¿Qué estrategias de carácter clasista y popular podemos esgrimir frente a los desafíos de la nueva matriz energética e industrial basada en commodities agrícolas?
por Soledad Vogliano
Martín Olivera y Daniel Yofra
Con la expansión del complejo del agronegocio hacia el campo de la agroenergía y la producción de biomasa, las disputas sindicales, territoriales y ambientales tanto a nivel local como global se reformulan con nuevos y viejos actores. ¿Qué estrategias de carácter clasista y popular podemos esgrimir frente a los desafíos de la nueva matriz energética e industrial basada en commodities agrícolas?
Estas preguntas (y muchas otras) convocaron el jueves 18 de julio a un grupo de delegadxs sindicales de distintas ramas de la industria aceitera y de la caña, grupos de investigación y compañeros de organizaciones del campo, en la perspectiva de analizar los desafíos que nos plantea el proceso de innovación tecnológica que trae aparejada la introducción de los agrocombustibles, que incluye tanto procesos de automatización y digitalización en la producción rural e industrial, como formas de descentralización de la producción y el acopio, y los tipos de afectaciones a los derechos laborales, a la salud, etc. que aparecen como resultado de estos cambios.
En el contexto del taller, Carla Gras del Programa de Estudios Rurales y Globalización UNSAM / Conicet, detalló las dinámicas y estrategias de los actores empresarios del agronegocio, destacando pilares como la financiarización y la utilización de biotecnologías, mientras que Virginia Toledo, del Grupo Ecología Política INDES/UNSE/Conicet se refirió a la importancia reciente de los agrocombustibles, y el rol de estos dentro de la matriz energética como también las injusticias socio-ambientales desplegadas en su desarrollo. Fue importante entonces ver estas características y dinámicas como cristalización momentánea de la lucha de clases, donde se pudo escuchar las estrategias obreras en diferentes regiones del Cono Sur.
Además, desde el Sindicato de Obreros de la Caña de Azúcar de Bella Unión, Uruguay, Junior Ataides detalló la alianza de clase mantenida con los zafreros, que posibilitó la estatización de la planta y posterior reorientación productiva, al tiempo que se mantuvieron los puestos de trabajo en cada oleada tecnológica. Algo distinto a lo que se viene desplegando en Salta, donde Martín Olivera, de Sindicato de Trabajadores Azucareros del Ingenio San Martín del Tabacal, contó los avances obtenidos en la historia reciente, producto de diferentes medidas de fuerza, y los desafíos grandes que están atravesando, donde hoy enfrenta una reducción de los puestos de trabajo como también un incremento del monocultivo cañero.
Esta intensificación de los procesos productivos también conlleva a nuevos despliegues, como la fragmentación de la producción de agroenergía relatada por Daniel Yofra, que sirve no sólo para incrementar valor sino también para evitar el convenio colectivo de trabajo logrado por la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina, producto de una lucha sostenida desde las bases en un núcleo neurálgico del modelo económico de la Argentina.
Las conclusiones de la jornada nos llevan a pensar en las intersecciones entre las luchas “tradicionales” contra el despojo del agronegocio y los nuevos actores colectivos y alianzas que aparecen como resultado de un análisis del conjunto de la cadena productiva. Y también cuáles son las preocupaciones que nos juntan, para fortalecer los vínculos y el aprendizaje entre distintos sectores más allá de las demandas particulares, donde se destaca la lucha por la salud tanto en el contexto laboral como en los pueblos de los territorios del agronegocio.
Estos puntos se analizan como parte de la presentación del Atlas del Agronegocio, esfuerzo colectivo entre Le Monde Diplomatique, la Fundación Heinrich Böll y la Fundación Rosa Luxemburgo en el debate público moderado por Verónica Ocvirk el mismo día.