdos décadas de autogestión en medio de una crisis desatada inicialmente por las políticas de los últimos cuatro años, que incluyen tarifazos, apertura de importaciones y devaluación. Coyuntura que se agrava en la actualidad con la parálisis total de más del 80% de estas unidades productivas por las medidas de aislamiento social.

Producir en medio de la pandemia

En este contexto, en distintas empresas y ramas de la economía, se están desarrollando conflictos protagonizados por trabajadores, delegados y organizaciones sindicales, que ponen en cuestión qué actividades deben ser consideradas “esenciales” en esta pandemia y cuáles no. Poniendo en discusión además cuáles son las condiciones de higiene y salubridad que deben primar en los espacios de trabajo.

En esta situación excepcional donde se exponen los intereses empresariales sobre la salud y el bienestar de los trabajadores, los obreros de empresas recuperadas debieron debatir qué se debe producir, a qué costos y en qué condiciones.

Inmediatamente después de la declaración de la emergencia sanitaria, muchas de las fábricas recuperadas se mostraron dispuestas o han decidido directamente reconvertirse, pasando a producir algunos de los bienes y servicios que hacen a las necesidades populares y del sistema de salud como por ejemplo alcohol en gel, envases para alcohol en gel, barbijos, mascarillas, etc. Otras tantas continúan sosteniendo espacios vitales para las necesidades de los barrios y comunidades como los comedores y ollas populares.

Sin embargo, todas estas estrategias que tienen a conformar redes solidarias entre trabajadores sólo pueden subsistir con la atención del estado. A pesar de la creación de una Dirección Nacional de Empresas Recuperadas, en la órbita del Ministerio de Desarrollo Social, y del paso del INAES al Ministerio de Producción; el estado sigue sin evitar los desalojos, o impedir los cortes de suministro de energía , medidas que no son contempladas. La gravedad de la situación empeora el presente crítico de muchas empresas recuperadas, con riesgo de quiebras generalizadas y a sus trabajadores enfrentando la pérdida de sus derechos y su salario.

“Nosotros podemos producir muebles para hospitales”

Trabajadores de la fábrica Gotan Trading del Parque Industrial de Burzaco, empresa metalúrgica que fue cerrada por sus dueños el año pasado, dejó sin trabajo, sueldos y aguinaldo a todos sus empleados. Los obreros decidieron luchar por sostener la fábrica, y hoy tejen estrategias para sobrevivir en medio de la crisis sanitaria. En este marco de carencias y falta de infraestructura, uno de los trabajadores afirma: “nosotros podemos producir muebles para hospitales”.

El objetivo manifestado por los trabajadores de la ex-Gotan Trading es autogestionar la producción y formar una cooperativa, para ello solicitan el apoyo al municipio pero las respuestas de los funcionarios no llegan y las propuestas de los productivos no prosperan, aún teniendo las herramientas y las condiciones para producir.

“Estamos haciendo barreras sanitarias, y las estamos publicando por Mercado Libre. Comenzamos hace poco porque nadie nos tiró una línea en la iniciativa de hacer mobiliario hospitalario. Ningún municipio nos tiró una soga y ni nos dijo cuáles son los requerimientos. Nuestra situación es crítica porque sólo estamos cobrando el fondo de desempleo que son cinco mil pesos. La patronal presentó quiebra estafándonos y no recibimos ningún tipo de ayuda. Si no trabajamos obviamente no cobramos, no estamos bajo patrón y eso se nos complica. Estamos yendo a la fábrica y nos turnamos con los compañeros, aunque no podemos trabajar en la planta porque no tenemos los permisos, pero nos gustaría poder comenzar a producir las barreras sanitarias. De parte del municipio no tenemos respuestas, llamamos y no nos atienden, este es nuestro panorama. Sí nos ayudan compañeros de distintas organizaciones con el tema de la mercadería para garantizar nuestra comida y nada más que eso”, explica un trabajador de la ex-Gotan Trading.

“Esto de las barreras sanitarias se le ocurrió a un compañero” agregó, “estamos tratando de publicarlas y tener una entrada económica. Por supuesto que priorizamos la salud y estamos haciendo guardia en la fábrica. No estamos yendo todos y no estamos trabajando”.

Producir y resistir

“Seguramente nos encontremos, después de la pandemia, con un montón de empresas que no vuelvan a abrir, con despidos masivos y vaciamientos. Lo que estamos proponiendo es una ley que facilite la recuperación de las empresas que hoy en día está librada a la capacidad de lucha, organización y resistencia que tengan los trabajadores en las fábricas, que se hace difícil a veces. Esta ley supone que la empresa sea expropiada por el Estado y sea dada en comodato a una cooperativa de trabajadores que tenga la voluntad de continuar con la explotación” , sostiene Bruno Di Mauro, presidente de la cooperativa Farmacoop, ex laboratorio Roux Ocefa, quienes recientemente consiguieron la aprobación de la ANMAT para volver a producir y han montado una línea de producción de alcohol en gel.

A principios de marzo, bajo un convenio firmado con la provincia de Buenos Aires, los y las trabajadoras de Farmacoop se pusieron en marcha para colaborar con el abastecimiento de alcohol en gel en hospitales e instituciones públicas de salud y hacer su aporte ante la emergencia sanitaria. Mientras esperaban las habilitaciones acondicionaron la planta, adaptaron una línea de producción para elaborar el alcohol en gel, reunieron un equipo técnico con ingenieros, farmacéuticos y bioquímicos e iniciaron una campaña de financiamiento para comprar los insumos necesarios.

“ El trabajo es un bien muy escaso en el mundo y tenemos que defenderlo. Tenemos que defender cada puesto de trabajo en Argentina y es posible hacerlo. Hemos demostrado durante más de 20 años que con este método de lucha se puede recuperar una empresa, la pueden gestionar los trabajadores, es sustentable y rentable . A los compañeros y compañeras les diría que se organicen y se larguen a la lucha que se puede salir adelante”, alienta Di Mauro, quien, junto a sus cien compañeras y compañeros, sostuvieron la continuidad de la empresa y hoy, tras tres años de lucha, comienzan a ver los frutos.

La cuarentena “un palo en la rueda” para Canale

La larga lucha que llevaron los trabajadores de la metalúrgica Canale, para recuperar la empresa, encontró un nuevo traspié. En medio del aislamiento obligatorio, la delicada situación económica que atravesaba la cooperativa era sostenida por una parrilla en la puerta de la fábrica y una primera tanda de pedidos relacionados al rubro que habían llegado en marzo.

“Después de que aparecieran algunos clientes y comenzáramos a trabajar en los primeros días de marzo, llegó el coronavirus y el aislamiento social y nos partió al medio. Lamentablemente nuestra situación económica sigue siendo muy delicada por no decir catastrófica, pero siendo coherentes con las medidas tomadas decidimos cerrar la fábrica y la parrilla (hoy prácticamente nuestro único ingreso) para no exponer a nadie”, explicó Nicolás, uno de los trabajadores.

“Como la mayoría sabe”, continuó, “venimos resistiendo desde octubre de 2018 cuando fuimos despedidos sin un peso y tres meses de sueldo adeudado. Gracias a la ayuda de todos los que estuvieron hemos llegado hasta aquí pero hoy nos vemos en la necesidad nuevamente de pedir ayuda para pasar este duro momento. Ojalá todo esto pase pronto y podamos decir que el objetivo final ha sido cumplido”.

“Nos ayudamos entre trabajadores”

Trabajadores de la papelera Ansabo del barrio Villa La Florida, al sur del conurbano bonaerense, ylaComisióndeMujeresdelaPapelera,tambiénsesumanalalistadefábricas recuperadas que en medio de la pandemia se encuentran tejiendo redes solidarias junto a organizaciones, políticas y estudiantiles. Su larga lucha por mantener la fuente de trabajo encuentra una nueva dificultad, que los trabajadores enfrentan con respuestas colectivas.

“Podemos producir elementos esenciales como alcohol en gel para la población, como así también los insumos básicos para producir cajas que pueden ser utilizadas para el embalaje de alimentos, medicamentos y elementos sanitarios. También ponemos a disposición el predio de la fábrica dónde podemos ayudar con alimentos a todo nuestro barrio que, al igual que nosotros y gran parte de la población, está pasando hambre”.

Los trabajadores de la papelera y la Comisión de Mujeres exigen al gobierno que garantice los elementos y presupuesto necesarios para poder llevar estas propuestas adelante “ Los trabajadores de las fábricas recuperadas estamos mostrando en todo el país la potencialidad que tenemos para poder ayudar en esta dura situación”.

“Bajo las medidas de la cuarentena y ante la crisis económica que se avecina creemos en la solidaridad entre los trabajadores para poder llevar la comida a casa”, explicaron los trabajadores de la papelera en la previa a las ollas populares que realizan en el predio para compartir los alimentos con las personas que lo necesiten.

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Frente a este panorama y en este momento crucial en el que los grandes empresarios continúan recibiendo enormes subsidios, mientras despiden y suspenden trabajadores, y extorsionan para levantar la cuarentena, los y las trabajadoras de empresas recuperadas tejen redes de solidaridad y de autocuidados como posición política, que prioriza el bien común y da respuestas colectivas frente a la crisis. Sin embargo, para que los proyectos puedan prosperar, sin ser condenados a la quiebra total el estado debe dar una serie de pasos firmes para sostener a las empresas que, dirigidas por sus propios laburantes, no lucran con las necesidades populares y pueden producir y dar los servicios que el pueblo trabajador necesita.

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