En el marco de la Asamblea de las Mujeres realizada en el Teatro Cervantes el pasado sábado 23, se llevó a cabo el conversatorio “Feminismos Plurinacionales, Populares, Comunitarios y sin Fronteras” coordinado por la articulación de Feministas del Abya Yala junto a la Fundación Rosa Luxemburgo.
Por: Nadia Fink, Camila Parodi y Lisa Buhl | Fotos: Camila Parodi
La iniciativa convocada por el colectivo de feministas irrumpió en la dinámica propia de la Asamblea. Se trataba de un conversatorio poco habitual, porque allí las disertantes eran muchas y en representación de diversos pueblos. Con sus carteles, fotos, banderas y demandas esperaron a quienes concurrirían a la charla. “Estamos acá con la memoria, el coraje y los saberes de nuestras ancestras”, señaló Claudia Korol como vocera del espacio al comenzar. Y en esa línea reforzaron: “Nuestros feminismos no tienen dueñas, ni patronas, ni aceptan caudillismos”, rezaba el documento colectivo de forma tal que la propuesta del conversatorio se sentó sobre la base de “cuestionar todos los privilegios, incluso los que no elegimos: hacer propias las batallas anticoloniales y antirracistas”.
En el inicio, tomó la palabra Isabel Huala, luchadora mapuche y madre del Lonko Facundo Jones Huala. Ella centró su intervención en la recuperación de las tierras ancestrales: “Asesinaron a mi abuela, a una tía abuela la robaron en Fuerte Rojas, eso dice la historia. Más tarde, cuando se crea el Parque Nacional Nahuel Huapi asesinan a mi abuelo, pero mi padre sigue criándonos como mapuche, y mis hijos -Facundo, Fausto y mis otros hijos- siguen este ejemplo”. Y agregó, reforzando su mirada ancestral: “Todos venimos de algún lugar, tenemos antepasadas en algún lugar que han luchado contra el capitalismo. Mi familia es tratada como terrorista, mi pueblo tratado como terrorista”. Macarena Valdéz, Rafael Nahuel, Facundo y Fausto, Santiago Maldonado y todos/as los/as mapuches preseguidos/as y criminalizados/as por el informe de la RAM y los Estados coloniales son su mayor denuncia. Como madre y luchadora, Isabel tiene un único pedido: “Que no haya más asesinatos ni criminalizados; hay mucha maldad”.
Luego fue el turno de Jesica Azcurraire, ella es de la Garganta Poderosa donde junto a sus compañeras de la villa 21-24 de la Ciudad de Buenos Aires construyen un feminismo villero. Para la militante, el feminismo villero es un lugar de identidad, “una manera de sentirnos dentro del territorio”, por eso advierte: “Nosotras resaltamos la identidad desde nuestros barrios. Sentimos la doble presión de ser mujeres y ser villeras. Se nos dificulta para conseguir trabajo y a pesar de la falta de Estado y de derechos en el territorio aun así generamos redes contra las violencias machistas y la del Estado, que nos reprime”. Tras los cuatro femicidios recientes que hubo en la villa 21-24, Azcurraire relata que generaron las propias herramientas, “para crearnos como sujetas políticas”. Por eso, la casa construida por la organización “viene de la mano del abrazo y la contención y cada mujer que entra sale transformada. Porque cada vecina está en la misma situación que una y comprenderlo te transforma”. Y refuerza también: “Somos nosotras las que sobrevivimos por abortos clandestinos y por eso armamos redes de acompañamiento”. Ante el actual contexto de pobreza la militante reflexiona: “Somos las que pasamos hambre: con hambre no se puede pensar ni estudiar ni vivir, y la olla es una respuesta también política. Somos las madres de las pibas y pibes gatillo fácil y aprendemos a construir para que eso no siga pasando”.
A continuación, Dani Santana, del Colectivo Passarinho de brasileros y brasileras en la Argentina, celebró el espacio de intercambio: “Este es un espacio plural y mucho me alegra. Somos hermanas y estamos juntas, las afro, indígenas, originarias, blancas y negras”. “No hay más espacio para el feminismo hegemónico, estamos construyendo uno nuevo”, reforzó al identificarse con las distintas luchas y compañeras presentes. Y señaló: “El 14 de marzo hicimos un acto por el asesinato político de Marielle Franco. Ella era mujer, villera, lesbiana, que sintetizaba la unión de las luchas y mientras exigimos justicia se convierte en un símbolo político global”. Mientras sostiene la foto de Marielle en sus manos y no pierde la atención de su pequeña hija que se desplaza por el escenario, Santana no se olvidó: “Es necesario recordar a las víctimas de los atentados políticos en estos años” y sostuvo que tanto Marielle como Berta y Santiago “son defensores que luchan contra los gobiernos a los que no le importan las personas vulnerables”. Santana trabajó con Marielle Franco en su campaña de Concejala en Río de Janeiro, Brasil, donde la frase que era punta de lanza decía: “Yo soy porque nosotras/os somos”. Por eso refuerza: “Somos todas ellas y ellos. Conocí a una mujer fuerte que contagiaba con su sonrisa. En Brasil los que más mueren son los jóvenes negros. Y esto tiene que acabar, las vidas negras importan”.
Por su parte, Yurima es la hija de Miriam Miranda, luchadora hondureña y referente de la organización indígena OFRANEH, actualmente perseguida y criminalizada. “La citación que le hicieron a Miriam llegó cuando ella defendió a los compañeros encarcelados en una oportunidad”, explica y agrega que allí “no se aclara el motivo pero es bajo apercibimiento”. En ese sentido, la hija de la luchadora señala convencida que “como familia y como pueblo nos preocupa, pero jamás dejaremos la lucha. Queremos que el Gobierno de Honduras se dé cuenta de que Miriam no está sola. Queremos que se corra la voz”. Y a continuación caracterizó al actual gobierno de Juan Orlando Hernández como narcogolpista y criminalizador. “Por eso día a día hay más violencia, matan a las mujeres y esto viene del Gobierno”, reflexiona Yurima y solicita a las presentes: “Queremos pedirle que hagamos justicia. Nuestras hermanas quieren un buen futuro para las niñas y los niños por eso nunca dejarán la lucha”.
Como referente travesti del Frente de Géneros de la Garganta Poderosa, Vicki Stéfano toma la palabra. Para ella hay que “derrumbar el mito de que nuestra tierra está dividida porque es esta construcción territorial donde se encuentran también nuestros cuerpos”. Y recuerda a las presentes, que continúan en una escucha atenta a cada intervención realizada: “En el territorio un ejemplo de nuestra historia es Diana Sacayán, que en tiempos de crisis salió a luchar con las luchas piqueteras en contra del hambre”. Stéfano lo sabe: “La yuta nos quiere refugiadas en nuestro propio territorio y sometidas, y es la misma que hoy nos quiere quitar nuestra identidad, que es algo concreto. Tratan de borrarnos pero somos todas semilla, nos entierran y renacemos”. Por eso, para la militante, “esta unidad, encontrarnos y conversarnos, es estratégico, entender las opresiones que conocemos mediante el feminismo villero que no tiene fronteras, que es plurinacional y reconoce a todos los cuerpos. Nos encontramos en la sororidad villlera y luchamos por los derechos que nos hicieron creer que no tenemos: por eso venimos a exigir los derechos trans”. Para finalizar, explica Stéfano: “Somos las que encontramos respuestas a nuestras necesidades, sostenemos los comedores y nos hacemos los lugares para que las compañeras puedan pensarse también: entretejido y sororidad villeros”.
Gloria Muñoz Ramírez es comunicadora del medio de comunicación contra hegemónico Desinformémonos, de México. Recientemente ella junto a la voz de diez luchadoras indígenas del Consejo de Gobierno Indígena de México realizaron un trabajo de sistematización de experiencias de resistencia. “Es un país donde crecen flores en el desierto donde se resiste”, explica Ramírez. Es el relato desde “donde nos quieren robar el agua y donde son ellas, nosotras las que están poniendo el cuerpo, las que dicen no a la muerte”, señala la comunicadora. Para contextualizar, Ramírez explica: “Vengo de un pueblo compuesto por 68 pueblos indígenas; es decir, 68 lenguas que resisten y son estas mujeres que están diciendo no a un gasoducto y dos termo eléctricas en las tierras se Emiliano Zapata; dicen no al megaproyecto del tren maya anunciado para la destripar un Estado y cuatro provincias con sus culturas y medioambiente y viene anunciado como el progreso”. “Vengo a un país en el que dicen no también a la militarización, a la guerra impuesta, a la guardia nacional que ya se votó”, recuerda la comunicadora. Pero advierte: “Vengo de un país donde también volteamos a verlas a ustedes, y un pañuelo verde recorre nuestro continente”.
“Estamos hablando de un continente, Abya Yala, que tiene un corazoncito en Kurdistan”, expresa Claudia Korol al darle la palabra a Melike Yasar del Movimiento de Mujeres Kurdas. “Las compañeras que están luchando en este continente nos hicieron sentir que la solidaridad internacional puede derrumbar el patriarcado”, manifiesta Yasar, quien ya hace 4 años se encuentra viviendo en Latinoamérica como responsable continental. “También nos hermanamos entre nuestros pueblos”, reconoce y agrega que “hoy en Kurdistán hay un grupo de jóvenes que lucha en contra del Estado Islámico que se llama Rafael Nahuel”. Refuerza la idea de unidad que manifiesta cada participante del panel: “Desconocemos las fronteras y sabemos que la lucha de Berta Cáceres y Marielle Franco son nuestra misma lucha, así como lo que nos limita y criminaliza son los Estados Nación”. En su caso particular, denuncia que se encuentran “oprimidas por cuatro Estados nación y que hace poco que podemos hablar nuestra lengua”. “Las mujeres kurdas no luchamos por la igualdad, no queremos tener el derecho de matar a las mujeres como los hombres, no queremos ser iguales a ellos”, reflexiona la luchadora. “La resistencia de las mujeres está hoy moviendo el mundo, y tenemos que organizar esa resistencia a nivel mundial”, desafía, y a continuación recuerda la huelga hambre iniciada hace casi 5 meses por Leyla Güven en busca de justicia y en contra de la criminalización de sus compañeros y compañeras. La situación no es fácil y la necesidad de los pueblos es lo único que fortalece por eso la solidaridad del abya yala y el pañuelo verde aparecen en sus montañas como un abrazo de contención.
Luego fue el turno de una hermana nicaragûense que, por cuestiones de seguridad, solicita que su nombre no sea público. La situación de persecución y criminalización de las y los que luchan en su país no es fácil y hay que cuidar a quienes allí se encuentran. Explica que “hace ya un año que en Nicaragua se produjeron manifestaciones masivas de estudiantes, campesinos y mujeres demandando justicia y libertad; sin embargo el gobierno reaccionó con represión. Hasta el día de hoy hay más de 500 personas asesinadas, miles de heridos y 800 presos y presas políticas, detenidos/as irregularmente”. Es por eso que se “exige justicia para las y los asesinados, reparación para los familiares y libertad a las y los presos”. Y esta denuncia no se centra sólo en la situación represiva actual del gobierno de Ortega y Murillo en cuanto a la protesta social, sino que se desplaza hacia los derechos para las mujeres, como el derecho al aborto terapéutico, “el poder vivir en condiciones de completa libertad sobre nuestros cuerpos, nuestras acciones y nuestros territorios”.
Farelis Silva es venezolana y también se encuentra en la Argentina. Hace parte del Frente Popular Darío Santillán y del Colectivo Fariaz. “Estamos de pie”, afirma para comenzar a hablar de la situación de Venezuela. Remitiéndose a los objetivos del plan de la patria venezolana Silva explica: “No sólo tenían que ver con el Estado-nación, sino con una transformación mayor. Es decir, no sólo tenía que ver con nuestro territorio, sino con nuestramérica para revertir el sostén capitalista y patriarcal a través de la organización social”. En ese sentido recuerda: “Las mujeres venezolanas no somos parte de la revolución; somos la revolución. Nos organizamos allá y también en donde estemos. Nuestra forma de construir política es a través del poder popular y la Asamblea constituyente es un brazo. Es para tener participación activa y protagonista dentro de lo que es la participación democrática”. Ante el actual momento de intento avanzada e intervención norteamericana sobre territorio venezolano la militante vuelve a apelar a la solidaridad como lo han realizado previamente sus hermanas a lo largo de las intervenciones: “Pedimos al imperialismo fuera de nuestro territorio. No necesitamos ser peones de un Estado, sino construir poder en nuestro pueblo”. Y refuerza: “La organización popular está presente y nuestra forma de decidir es participativa. El pueblo se ha mantenido en pie de lucha aun cuando un bloqueo intenté arrasar nuestro territorio”.
Para finalizar, otra hermana mapuche toma la palabra. Se trata de Ivana Huenelaf, quien se presenta como mapuche, mamá, abuela y feminista. “En este momento estamos judicializados y perseguidos en la Pulof Cushamen”, comienza. Y si bien ella no tiene territorio todavía, sabe que su tarea es seguir recuperándolos. Huenelaf relata haber sido criminalizada como terrorista pero sostiene: “Decimos que estamos enraizadas con el territorio y vamos a seguir dando la vida por el territorio”. Si bien recientemente fue sobreseída de los cargos por abigeato y tenencia de armas y molotov, ahora se encuentra procesada de nuevo en una causa federal, pero nada parece alterar a la luchadora mapuche: “Seguimos con mucho newen (emoción), seguimos contando qué pasa en nuestros territorios donde resistimos hace más de 500 años” manifiesta. Y cierra este panel multicolor y con voces que vienen como ecos de distintas partes de Nuestramérica y el mundo: “Es momento de denunciar el maltrato del poder judicial. Nos siguen persiguiendo, nos van a buscar en patrullero a la casa, pero la solidaridad me sigue permitiendo sobrevivir con autonomía”.