El evento «Hidrógeno Verde: ¿Transición o Colonialismo?» tuvo lugar el martes 11 de marzo de 2025 en la sede de la Fundación Rosa Luxemburgo en Buenos Aires. La jornada reunió a diversas voces de América Latina para debatir los impactos de esta industria en la región.
Durante la presentación del Geovisualizador y dossier sobre Hidrógeno Verde, se expusieron herramientas críticas para analizar sus efectos en el esquema energético y los territorios. Participaron Lucio Cuenca (OLCA, Chile), Pablo Bertinat (Taller Ecologista, Argentina), Elis Soldatelli (Programa Regional de Clima FRL, Brasil), Luis Pérez (Geocomunes, México) y Jhony Saldivia (AUTE, Uruguay). La moderación estuvo a cargo de Carla Vázquez (FRL México), y Torge Löding (FRL Cono Sur) ofreció las palabras de apertura.
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Torge Löding, director de la Fundación Rosa Luxemburgo Cono Sur, dio la bienvenida al evento subrayando la necesidad de debatir críticamente sobre el hidrógeno verde. “Es un gran honor recibir aquí este panel de especialistas en resistencia contra un concepto errado de la transición energética y de falsas soluciones”, afirmó. Reconoció que una transición energética global es necesaria, pero advirtió que no puede darse “en estas condiciones, no como una solución tecnológica pensada desde el Norte para rescatar el sistema capitalista y, al final de cuentas, fomentar una nueva economía de guerra”. En este sentido, hizo hincapié en la urgencia de construir una transición ecológica justa, impulsada por los pueblos y no dictada por intereses coloniales.

Moderó el encuentro Carla Vázquez, coordinadora de proyectos de la Fundación Rosa Luxemburgo en México, quien abrió la conversación señalando la complejidad que rodea a los proyectos de hidrógeno verde. “Hemos visto que se imbrican muchas cuestiones alrededor de estos proyectos”, expresó, advirtiendo que, aunque se presenta como una promesa de combustible inagotable, “detrás de esta narrativa hemos identificado muchas problemáticas”. Vázquez destacó la importancia de analizar estos procesos desde los territorios y la geopolítica, para “ubicar algunas continuidades de las relaciones de poder” y reflexionar sobre “estas nuevas formas de apropiación, y cómo nos están afectando e impactando”.
Lucio Cuenca de OLCA, Chile, repasó la historia energética de su país y denunció que el impulso al hidrógeno verde responde a presiones de Europa y organismos internacionales. “Esto viene muy de la mano de los impulsos de Europa”, afirmó. Contó que a pesar de años de anuncios, subsidios y entrega de tierras fiscales, solo hay cinco proyectos en marcha, varios aún en fase piloto. El hidrógeno verde es parte de una nueva oleada extractivista “llena de inconsistencias y baches” denunció.

Pablo Bertinat, miembro del Taller Ecologista, Argentina, desmitificó la idea del hidrógeno verde como una revolución energética. “No es un producto nuevo, es algo que se produce hace mucho tiempo y se usa hace mucho tiempo, pero para otras cosas”, afirmó. Explicó que, aunque ahora se presenta como una solución climática, la mayor parte del hidrógeno en el mundo se sigue produciendo a partir de gas natural, carbón y petróleo, lo que perpetúa el uso de combustibles fósiles. Además, advirtió sobre la burbuja especulativa que rodea su promoción global. “Los grandes proyectos que se anuncian no se condicen con la realidad. Hay un enorme lobby de corporaciones petroleras y automotrices para posicionarlo como el energético del futuro”, señaló. En este contexto, Bertinat insistió en la necesidad de políticas soberanas que prioricen el desarrollo local y eviten que el Sur Global quede relegado a ser solo proveedor de materia prima para el Norte.

Elis Soldatelli, del Programa Regional de Clima de la Fundación Rosa Luxemburgo en Brasil presentó el caso de Ceará como un ejemplo del avance del hidrógeno verde en el país. “El estado de Ceará está muy avanzado en términos de firma de memorandos entre empresas y gobiernos”, destacó, señalando que ya se han suscrito más de 40 acuerdos con compañías extranjeras. Explicó que el desarrollo de estos proyectos ha generado una competencia entre los estados por atraer inversiones, lo que ha llevado incluso a que Ceará se adelante al propio Programa Nacional del Hidrógeno. No obstante, advirtió sobre el carácter especulativo de muchos de estos anuncios: “La región nordeste, como un todo, tiene mucha acumulación de procesos más bien especulativos en torno al hidrógeno”. Finalmente, mencionó que Brasil ya cuenta con 16 proyectos de hidrógeno, algunos enfocados en la producción de fertilizantes para el mercado interno, lo que refuerza su vínculo con el agronegocio.
Jhony Saldivia, de AUTE, Uruguay, remarcó la importancia de que los trabajadores organizados disputen activamente el debate sobre el hidrógeno verde, cuestionando qué hay realmente detrás de este negocio. “Venimos de no terminar de discutir una transición energética que arrancó en 2010, y hasta el día de hoy seguimos preguntándonos qué tan justa fue o es”, señaló. Advirtió que el discurso de la empresa pública como motor de desarrollo ha sido apropiado para favorecer inversiones privadas, mientras la desigualdad sigue intacta. “¿Por qué la energía sigue siendo tan cara? ¿Por qué no todos podemos acceder a ella?”, se preguntó, denunciando que el sistema político está allanando el camino para que grandes capitales lucren con los bienes comunes de Uruguay. Advirtió que detrás del hidrógeno verde ya se mueven cámaras empresariales, bancos y grandes corporaciones, y que si bien el modelo promete desarrollo, “estos proyectos no son una solución para quienes hoy no pueden acceder a la energía eléctrica”.

Finalmente, desde Geocomunes, de México, Luis Pérez nos presentó la herramienta colectiva de mapeo que cruza territorio, datos y defensa: un visualizador de proyectos de hidrógeno en América Latina. Lo potente, dice, es que “permite hacer trabajo preventivo con información que aún no está en el terreno, pero sí se está cocinando en las oficinas del capital”. Apuesta al acceso abierto, el software libre y el cruce colectivo de datos para anticiparse a los impactos, desmontar el discurso del hidrógeno verde y visibilizar lo que se proyecta.



