34EPM: #SomosPlurinacional

Alrededor del 34 Encuentro de (Pluri)Nacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans y No Binaries los debates sobre la denominación continuan. Camila Parodi y Laura Salomé Canteros reflexionan sobre el nombre del encuentro.
Por Camila Parodi y Laura Salomé Canteros

Son varios los debates que se darán durante el próximo 34 Encuentro (Pluri)Nacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans y No Binaries que se realizará del 11 al 13 de octubre en la ciudad de La Plata, Buenos Aires, Argentina. Es uno de los eventos políticos más importantes para el movimiento feminista y la construcción del poder popular en la Argentina. Por su masividad, diversidad e importancia es la instancia que (nos) permite consensuar los pasos hermanados que daremos para una vida en libertad.
Que cada año encuentre mayor complejidad en los acuerdos da cuenta que se trata de un espacio cada vez más masivo y diverso, y si bien lo queremos festejar, también nos preguntamos si en las metodologías, la comunicación, los símbolos y los proyectos políticos se tienen que disputar de la misma forma que lo hace el sistema patriarcal, capitalista y colonial o si podemos contribuir a la creación de nuevas formas de construir y ejercer el poder. ¿Hay un poder feminista? No queremos convertirnos en un movimiento en el que se escucha a la que grita más fuerte o a quien tiene más acceso a privilegios y recursos.
Si bien estos debates tienen que ver, en gran parte, con las formas de nombrarse ya que en los tiempos que corren las palabras han ocupado un lugar clave a la hora de definir las prácticas y proyectos políticos. El nombrar implica incluir y ampliar perspectivas y propuestas que no hacían parte de las líneas fundadoras con las que contaban los primeros Encuentros pero que sí reconocen en ellos el proceso, la continuidad y la historia. En ese tiempo de transición nos encontramos como movimiento: entre la convicción de sostener nuestra historia como parte constitutiva de nuestra identidad y dando paso a nuevas reflexiones que habilitan que sea cada vez más amplio y diverso.
Las tensiones actuales pasan por algunos ejes puntuales. Por un lado, si presentar al 34 Encuentro como Plurinacional tal como se lo nombró a partir del Encuentro en Trelew junto a las hermanas originarias, campesinas y del feminismo comunitario tras el aporte de una reflexión decolonial que discute con la idea de “nacional”, reconociendo a los territorios y a sus habitantes como previos a las imposiciones de fronteras. Por otro lado, se encuentra otra rispidez al continuar llamando al Encuentro como de ”Mujeres” sin contemplar a las Lesbianas, Travestis, Trans y No Binaries que históricamente participan de los Encuentros. De la mano de ese debate, otra discusión histórica se centra en posiciones que plantean que se trata de un Encuentro de mujeres mientras desde otros espacios se intenta traccionar a que el mismo tenga identidad feminista, de forma tal que esta perspectiva política accione ante los intentos de cooptación del espacio por los poderes. Además, tras el masivo debate por la Ley de Interrupción Voluntaria el año pasado, la estrategia se tornó regional y cabe preguntarse una vez más, ¿es posible disputar con los fundamentalismos religiosos? Y por último, quién narra la historia: ¿alcanza con que los medios tengan perspectiva de género o es momento de la propuesta de periodismo y medios feministas?

Voces de un mosaico histórico, plurinacional y disidente 
“Los Encuentros son fundamentales, nos juntamos por miles en esos días que son extraordinarios”, dice Zulema Palma, una de las feministas históricas de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito e integrante de Mujeres al Oeste. “Son únicos, hay compas de otros países que nos admiran porque hemos podido sostenerlos ante tantos debates”, cuenta, yendo a lo que importa. “Generan la fuerza y energía que hacen posible que volver a casa después de cada Encuentro no sea lo mismo. Vamos cambiando para mejor y para hacer cambiar el mundo para mejor para todes”, concluye. “Los Encuentros son históricos, energizantes y son lugares de debate, de forcejeos de poder -aunque queremos cambiar la forma en que se ejercita-”, afirma Zulema, “son lugares de conocimiento y reconocimiento de nuestras pares y de formación de redes, organizaciones y propuestas de liberación”.
Mónica Santino, es Directora Técnica y referente del fútbol femenino, para ella decir que este Encuentro es “Nacional” es “poner fronteras, rejas y desconocer el pasado”; mientras que “decir Plurinacional nos abre la perspectiva de miles de mujeres que no están representadas”. Y recuerda los debates y la amplitud del movimiento para argumentar: “decir plurinacional nos hace mejores personas, nos hace entender la perspectiva histórica de nuestros territorios, ya que reconocer que hubo un genocidio y una invasión es reconocer a los pueblos originarios en su plenitud, culturas y formas de ver el mundo: su cosmovisión”.
Para Paula Bonomi, comunicadora feminista e integrante de la campaña “Somos plurinacional”, que surge dentro de las reuniones previas al Encuentro, “se comenzó a reclamar el reconocimiento histórico y a tejer puentes entre las hermanas indígenas, las disidencias sexuales y las migrantes”; y por eso, “reafirmamos que hay debates que no queremos dar más y por eso el carácter plurinacional de nuestro feminismo, porque la lucha contra el patriarcado no debe tener fronteras” y afirma que así lo demostraron la globalidad de los “Paros Internacionales de Mujeres” y para decir “Ni una menos”, porque “es una lucha de alianzas con todas las identidades que están siendo violentadas y oprimidas”.
Para Luciana Mignoli, comunicadora especializada en pueblos originarios, no escuchar las demandas políticas que las mujeres indígenas vienen haciendo al interior del heterogéneo movimiento feminista, es sencillamente “sostener la opresión racista contra la que luchan” y cuenta que las mujeres indígenas participan desde el Primer Encuentro en 1986, pero que recién hace algunos años comenzó incorporarse la temática “pueblos originarios” a la grilla de talleres. “Eso no alcanza”, dice Mignoli, “como tampoco alcanzaría con rebautizarlo “plurinacional”. Lo que es interesante es lo que pasa por debajo de esos reclamos: los cimbronazos son cada más fuertes y ponen en jaque las lógicas de construcción etnocéntricas y clasistas dentro de los feminismos”. Y agrega al debate que “caminar hacia nuevos encuentros que incluyan todas las identidades racializadas (indígenas, negras, afros, migrantes) y sexo-políticas (lesbianas, trans, travestis, no binaries y tantas otras); es empezar a entender que hay formas de exclusión que están interrelacionadas”.
Es que otro de los debates tiene que ver con quienes son protagonistas de la lucha y del movimiento y en este sentido, las tensiones van más allá que modificar el nombre del Encuentro de “de Mujeres” a “de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans y No Binaries”. Adoptar este cambio es dar un paso más, no sólo en lo simbólico sino también en clave participación y representación política para quienes, además de ser una reparación y un reconocimiento histórico ejemplo de unidad y símbolo de complejización de las temáticas.
Para Mónica Santino es claro, ya que en el deporte y el fútbol las canchas son territorios en disputa, “donde se ve y se expresa la tensión enorme de lo que se considera masculino y femenino” y donde también se lucha para dejar de “decir fútbol femenino para hablar de mujeres y disidencias, aunque disidencias también nos haga un poco de ruido porque es también una forma de licuar las identidades de cada persona en un gran nombre genérico”. Sin embargo, para Santino, ya plantear esta tensión es positivo: “a medida de que avanzamos en conquistas de derechos, cada vez hay más autopercepciones contra las que heteronormativamente se nos han implantado a través del control de nuestro cuerpo y sexualidad como algo necesario para que exista la división del trabajo y con ella el capitalismo”, afirma. “Por eso hablamos de disidencias”, dice “es la necesidad de expandir esos límites de la cancha y entender que femenino y masculino son construcciones culturales”; aunque reflexiona: “con la palabra mujer igual muchas nos sentimos identificadas, así que de ninguna manera son términos opuestos; sino que se tienen que ir acompañando en un proceso en el que entren todas”, y finaliza ”en este momento histórico son conceptos que deben transcurrir juntos hacia el lugar donde todas estamos yendo”.

Un pañuelo verde recorre Nuestra América 
La irrupción en la gran escena política de una de las propuestas más importantes del movimiento feministas en este territorio; la despenalización y legalización del aborto por libre decisión de las personas gestantes fue, de la mano de una masividad que sorprendió incluso a las históricas el gran hito del año pasado. Una forma de hacer política feminista, derivada de la dinámica aprendida en cada Encuentro se volvió la estrategia ganadora para alcanzar la sanción del Proyecto en la Cámara Baja del Congreso. Un reconocimiento a las alianzas transversales, intergeneracionales e interdisciplinarias que interpelan las políticas públicas y al Estado de derechos exigiendo el acceso universal a la salud y la educación.
Sin embargo, tras llenar las calles con millones de personas exigiendo el reconocimiento del derecho a decidir entre marzo y agosto de 2018; este año, en el marco de las elecciones, se intentó menospreciar esa exigencia y la desinformación sobre nuestra organización que lleva décadas, pretendió hacer retroceder debates ya consensuados por el movimiento. Por eso, bien vale analizar, tras el rechazo del Senado a la Ley, si este intento de división dentro del movimiento forma o no forma parte de la reacción conservadora que estrecha relaciones entre los poderes eclesiales y ciertos referentes sociales que eligen hablar en nombre de las protagonistas. Pretendiendo obstaculizar el acceso a derechos conquistados.
Por eso es importante recordar de dónde venimos y cuáles son las estrategias que nos damos para ganar batallas. Por ejemplo, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito es una articulación federal que surgió en uno de los Encuentros, hace 14 años, y que nuclea esta demanda que es la de mayor consenso. Una contraseña que se volvió regional, ya que el pañuelo verde recorre Nuestra América como resultado de los acuerdos alcanzados en los últimos Encuentros Feministas y Latinoamericanos.

Quién cuenta nuestros debates
Otro de los debates, quizá menos perceptible, se da en el campo del derecho a la información y la comunicación como herramienta de la lucha feminista. Los Encuentros suelen ser eventos masivos, políticamente relevantes e indiscutiblemente noticiables, que sin embargo son ignorados o retratados por medios comerciales o corporaciones mediáticas por un sesgo de género o con notas de color, infantilizando la construcción y organización que los hace posibles. Y si bien en el último año algunas de estas empresas adoptaron las figuras de editoras de género, sobre todo para frenar la multiplicación de miradas sexistas o de mensajes que ejercen violencia mediática según la Ley de Protección Integral; aún hay ejemplos -sobre todo en los territorios más conservadores- donde el Encuentro llegó y la “prensa” intentó vandalizar la manifestación pública más importante, la marcha, que recorre sus calles y que interpela a su paso a otras personas, instituciones y sedes gubernamentales y eclesiásticas. Por eso es importante que, medios populares y feministas se den las estrategias para narrar las alternativas del Plurinacional en La Plata.
Para Zulema Palma, “es importante que los Encuentros sean reflejados en los medios de comunicación, sobre todo feministas” ya que aquellos “medios que tienen comunicadoras feministas tienen una mirada diferente y elocuente” y son los que medios feministas los que deben multiplicarse y hacerse poderosos”. Pero agrega que también es importante “que lo tomen los medios masivos, porque si bien los considero patriarcales y capitalistas, si contaran algo más que lo anecdótico o escandaloso sería muy positivo para las que no pueden concurrir a los Encuentros”, para retratar “lo que significan en cuanto a movilización, importancia de los temas que se tratan, de las propuestas que se hacen, las conclusiones a las que se arriban, la masividad y la actividad cultural que se desarrolla en ellos”.
Para Mónica Santino, “hablar de comunicación con perspectiva de género en principio no estaría mal, pero suena mucho más suave a periodismo feminista que es combativo, no el lenguaje correcto al que nos han obligado los tiempos políticos”. Para ella, el debate está planteado: “no está mal decir perspectiva de género pero está mucho más acomodada a lo establecido. Periodismo feminista es el que rompe las lógicas y trata de dar voz, nombre y palabra a las mujeres y disidencias; entonces me quedo más con ese, la perspectiva de género como herramienta del feminismo; uno que tiene para conciencia de clase, de género y conciencia política” y agrega, “si creo en una comunicación desde esos tres lugares, la perspectiva de género sola me quedaría corta”.

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