Transiciones socio ecológicas

El Grupo de Trabajo Internacional sobre Políticas Agrarias de la Fundación Rosa Luxemburgo le invita a un Taller de Formación sobre la Ley Alemana de Obligaciones Corporativas de Diligencia Debida en las Cadenas de Suministro, que tendrá lugar el 30 de noviembre de 2023 a las 10h00 (hora de Buenos Aires). Este taller tratará temas relacionados con el trabajo rural, pero abordará la ley en su conjunto.

La Ley de Cadenas de Suministro alemana entró en vigor en enero de 2023 y regula la responsabilidad de las empresas alemanas con respecto a los derechos humanos en las cadenas de suministro globales.

Conscientes de que no aportará soluciones rápidas, consideramos que, al tratarse de un nuevo mecanismo legal en defensa de los derechos humanos, es importante informar a las organizaciones sindicales y de derechos laborales, especialmente del Sur Global, sobre los mecanismos de denuncia que ofrece la ley. Por lo tanto, el público objetivo del taller son los sindicatos de trabajadores rurales, las organizaciones de defensa de los derechos de los campesinos y las organizaciones de defensa de los derechos laborales agrícolas.

Servicio

Expertos invitados:

Sina Marx – trabaja para Femnet, una ONG alemana que defiende los derechos de los trabajadores de la confección en el sur y el sudeste asiático.

Steffen Vogel – consultor para cadenas de suministro globales y derechos humanos en el sector agrícola con Oxfam Alemania.

Día: 30 de noviembre de 2023

Hora: de 10.00 a 12.00

Formato: virtual, con inscripción previa

Idioma: el taller será en inglés, con traducción al portugués, español y al bahasa

Inscríbase previamente al taller en https://us06web.zoom.us/meeting/register/tZcpcOmoqTMrGtAv5hx9ialzxZCs_bUCYZKM

Tras inscribirse, recibirá un correo electrónico de confirmación con información sobre cómo asistir a la reunión.

Foto: Jan Urhahn

Foto: Jan Urhahn

 

Un llamamiento mundial para eliminar progresivamente los plaguicidas peligrosos, acabar con el doble rasero en el comercio internacional de plaguicidas y transformar nuestros sistemas alimentarios.

Según las estimaciones actuales, 385 millones de personas en todo el mundo sufren anualmente intoxicaciones agudas por plaguicidas, principalmente en Asia, África y América Latina. Cada año mueren unas 11.000 personas. Sin embargo, hasta la fecha, sólo alrededor del 3% de los ingredientes activos de los plaguicidas que se utilizan y comercializan en todo el mundo están sujetos a normativas vinculantes.

Esto significa que la mayor parte del comercio y la aplicación de plaguicidas están regulados por leyes nacionales y directrices voluntarias. La diversidad de normas de un país a otro significa que cuando ciertos plaguicidas se prohíben en algunos lugares, como la Unión Europea, las empresas simplemente trasladan sus productos a países con normativas más laxas. El hecho de que aún no haya sido posible evitar los daños causados a las personas y al medio ambiente por la aplicación de plaguicidas altamente peligrosos demuestra que los acuerdos internacionales vigentes, como el Convenio de Estocolmo, no van lo suficientemente lejos.

Desde 2009, la Red de Acción en Plaguicidas (PAN) mantiene una lista de plaguicidas altamente peligrosos (PAP) basada en los criterios de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), criterios que PAN ha ampliado y aclarado. Los criterios individuales se dividen en los siguientes cuatro grupos de peligros: toxicidad aguda, efectos a largo plazo (crónicos) para la salud, peligros para el medio ambiente y una lista de plaguicidas que deben regularse en consonancia con los acuerdos internacionales. La lista actual de la PAN incluye más de 330 ingredientes activos.

Dados los riesgos que suponen los plaguicidas para la salud humana, los animales y el medio ambiente, el mundo necesita urgentemente mecanismos eficaces de protección y regulación. De hecho, el Consejo Ejecutivo de la FAO ya indicó en 2006 que ciertos plaguicidas no pueden utilizarse en los países del Sur Global sin causar grandes daños a las personas y al planeta, y recomendó una prohibición gradual de los plaguicidas altamente peligrosos. Los gobiernos del Sur Global tienen la responsabilidad de proteger los derechos de los trabajadores del campo, los agricultores y las comunidades indígenas de esos países, pero para proteger a las personas y al medio ambiente de las consecuencias de los pesticidas nocivos es necesario endurecer la normativa legal.

Algunos países ya están restringiendo el comercio de plaguicidas peligrosos. Dentro de la Unión Europea, Francia aprobó una ley que prohíbe totalmente la fabricación, almacenamiento y exportación de productos plaguicidas en caso de que contengan ingredientes activos no aprobados en la UE por motivos sanitarios o medioambientales. En Túnez se prohibieron 22 PAP en julio de 2023, y las organizaciones de la sociedad civil siguen luchando para prohibir más ingredientes activos. Otros países deberían seguir estos ejemplos.

Las prohibiciones de los plaguicidas también se están debatiendo a nivel europeo, a pesar de la feroz oposición. Una prohibición europea sería especialmente eficaz para contrarrestar el doble rasero en el comercio de plaguicidas, siempre y cuando se contemplen tanto los ingredientes activos como los productos plaguicidas, y sólo se concedan derechos de exportación a las sustancias que hayan sido aprobadas o autorizadas tras una evaluación exhaustiva de sus niveles de peligrosidad. De este modo, las mismas normas de protección de la salud y el medio ambiente aplicables a la comercialización de plaguicidas dentro de la Unión Europea se aplicarían a la exportación de dichos plaguicidas. A largo plazo, sin embargo, necesitamos una prohibición mundial de la producción, el almacenamiento y el comercio de ingredientes activos de plaguicidas altamente peligrosos.

«Eliminación de los agrotóxicos peligrosos», una nueva serie de la Fundación Rosa Luxemburgo y sus socios, recoge 20 testimonios de todo el mundo que denuncian el uso de plaguicidas peligrosos y exigen normativas estrictas y vinculantes a nivel nacional e internacional, por el bien de los productores, los consumidores y el planeta que todos compartimos.

Lista completa de videos en YouTube aquí.

EP1: Rifqah Tifloen de Sudáfrica

Los plaguicidas altamente peligrosos amenazan los fundamentos mismos de la vida, afirma Rifqah Tifloen, del Centro Africano para la Biodiversidad de Sudáfrica.

 

EP2: Javier Souza Casadinho de Argentina

140 ingredientes activos que se encuentran en los plaguicidas y que están prohibidos en otros países, pueden utilizarse en Argentina, explica Javier Souza Casadinho de PAN América Latina en Argentina.

EP3: Miguel Lo Bianco de Paraguay

«Las escuelas de Paraguay están en peligro. Más del 33% de las escuelas rurales están siendo fumigadas regularmente debido a los monocultivos que las rodean», dice Miguel Lo Bianco de BaseIs en Paraguay

EP4: Flor María Contreras Veas de Chile

«Los efectos insidiosos de los plaguicidas siguen matando y perjudicando la vida de las trabajadoras agrícolas y de sus hijos», afirma Flor María Contreras Veas, trabajadora social chilena.

 

 

EP5: Damián Verzeñassi de Argentina

«Hay pruebas científicas de que los pesticidas dañan nuestra salud», Damián Verzeñassi, del Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina).

EP6 Hemiliano Jiménez Martínez de México

“Hacen mucho daño”, dice Hemiliano Jiménez Martínez, un productor de alimentos a pequeña escala de México.

 

EP7 Leonardo Melgarejo de Brasil

“Empresas europeas como Bayer-Monsanto, BASF y Syngenta descargan más de medio millón de toneladas de agrotóxicos al año en Brasil. La mayoría de ellos están prohibidos en Europa”, dice Leonardo Melgarejo de la Campaña Permanente contra los Pesticidas en Brasil.

EP8 Prof. Parthib Basu de India

Prof. Parthib Basu del Centro de Estudios de Agroecología y Polinización de la Universidad de Calcuta en cómo la pérdida de polinizadores debido al uso de agrotóxicos impacta la seguridad alimentaria.

EP9 Dr. Pham Hong Thai de Vietnam

Nicotinoides matan abejas, explica el Dr. Pham Hong Thai de la Academia Agrícola de Vietnam.

EP10 Tran Nguyen Bang de Vietnam

De 15 a 20 millones de personas están expuestas a agrotóxicos en el Delta del río Mekong en Vietnam anualmente, dice el Dr. Tran Nguyen Bang del Departamento de Recursos Naturales y Medio Ambiente de la Academia Agrícola de Vietnam.

EP11 Umme Hani de Bangladesh

«Los herbicidas absorben la vida del suelo; es estéril», Umme Hani, una productora de alimentos a pequeña escala de Bangladesh.

EP12 Mizanur Rahman de Bangladesh

«Nuestros cuerpos se debilitan gradualmente», dice Mizanur Rahman, un productor de alimentos a pequeña escala de Bangladesh

EP13 Salem Al Azwaq de Líbano

Salem Al Azwaq de Buzuruna Juzuruna en Líbano explica que los agrotóxicos son fáciles de obtener sin supervisión o control en el país.

 

EP14 Hayder Al-Zamil de Iraq

Hayder Al-Zamil de Gwez w Nakhl-Red por la Soberanía Alimentaria en Iraq y Kurdistán critica al estado por no regular la gran cantidad de agrotóxicos prohibidos y desconocidos en Iraq.

 EP15 Peter Clausing de Alemania

El Dr. Peter Clausing exige al gobierno alemán prohibir la exportación de agrotóxicos que ya están prohibidos en el país.

La ciudad de Eldorado fue epicentro de un taller jurídico destinado a las organizaciones comunitarias que componen la Red de Casas de Semillas de Misiones. En la misma jornada, la Facultad de Ciencias Forestales acogió un conversatorio internacional sobre Soberanía Alimentaria. El movimiento semillero de Misiones sigue creciendo en diferentes puntos de la provincia con una agenda atravesada por el desafío de seguir ganando terreno ante el modelo extractivista.

Escribe: Sergio Alves
Fotos: Juan Errico

Un aguayo extendido en el suelo, justo en el centro del salón. Sobre su trama, puñados de semillas diversas. Frutos de palta y maracuyá. Humo de esencia y sahumerio. Colores. Ramitos de hierbas. Palabras. Las sillas en círculo. La gente va llegando al Espacio Cultural Sanarnos, pintoresca casona ubicada sobre una calle con nombre de árbol (Peteribí), en la ciudad de Eldorado. Es una mañana soleada, apenas fresca. Los que llegan, provienen de diferentes puntos de la provincia de Misiones. Desde el norte: Pozo Azul, San Pedro, Iguazú, Piray, Montecarlo. Desde el sur: Posadas, Gobernador Roca, Corpus. Del centro: Aristóbulo del Valle, Salto Encantado. También hay personas del Alto Uruguay y varios miembros de comunidades mbya guaraní del norte misionero.  Los mates, varios a la vez, circulan de mano en mano. Los hay amargos tradicionales: sólo yerba mate. Otros en cambio, tienen yuyos, miel o alguna flor.  También hay compañeros y compañeras de Paraguay, Brasil y México. En instantes, va a empezar el taller jurídico destinado a la Red de Casas de Semillas de Misiones, titulado “El derecho a las semillas nativas y criollas. Herramientas para defender la biodiversidad”.

La instancia de formación, encuentro e intercambio en Sanarnos, es una de las dos actividades “semilleras” de este miércoles 5 de julio. La otra, sucederá por la tarde en la Facultad de Ciencias Forestales y consistirá en un conversatorio internacional en torno a experiencias de protección y multiplicación de las semillas nativas y criollas en la región. Ambas actividades fueron impulsadas desde un proyecto que articula a la Fundación Rosa Luxemburgo con la Red de Agricultura Orgánica de Misiones (RAOM)

Presencias

La ronda de presentaciones con la que comenzó la jornada, permitió conocer la heterogeneidad de experiencias y vivencias alrededor de cada una de las Casas de Semillas que laten en distintos rincones de Misiones. Detrás de cada proyecto, habitan historias de organización y sueños colectivos. Gerardo Segovia, referente de la RAOM y habitante eldoradense, al brindar palabras de bienvenida puso en valor la importancia de recordar la lucha de largas décadas por la soberanía alimentaria en la provincia, mencionando a algunos de los varios y varias caminantes que ya no están, pero que forjaron el rumbo de espacios vitales como la propia RAOM, las Ferias Francas o el Movimiento Nacional de Salud Popular LAICRIMPO.

A su turno, las casi cincuenta personas fueron expresando libremente y con breves palabras, la significación y el alcance del concepto “semilla”. Así, los términos más utilizados fueron “vida”, “libertad”, “futuro”, “alimento” y “futuro”.

La circulación de voces reflejó la pertenencia de las y los presentes a diversas organizaciones: Comunidades Campesinas por el Trabajo Agrario (CCTA-MTE), Grupo Unido de El Soberbio, Productores Independiente de Piray (PIP-UTT), Semillas Autoconvocadas (Montecarlo), Las Ortigas – El Soberbio, Cooperativa Parajes Unidos de Libertad – MTE, Multiversidad Popular, Oberá Agroecológica, Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria y Agroecología (CALISAyA UNAM), Movimiento Nacional de Salud Laicrimpo, Asociación Civil Biblioteca Popular Puerto Azara, Grupo Ecologista Cuña Pirú (Aristóbulo del Valle Mesa Provincial No Represas en Misiones, Somos Red, docentes de Facultad de Ciencias  Forestales y Facultad de Humanidades de la UNAM, Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) Rama Rural, Escuela Agrotécnica Eldorado, Comunidad Mbya Guaraní Ysiry Mado-Delicia, Casa de Semillas La Catalina de 9 de Julio, Cooperativa UTT Mado Delicia, Casa Ñangarĕkoha 2000 hectáreas Pto. Iguazú. Además, estuvieron presentes técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y del INAFCI, de CIPAF-INTA y de la Dirección Nacional de Agroecología.

Alcances semánticos y políticos

Tamara Perelmuter a Marcos Filardi, abrieron el taller con una exposición que en un principio estableció los alcances semánticos y políticos de términos claves como “semillas” y “soberanía alimentaria”, definiciones en constante tensión a la hora de analizar marcos regulatorios y herramientas jurídicas de orden local, nacional e internacional. Este tramo introductorio incluyó la explicación relativa a las clasificaciones que reciben las semillas según su origen y utilización.

Esta apertura dio lugar a un recorrido histórico en el que irrumpe como un factor clave de conflicto la aparición de los llamados “paquetes tecnológicos” en los sistemas de producción propuestos por el capitalismo en las últimas décadas, y cuyas consecuencias van desde la modificación genética de semillas hasta la utilización de agrotóxicos y un sinfín de problemáticas territoriales, sanitarias, económicas y sociales que afectan especialmente a las poblaciones campesinas e indígenas, pero que además repercuten de manera directa en la alimentación de la ciudadanía en general.

“Un 60% de la superficie cultivada en Argentina, corresponde a la soja transgénica. Y desde 1996 a esta parte, se reconocen de manera oficial, un total de 66 eventos transgénicos aprobados por el Estado Argentino. Además, Argentina es el primer país latinoamericano en abrirle la puerta a lo que se denomina comúnmente ‘edición genética’ de semillas” expresó Peremulter.

Por su parte, Filardi se refirió a los organismos e instituciones estatales que intervienen en los procesos regulatorios de las semillas en el país, y así también explicó la injerencia, la jerarquización y los límites de las diferentes leyes, tratados y otras herramientas que influyen en la producción, comercialización y utilización de semillas.

El cercenamiento de semillas a través de diferentes mecanismos (contratos con empresas, leyes, etc), los alcances de la denominada Ley de Semillas a y Creaciones Fitogenéticas, aún vigente en la Argentina; y las aristas de la propiedad intelectual de las semillas y las patentes de invención,  fueron los ejes que completaron una disertación que redondeó con un intercambio final de consultas y aportes de la audiencia.

Leyes conquistadas: brotes de lucha

“Misiones es maestra y guía en la conquista de leyes en defensa de la soberanía alimentaria. Muchas de las leyes que aquí existen, serían impensadas a nivel nacional o en otras provincias” afirmó Marcos Filardi, ya en medio de la segunda parte del taller, en la cual bajo la coordinación de Laura Kostlin, docente de la Cátedra Libre Soberanía Alimentaria y Agroecología (CaLiSAyA-UNaM), se analizó de manera interactiva con la audiencia semillera, el marco normativo que incide en la soberanía alimentaria de la provincia. Se trata de una ingeniería jurídica compuesta por una veintena de leyes provinciales que, una a una, fueron desplegadas y debatidas colectivamente entre los presentes.

Este entramado legislativo, involucra hitos jurídicos conseguidos a base de décadas de lucha agraria, como la Ley N.º 4.093 (De Arraigo y Colonización) y otros recientes como la fresquísima Ley de Bioinsumos, aprobada hace apenas unos días en la Legislatura Provincial, y que entre otras cuestiones, prohíbe la utilización del glifosato en todo tipo de producción agropecuaria dentro de Misiones.

“Las semillas en nuestras manos y las leyes en nuestras manos” consignó uno de los productores presentes, habilitando un respetuoso intercambio de criterios, en el cual emergieron dos posturas. Por un lado, la de aquellos que consideran que no es suficiente con la sanción de las leyes, y que cuestionan la apropiación del gobierno provincial de las banderas históricas de las organizaciones campesinas. Por el otro, el llamamiento a celebrar y apropiarse de las conquistas jurídicas, sin por ello dejar de fortalecer los mecanismos que garanticen la debida aplicación y el cumplimiento de cada de estas leyes.

En el fragor de este debate, hubo señalamientos específicos a determinados aspectos de leyes puntuales. Por ejemplo, se cuestionó que la Ley Nª 201, que crea el Programa Provincial de Huertas Escolares, al no contemplar la contratación de personal específico para el armado y mantenimiento de las huertas, genera una sobrecarga excesiva sobre las ya abultadas tareas cotidianas de la docencia misionera. O bien, se observó que la Ley de Bionsumos, si bien prohíbe el glifosato, no es clara en relación a la elaboración y eventual comercialización de fertilizantes orgánicos y otros productos. “Hay que dar la pelea para  los productores que hace décadas vienen trabajando, investigando y desarrollando  bionsumos en sus chacras, quienes tengan participación activa” planteó una participante.

De manera especial, se discutió en función de la Ley de Protección de Semillas Nativas y Criollas, que se sancionó en Misiones en 2020 y que,  entre varios puntos, establece el  objetivo de impulsar las ferias de intercambio de semillas, además de declarar al 26 de julio como el Día Provincial de las Semillas Nativas y Criollas.

El diálogo abierto, propició además la actualización de información referida a conflictos territoriales que mantienen en vilo a comunidades campesinas de diversos puntos de la provincia.

“Sin maíz no hay país”

Una de las presencias internacionales que tuvo la jornada eldoradense, fue la de Clara Meyra,  Coordinadora de Proyectos de la Fundación Rosa Luxemburgo en  México, Centroamérica y Cuba. Nacida y radicada en la Ciudad de México, Meyra se focaliza  principalmente en  proyectos relacionados a la soberanía alimentaria y los feminismos.

Durante su intervención en el taller jurídico, Clara hizo hincapié en la importancia del maíz como cultivo identitario y símbolo político de los pueblos originarios y campesinos de su país. “Esencialmente ha sido la base de nuestra alimentación,  milenariamente. Nosotros fuimos el centro de origen del maíz. Los pueblos originarios domesticaron a la planta para que pueda ser de consumo humano y tenga un proceso nutricional. En México hay una gran variedad de especies de maíz, una diversidad incluso en sus colores, en sus formas. Pero desde hace varias décadas, el sistema capitalista se apropió del maíz para generar ya no sólo el alimento humano, sino para otros productos industriales, generando negocios y modificando genéticamente las semillas” explicó Meyra.

Pese a ello, la activista mexicana subrayó que desde las organizaciones y los pueblos originarios, se sigue dándola batalla por la reivindicación del maíz como ícono de resistencia cultural. “Sin maíz no hay país” asegura.

En otro orden, Meyra celebró la existencia de este tipo de encuentros que problematizan distintos aspectos que hacen a la soberanía alimentaria, y compartió con la audiencia un relato sintético acerca de las nefatas consecuencias del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (en inglés North American Free Trade Agreement) que ya a mediados de la década del noventa las reglas para el comercio internacional y las inversiones que se llevan a cabo entre Estados Unidos, Canadá y México. “Fue uno de los primeros instrumentos del neoliberalismo en el mundo, que se fijó en condiciones muy desiguales para México, pero muy ventajosas para Estados Unidos y Canadá, dando mayor derechos a las empresas, mayores posibilidades de negociación entre empresas y Estado. Se imponen mayores flexibilizaciones en leyes, mayor flexibilización en materia laboral, mayor flexibilización en el tema de uso de recursos naturales o incluso la explotación de recursos naturales y la extracción de agua y otros elementos para la vida. Es realmente dañino para la soberanía” afirmó Meyra.

Las semillas en la cosmovisión mbya

En guaraní, “Yysry” significa “agua que corre”. Este es el nombre de la comunidad mbya ubicada en Puerto Mado, un poblado del municipio Colonia Delicia, en el norte de la provincia de Misiones. El mburuvicha (cacique o autoridad) de esta aldea indígena es Dalmacio Ramos, un joven que viene participando-junto a otras y otros integrantes de la comunidad- activamente de los encuentros “semilleros” que se dan en la región. Además de semillas, Dalmacio trajo artesanías, canastos, tabaco y saberes para compartir en el encuentro en el Espacio Sanarnos.

“Recién escuchaba a la compañera que vino de México y hablaba del maíz, y yo justamente traje a este encuentro semillas de maíz que desde hace varias generaciones cuidamos en nuestra comunidad” contó Dalmacio exhibiendo en la palma de su mano un puñado de semillas de maíz de Ysyry.

“En nuestra forma de ver el mundo, las semillas son la vida, el comienzo. Nuestros niños aprenden desde muy pequeños a plantar y valorar las semillas como algo fundamental. Las mujeres hacen canastos pequeños para que los niños lleven allí sus semillas. Además, trajimos semillas de sandía y otros frutos que abundan en nuestra comunidad. Venimos a compartir y a aprender” indicó el cacique.

A pesar de los esfuerzos de la comunidad por sostener la soberanía alimentaria y el cuidado del monte, Dalmacio denuncia que se sienten cada vez más presionado por el modelo forestal que se impone en la provincia, asediando el territorio indígena con el monocultivo de pino y el uso de agrotóxicos que dañan al suelo y los cauces hídricos.

Experiencias compartidas

Culminado el taller en el Espacio Sanarnos, por la tarde la actividad siguió en la sede de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Nacional de Misiones. Allí, el aula 3 cobijó una charla que fue precedida por la proyección de un emotivo video elaborado por la RAOM acerca de las Casas de Semillas de Misiones.

Luego, el Secretario de Extensión Universitaria de la Facultad, Juan Mauricio Quezada Álvarez, dio la bienvenida al público (el encuentro fue abierto a toda la comunidad) y agradeció a la RAOM por la posibilidad de tender puentes entre el sector académico y las organizaciones que en la provincia pugnan por un nuevo paradigma basado en la soberanía alimentaria y el cuidado del medio ambiente.

Patricia Lizarraga, Coordinadora de Proyectos de la Fundación Rosa Luxemburgo, moderó un panel que contó con la presencia de Sonia Ayala, referente del  Centro de Educación, Capacitación y Tecnología Campesina (CETCTEC) de Paraguay, quien comentó aspectos del funcionamiento actual de este espacio educativo en el cual, según sus propias palabras “los estudiantes son las semillas”.

En representación de la RAOM, Gerardo Segovia mencionó algunas actividades venideras del movimiento semillero, destacando el crecimiento incesante de espacios y acciones en toda la provincia. A su vez, Andreia Capelari Dos Santos, guardiana de semillas que vive y produce comunitariamente en el paraje 2000 hectáreas, de Puerto Iguazú, se mostró emocionada al evocar la trayectoria y los logros de la Red, e instó a “contagiar a los jóvenes el amor y el respeto por las semillas como fuente de buen vivir”.

Gilberto Schneider, del Movimiento de Pequeños Agricultores (MPA) de Brasil, agradeció la invitación a las  actividades en la provincia de Misiones (incluyendo un itinerario por diferentes espacios productivos y Casas de Semillas), y compartió un resumen de la experiencia de su organización, cuyo despliegue data del el año 1996, en el marco de una fuerte crisis del sector de los pequeños campesinos en el vecino país.

“Las semillas, como la tierra, son la base de toda lucha por un nuevo modelo de agricultura y  contra los transgénicos” aseguró el militante brasileño.

Completó el panel, la mexicana Clara Meyra, que aprovechó sus minutos disponibles para reforzar conceptos volcados por la mañana en el taller jurídico, concernientes a la actualidad de las luchas campesinas en su país.

“Este tipo de reuniones en torno a la semilla como un concepto tan político, pero también espiritual, resultan de gran trascendencia, como posibilidad de encuentro con pequeños productores, productoras,  profesionales, técnicos y ciudadanía en general. Considero que es parte de un movimiento mundial, en la cual estamos reconociéndonos como de una familia planetaria a favor de la vida, a favor del buen vivir” remarcó a modo de conclusión, Laura Vanesa Reyes, integrante de RAOM y LAICRIMPO.

Félix Duarte, Presidente de la organización Productores Independientes de Piray (PIP), que logró tras una extensa de lucha la expropiación de tierras a la multinacional Arauco –y en estos últimos años fueron reconvertidas del monocultivo a la agricultura familiar libre de químicos- pidió que “se mantenga encendida en Misiones y en toda la región la llama de la soberanía alimentaria; debemos seguir luchando, por las semillas, por el territorio y por nuestra salud”.

Marcos Filardi, quien también integró el panel, recordó que “la soberanía alimentaria incluye e implica el derecho a definir libremente las políticas de producción, distribución y consumo” e insistió con la noción de Misiones como provincia que “viene marcando claramente y gracias a la lucha de las organizaciones, el sendero que debemos recorrer en todo el país y la región para lograr alcanzar esta soberanía alimentaria”.

Tras la rueda de disertaciones, y con la clásica fotografía grupal, se dio cierre a una jornada intensa en la ciudad de Eldorado, que en su devenir fortaleció la formación técnica pero también exaltó el espíritu y la vigencia de las organizaciones que sostienen y amplifican una lucha de casi treinta años de norte a sur de la tierra roja, y que, con más avances que retrocesos – pero con inmensos desafíos por delante- mantienen en alto las banderas de la soberanía alimentaria como derecho inalienable de los pueblos.

El taller se realizó los días 2 y 3 de junio de 2023 en el Paraje San Ignacio del Municipio de El Soberbio, fue una actividad organizada y convocada por la Red de Agricultura Orgánica de Misiones (RAOM) y la Fundación Rosa Luxemburgo, junto con el Grupo Unido del MTE de El Soberbio.

Se desarrolló el marco de la formación de la ??? ?? ????? ?? ???????? ???????????? ?? ???????? y participaron alrededor de 60 personas de diversos puntos de la provincia.

Compartimos testimonios de sus participantes:

«Hay más gente queriendo juntarse con nosotros para aprovechar los insumos, trabajar sin venenos, una comida más sana» nos dice Axel Mauricio Gottemz del Grupo Unido/Unidad Productiva «Mangeriña».

 

«Es un trabajo en equipo o no se puede. hay que asociarse con el de alado, hay que compartir lo que se hace, hay que hacer las cosas en grandes cantidades y repartirlas, es espectacular» nos dice Lila Berger del Grupo Unido «Las Ponedoras».

 

«En vez de cortarle un camino al vecino, abrirle un camino» nos dice Guido Steinhaus Productor Agroecológico Picada Yateí.

 

«Somos 7 mujeres, cada día una es responsable de tratar a las gallinas, ir a la mañana darle alimento, pasto, sacar los huevos y todo, pero siempre en equipo» nos dice Sandra Toebe del Grupo Unido «Las Ponedoras».

«Lo que hace difícil a la agroecología es no pensar en grupo, todo se va entramando con un mismo fin, entonces lo que no tengo yo lo tiene otra persona y puede hacer a mi bioinsumo y mi bioinsumo mejorar el cultivo de otra producción» nos dice Mariela Jesser del Grupo Unido «Las Ponedoras».

“Es un beneficio para nosotros es bueno ocupar y reutilizar lo que tenemos en las chacras…” nos dice Yanice de Cuadro del Grupo Unido «Las Ponedoras».

“…Es indispensable y clave volver a recuperar arraigo a la tierra, tener nuestras raíces en la tierra y a la vez también volver a lo comunitario, comunitariamente es la unica manera de como vamos a salir adelante…” nos dice Iván Espinosa, facilitador del taller – técnico agroecológico MTE-Rural.

Texto y fotos: Camila Parodi

En el marco del “VII Congreso de Salud Socioambiental” y el “IV Encuentro Intercontinental Madre Tierra, una sola salud” que se realizó en la Ciudad de Rosario, se celebró una nueva audiencia del Juicio Ético y Popular a los Ecocidas impulsado por el Equipo de Educación Popular Pañuelos en Rebeldía y acompañado por diversas organizaciones y colectivos, entre ellos la Oficina Cono Sur de la Fundación Rosa Luxemburgo. 

El Tribunal estuvo integrado por el referente del pueblo Diaguita de Tafí del Valle, Marcos Pastrana, Marielle Palau de Base Is – Paraguay, Silvia Martínez del Río del Frente de Lucha Ambiental Delia Villalba de Uruguay, Enrique Viale de la Asociación Argentina de Abogados/as Ambientalistas, el biólogo y filósofo Guillermo Folguera y Damián Verseñazzi director del Instituto de Salud Socioambiental y organizador del congreso. También participaron integrantes del Equipo de Educación Pañuelos en Rebeldía como Claudia Korol, Álvaro Álvarez y Roxana Longo.

Como parte del cierre del congreso el Tribunal Ético se hizo presente en la ciudad de Rosario para acercar las primeras impresiones que dejó este proceso de justicia popular que recopiló, sistematizó y comunicó cientos de denuncias contra el actual modelo extractivista. Una experiencia para visibilizar y acusar a los responsables de todas las violencias contra los pueblos: “Los juicios son un llamado para terminar con la violencia ecocida, genocida, epistemicida, feminicida” explicó la educadora popular Claudia Korol.

En ese marco, Roxana Longo y Álvaro Álvarez, ambos educadores populares e investigadores, asumieron el rol de fiscalía en el juicio y señalaron, como síntesis del proceso, que “coexisten territorialmente distintas formas de extractivismos y emprendimientos ecocidas”. Además, explicaron que, en gran parte de los casos analizados, el proceso extractivista conlleva, necesariamente, a “la expulsión de comunidades de sus territorios y la eliminación de formas pre-existentes de uso del mismo”.

Para graficar la extensión de este modelo, explicaron que entre los principales ejes que enumeraron a lo largo del último año se encuentran casos relacionados al agronegocio, la minería, industria petrolera, deforestación, especulación inmobiliaria y las obras de infraestructura. En ese contexto, desde Pañuelos en Rebeldía denunciaron la existencia de un entronque entre el extractivismo urbano y rural en la perpetuación del ecocidio.

Por otro lado, responsabilizaron a los distintos actores que intervienen y se benefician con el ecocidio. A su vez, demostraron la concentración de las ganancias de los proyectos extractivos en un puñado de actores. Entre ellos, estados nacionales, provinciales y municipales, el Poder Judicial, las empresas de comunicación, Universidades y el sistema tecnocientífico, Organismos internacionales y empresas nacionales y trasnacionales. Actores que evidencian una “Trama de flujos de dinero, información y poder” como agregaron Longo y Álvarez en su exposición.

En ese línea, sostuvieron que existe “un ciclo empresarial centrado en la maximización irrestricta del lucro con interconexión entre diferentes empresas y diversos territorios” y que es “abrumadora la presencia del capital transnacional en la economía nacional”. Desde la fiscalía de este juicio explicaron que los cuerpos-territorios son entendidos como recursos para el capital y apuntaron contra “la mercantilización del acceso al hábitat” que se evidencia en diferentes modalidades “cada vez más excluyentes”.

Silvia Martínez del Río es integrante del Frente de Lucha Ambiental “Delia Villalba” de Uruguay. Su denuncia pone en evidencia la urgencia y la necesidad de accionar contra la crisis climática: “En Uruguay está sucediendo lo que durante décadas hemos advertido, hoy ya no existe ninguna cuenca limpia”. La activista explicó que desde el mes de febrero comenzaron a sentir “sabores extraños en el agua”: “Sabíamos que algo sucedía con el agua mientras que los organismos del estado comunicaban que le bajarían la presión y que habría que administrarla”. Sin embargo, sabe que esto recién comienza: “no no están diciendo lo que está sucediendo, el agua es un derecho fundamental. Sepan que dado el tamaño de nuestro país y el tipo de producción y de vida que tenemos estamos viviendo un momento dramático de una catástrofe con el aval de todo el sistema”.Frente al actual contexto, explicó que “esta crisis brutal que estamos viviendo nos ha permitido encontrarnos entre aquellas voces que estaban alejadas, ha servido para que se encuentren para denunciar lo mismo. 

Desde Paraguay, Marielle Palau participó del tribunal para acercar su mirada sobre el agronegocio y la relación que tiene este tipo de extractivismo en la vida de las mujeres campesinas que están íntimamente relacionadas a la producción de alimentos y tareas de cuidados. Palau es investigadora de Base Is y, desde esa experiencia, explicó que sostienen que es importante volver a definir al “agronegocio”: “En Paraguay implica deforestación y contaminación del Acuífero Guaraní un reservorio de agua dulce que compartimos en el territorio del cono sur del abya yala”. Por eso apuntó en visibilizar el “vínculo directo que hay entre el agronegocio y la crisis climática, el vínculo que tiene con los desastres que estamos teniendo ya sean sequías o inundaciones que afectan profundamente a las familias campesinas, con un impacto mayor en las mujeres”. Agregó, también, que es necesario conocer “el vínculo del agronegocio con la alimentación y la salud”. En síntesis, para la investigadora “podemos afirmar que el agronegocio ya no es solamente un paquete tecnológico sino que debe ser entendido también en todas estas dimensiones”.

Por su parte, Guillermo Folguera, biólogo investigador del CONICET, manifestó que “nuestros territorios no tienen lugar para más extractivismo”. Desde su recorrido junto a diferentes organizaciones definió al extractivismo como “una política de vínculo con el ambiente, de inequidad social, es una política de concentración y es una política geopolítica de configuración de territorios de sacrificio”. En ese contexto, se lamentó: “Se aceptó la explotación de litio, y se aceptó el offshore y el trigo HB4 por mencionar algunas locuras”. Pero, para el investigador, lo realmente importante es que “sin agua no hay vida y estos tipos de minería, como el litio, involucran agua en muchos sentidos. En ese sentido, para Folguera “lo que la Argentina en realidad está exportando es agua de lugares donde no hay”. 

Damián Verseñazzi, director del Instituto de Salud Socioambiental y organizador del congreso, recordó el espíritu de este séptimo encuentro: “Para poder tener alimentos saludables necesitamos territorios sanos porque no hay posibilidad de que crezcan alimentos en territorios enfermos. Para tener territorios sanos urge la creación de otras formas de relacionarnos con ellos porque los actuales nos están destruyendo”. En ese marco, agregó que desde el Instituto y redes que integran “entendemos que necesitamos más y mejor política que solo será posible con más participación y movilización de los pueblos”. Por ese motivo, para el médico e investigador: “No podemos esperar el cambio político de quienes hasta hoy han tomado las decisiones y que nos trajeron dónde estamos”.

Enrique Viale es abogado ambientalista e integra una Asociación regional de Abogados y Abogadas que comparten la misma mirada. Desde su experiencia, recordó que  “la naturaleza es un sujeto y no una cosa como nos han enseñado desde la concepción moderna”. En ese sentido, para el abogado, la comprensión de “la naturaleza como objeto” legitima su “apropiación privada, de conocimiento y manipulación”. “Además -agregó- todos los sistemas económicos la vieron como una fuente de riquezas inagotables”. Para Viale, justamente, “esa separación de la naturaleza y la sociedad produce una «ceguera ecológica» es decir, una naturalización de los eventos climáticos extremos”. En conclusión, explicó que asumir el término de ecocidio -que significa en griego «matar al propio hogar«- permite comenzar a problematizar la relación de la humanidad con la naturaleza: “El ecocidio pone la naturaleza en el centro”, agregó.

Para finalizar, Marcos Pastrana líder de la Nación Diaguita de Tafí del Valle, realizó un llamado de acción y destacó la importancia del encuentro: “Hoy nos damos cuenta de que está todo por hacerse: comunicar, redefinir nuestras consignas. Hacer uso de la diversidad territorial, biológica y cultural para generar nuestras propuestas y llevarlas adelante”. Para Pastrana, “si seguimos con el derrotero de los protocolos impuestos por esa justicia, por ese modelo, no vamos por buen camino. Si juzgamos, en este tribunal ético, con los principios de la estética artificial y de las estructuras construidas para esta depredación cometemos los mismos defectos de la justicia ordinaria”. Por eso, desde su experiencia situada en los valles calchaquíes manifestó: “queremos y tenemos hablar de derechos transgeneracionales y territoriales no de leyes, por eso los tribunales tienen que ser populares para evidenciar a los verdaderos responsables”.

Alimentación agroecológica y transición justa ecosocial para mitigar la crisis climática

Texto y fotos: Camila Parodi

La oficina Cono Sur de la Fundación Rosa Luxemburgo estuvo presente en el “VII Congreso de Salud Socioambiental” y el “IV Encuentro Intercontinental Madre Tierra, una sola salud” en la Ciudad de Rosario. En ese marco, los organizadores del congreso convocaron a la fundación para coordinar dos grupos de investigación para pensar dos temáticas centrales en el actual contexto de crisis climática: los sistemas alimentarios y la transición energética. 

Acompañados por las coordinadoras de proyectos de la Fundación Rosa Luxemburgo, Patricia Lizarraga y Florencia Puente, se realizaron los grupos de trabajo «Producción de alimentos en las ciudades» y «La transición energética en Argentina. De falsas soluciones a la crisis climática a la construcción de políticas y experiencias para la vida» que trabajaron de manera colectiva durante la semana del congreso.

Los principales nudos, reflexiones y posibles alternativas fueron abordadas durante el congreso el pasado jueves 15 de junio en las mesas «Sistemas alimentarios para recuperar la salud de los territorios» y «Transición energética» que se realizaron en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa.

Los grupos de trabajo integrados por investigadores, activistas y defensores de los territorios analizaron la situación de crisis alimentaría y energética que atraviesa la región. Como síntesis de los esfuerzos e intercambios realizados concluyeron que efectivamente, el futuro llegó y que es imprescindible el reconocimiento de las prácticas y experiencias existentes que nos muestran que nuevos caminos son posibles y en ese sentido llamaron a la acción.

Además, aseguraron que estas dos problemáticas no pueden ser relegadas únicamente a las empresas, academia y/o gobiernos sino que deben ser problematizadas y apropiadas desde los sectores del campo popular así como aquellos trabajadores del Estado y grupos de investigación que se reconocen parte de los pueblos y sus luchas.

En esa línea desde la mesa de sistemas alimentarios destacaron la importancia de abordar cómo se producen los alimentos en la región y señalaron que esta problemática tiene que ser un debate central frente al cambio climático. Por ese motivo, aseguraron que un futuro digno e igualitario sólo podrá ser a través de la agroecología como modelo y aseguraron que, luego de conocer diferentes experiencias situadas, el futuro será agroecológico o no será.

Por su parte, desde la mesa de transición energética también afirmaron que otras realidades son posibles y que hay que demostrarlas porque son los pueblos los que pagan cualquier tipo de extractivismo y que ahora también lo harán con la transición energética y concluyeron: “a más extractivismo, menos democracia”.

Agriculturalizar nuestras ciudades y pueblos

La pandemia por COVID 19 y la guerra entre Rusia y Ucrania enmarcados en el actual modelo de agricultura industrial tecnocrática evidencian una bisagra para los debates sobre la alimentación mundial. En ese sentido, desde el grupo de trabajo de «Producción de alimentos en las ciudades» destacaron la necesidad de construir nuevos caminos para la agricultura que permita producir alimentos vitales al servicio de toda la humanidad. 

La mesa estuvo integrada por el ingeniero Fernando Frank, Eduardo Cerdá de la Dirección Nacional de Agroecología, Tomasa Ramos del Parque Huerta El Bosque, Leomancio Araujo del Movimiento de Pequeños Agricultores de Brasil y fue coordinada por Patricia Lizarraga de la Fundación Rosa Luxemburgo.

Las experiencias concretas de que otro sistema alimentario posible están a la vista, por eso señalaron la importancia de pasar de la denuncia a la acción para poder responder a las necesidades del mundo y de la tierra. En esa línea, explicaron que realizaron un espacio interdisciplinario y plural para debatir y pensar políticas públicas sobre agricultura urbana, derecho a la alimentación y soberanía alimentaria como una respuesta eficiente y necesaria para mitigar el cambio climático en las ciudades.

Desde esta perspectiva, explicaron que si bien el actual modelo alimentario enferma y saquea los bienes comunes, al comprenderlo como un sistema complejo es posible integrar, también, las resistencias campesinas que producen otro tipo de sistemas alimentarios. 

En esa línea, para el ingeniero Fernando Frank “la agroecología con base campesina es una respuesta concreta al sistema alimentario actual”. Por ese motivo, para Frank es importante reconocer que “no puede haber cuerpos sanos en territorios enfermos” por eso la importancia de llamar a la acción en los espacios de reflexión e intercambio de saberes: “Es necesario recuperar los territorios para cuidar nuestra salud”. 

Eduardo Cerdá es director de la Dirección Nacional de Agroecología, desde su experiencia aseguró que nos encontramos en un momento muy complejo de crisis civilizatoria. En ese contexto, señaló la importancia de “discutir la alimentación desde todos los sectores y reapropiarnos de los sistemas alimentarios”. Para Cerdá es “un mito que no podemos comer comida sin agrotóxicos” por eso recordó que la agroecología hoy es reconocida por el Estado argentino y que es necesario apropiarse de esos avances para garantizar derechos.

Tomasa Ramos es huertera del Parque Huerta El Bosque, una experiencia de política pública municipal que impulsa estrategias participativas y solidarias de producción, transformación, comercialización y consumo de alimentos sanos. Su experiencia en la producción de alimentos desde hace más de 20 años evidencia el potencial de esta propuesta: “Hacer nuestro propio alimento es un ejercicio que se va aprendiendo pero es, sobre todo, una forma de sanar”, explicó.

Por su parte, Leomancio Araujo del Movimiento de Pequeños Agricultores de Brasil, presentó la situación de su territorio: mientras que el campesinado posee tan sólo el 24% de las tierras es quien alimenta a los pueblos frente al agronegocio que posee el 76% para hambrear y envenenar. En ese marco compartió su visión: “Para nosotros la agroecología incluye el cuidado, la defensa de la vida y la producción de alimentos pero también conciencia política y organizacional. El agronegocio jamás contribuirá en la soberanía alimentaria ya que hace lo contrario”, aseguró.

Energía para la vida, no para la mercantilización

La centralidad que tiene el discurso de la transición energética en la actualidad no se puede discutir. El avance de los proyectos extractivistas en los diferentes territorios es un hecho y obliga a la pregunta urgente: ¿Energía para qué y para quiénes? 

En la segunda mesa realizada por la Fundación Rosa Luxemburgo en el marco del VI Congreso de Salud Socioambiental, el grupo de trabajo “La transición energética en Argentina. De falsas soluciones a la crisis climática a la construcción de políticas y experiencias para la vida» compartió sus reflexiones colectivas para pensar las posibles salidas y alternativas en el marco de la crisis climática.

La mesa estuvo integrada por Melisa Argento investigadora CONICET /UNR e integrante del Grupo de Investigación de Geopolítica y Bienes comunes, Pablo Rullo también investigador UNR/CONICET y por la investigadora y escritora, Maristella Svampa. La misma estuvo coordinada por Florencia Puente de la Fundación Rosa Luxemburgo.

Melisa Argento destacó que el grupo de trabajo convocado en el marco del congreso sostuvo como acuerdo que “la energía tiene que ser un derecho social y un bien común. Debe ser energía para la vida, no para la mercantilización”. En esa línea explicó que la  actual matriz energética profundiza las desigualdades y que la transición energética que proponen las corporaciones “genera nichos para salvar al capital de sus propias fallas”. Por ese motivo, para Argento “la explotación del litio no se puede definir de otra manera que no sea saqueo» ya que es “atroz lo que están haciendo en nuestros salares, en las lagunas altoandinas: Esta minería del agua pone en riesgo la vida de toda una biodiversidad en lugares que son humedales de regulación climática», explicó.

Por su parte, Pablo Rullo acercó las conclusiones arrojadas en el documento presentado por el grupo de trabajo. En ese marco, aseguró que tanto investigadores como activistas y defensores de los territorios:  «Queremos romper con la lógica que dice que sólo los ingenieros pueden hablar y definir las políticas energéticas”. En ese sentido desafió a las personas presentes: “Tenemos que apropiarnos de esas políticas y sus debates. Para nosotros es necesario acercar el futuro y repasar las experiencias existentes que son posibles y tenemos que demostrarlas”.

Para finalizar, Maristella Svampa agregó que desde los colectivos organizados, grupos de investigación y comunidades “queremos disputar y apostar a una propuesta de transición justa y ecosocial desde el sur global”. Y destacó que frente a la policrisis actual “la transición de los pueblos no es sólo energética, es alimentaria, civilizatoria y también urbana”. Svampa sostuvo que la mal llamada “transición energética” sólo propone un cambio de fuentes pero que no contempla un cambio del sistema energético: “Es corporativa y no es sustentable entonces no hay planeta que aguante ni litio que alcance si no cambiamos el consumo energético”. 

Con referentes de Argentina, Brasil y México nos proponemos debatir sobre la centralidad del campesinado, agricultores familiares y pueblos indígenas en el resguardo, multiplicación de semillas, protección y creación de la biodiversidad agrícola;  y reflexionar sobre cuál es rol de  las Casas de Semillas Comunitarias como espacios para la autonomía de lxs agricultorxs familiares, organización comunitaria y transición agroecológica frente al despojo de los bienes comunes en la región.

Mesa de debate con:

Gilberto Schneider – MPA Brasil.
Andreia Capelari – Red de Casas de Semillas de Misiones.
Marcos Filardi – Calisa Nutrición UBA.
Gerardo SegoviaRAOM.
Clara MeyraFundación Rosa Luxemburgo Oficina de Mexico, Centroamérica y el Caribe.
Patricia LizarragaFundación Rosa Luxemburgo Oficina Cono Sur.

Además, presentaremos el corto audiovisual “La Casas de Semillas de RAOM”.

Lxs esperamos el miércoles 5 de julio de 2023 a las 18:00 hs. en la Facultad de Ciencias Forestales. Bertoni 124 km 3 (C.P. 3380) Eldorado, Misiones, Argentina.

Escribe: Camila Parodi
Fotos: Congreso de Salud Socioambiental

Se celebró el “VII Congreso de Salud Socioambiental” y el “IV Encuentro Intercontinental Madre Tierra, una sola salud” en la Ciudad de Rosario. Un espacio para el diálogo de saberes entre quienes defienden la vida digna desde diferentes disciplinas y resistencias. Desde la Oficina Cono Sur de la Fundación Rosa Luxemburgo participamos del Congreso y dialogamos con sus organizadores. 

Desde el año 2011 organizaciones sociales, asambleas socioambientales, comunidades, profesionales e investigadores toman la convocatoria del Instituto de Salud Socioambiental y se reúnen cada dos años para construir un espacio de formación colectiva e interdisciplinaria. En esta nueva convocatoria, la ciudad de Rosario recibió a más de 300 personas que, en representación de diferentes colectivos y grupos de investigación, compartieron sus miradas sobre el actual contexto de crisis climática así como también sus variadas experiencias colectivas territoriales.

Damián Verseñazzi es médico especialista en medicina integral y dirige el Instituto de Salud Socioambiental Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Dialogamos con él durante el cierre del congreso y expresó su alegría por haber “logrado recuperar el espacio de encuentro con movimientos sociales, académicos, colegas y referentes”. 

Este nuevo encuentro volvió a priorizar el encuentro y la presencialidad y, para Verseñazzi, dió “la posibilidad de reencontrarnos, abrazarnos y volver a vernos físicamente que realmente era muy necesario ya que desde el primer congreso en el 2011 este fue una característica: los espacios de encuentro, de diálogos que nos enriquecen y nutren además de las actividades y mesas que también fueron muy necesarias”. 

Facundo Fernández es médico y también integra el Instituto de Salud Socioambiental, durante el encuentro expresó que se organizaron “más de 15 disertaciones, talleres y mesas redondas donde se abordaron distintas problemáticas socioambientales con una perspectiva desde el campo de la salud”. En ese marco agregó que contaron con “participaciones muy importantes tanto del nivel nacional como internacional como Gianni Tognoni, Marcos Pastrana, Maristella Svampa así como muchos compañeros y compañeras que han aportado su claridad durante los tres días del encuentro”.

Para Fernández la amplitud lograda en la convocatoria de este nuevo congreso fue “muy interesante ya que nos permitió pensar desde diversas perspectivas el impacto de las problemáticas socioambientales, las causas que lo profundizan y las posibilitan y cómo eso termina incidiendo directamente en la salud de los territorios y a partir de la incidencia en la salud de los territorios en la salud de las comunidades”.

Además de las mesas y talleres realizados por el Congreso, la instancia funcionó como punto de encuentro para diferentes propuestas. Se realizaron diversas actividades como la Jornadas Argentinas de Pensamiento Crítico en Salud y Soberanía Sanitaria, la Reunión de Pueblos Fumigados, la Jornada de Agrotóxicos y Salud Reproductiva y la Marcha Plurinacional de los Barbijos. También se presentaron diferentes libros tales como “Recordar, Resistir, Re-existir”, “Biología curtis” y “Argentina en Llamas” y los informes realizados por la Delegación Feminista Plurinacional en Perú y Puelmapu.

Entre las principales actividades realizadas, se destacó la Mesa de Diálogos Interculturales sobre Crisis Climática, Salud y Comunidades protagonizada entre el epidemiólogo y sanitarista italiano Gianni Tognoni y el referente de la Comunidad Indígena del Pueblo de la Nación Diaguita del Valle de Tafí, Marcos Pastrana. También se otorgó, por primera vez, el reconocimiento a defensores de los territorios, la biodiversidad y la soberanía alimentaria en con el nombre del defensor de las semillas y coordinador de Acción por la Biodiversidad, Carlos Vicente. A modo de cierre, el congreso finalizó con una de las últimas sentencias del Juicio Ético y Popular a los Ecocidas impulsado por el Equipo de Educación Popular Pañuelos En Rebeldía donde se pusieron en común las denuncias recabadas durante el último año.

A lo largo de la semana, diferentes grupos de investigación se reunieron para analizar de manera colectiva la situación de los territorios en clave de salud socioambiental. En ese contexto, la Fundación Rosa Luxemburgo fue convocada por las organizaciones del congreso para organizar los grupos de trabajo: «Producción de alimentos en las ciudades» y «La transición energética en Argentina. De falsas soluciones a la crisis climática a la construcción de políticas y experiencias para la vida». Sus trabajos y reflexiones fueron presentadas el día jueves 15 de junio en las mesas «Sistemas alimentarios para recuperar la salud de los territorios» y «Transición energética» en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa.

Durante los tres días del Congreso se dieron a conocer las diferentes denuncias de los territorios tanto urbanos como rurales así como las propuestas de alternativas que construyen cada colectivo todos los días de manera situada. “Escuchar las voces de los territorios refuerza nuestro sistema inmunológico en estos contextos tan complejos pero, también, es una invitación a seguir adelante construyendo esta resistencia frente a la crisis climática”, explicó Verseñazzi. 

Salud Socioambiental para los pueblos

El eje principal de este séptimo congreso se centró en pensar la salud en contextos de cambio climático ya que, desde la propuesta del Instituto de Salud Socioambiental, no se puede pensar a la salud sin su relación con los cuerpos y territorios: “Entendemos que la salud de las comunidades depende estrictamente de la salud de los territorios y pensar la salud de los territorios implica pensar el ambiente donde están insertos esos territorios”, agregó Fernández. 

En esa línea, para Verseñazzi el actual contexto “es realmente muy grave desde donde lo miremos ya sea desde el punto de vista sanitario o desde el ambiental” y sintetizó: “Estamos en transitando una crisis civilizatoria y para nosotros el poder reflexionar en estos contextos es muy necesario así como haber podido cerrar el Congreso el Día de la Ciencia Digna”. En ese contexto denunció que “en una realidad como la que vemos en Jujuy en estos días, desde el instituto no hacemos más que ratificar el compromiso de seguir sembrando en estos tiempos tan difíciles”. 

En ese marco, proponer un diálogo entre la crisis climática y la salud es una urgencia para quienes defienden la vida. “En términos de salud pública con las problemáticas que se evidencian en el territorio vemos que están vinculadas directamente al cambio climático”, explicó Fernández. Por ese motivo, desde el Instituto de Salud Ambiental, explicaron que por el congreso “pasaron diferentes panelistas que han expuesto el impacto de los plaguicidas, el impacto de la explotación minera así como el impacto de la explotación hidrocarburífera o de las llamadas energías renovables”.

Para finalizar, los organizadores del congreso destacaron la importancia de continuar generando espacios de encuentro y diálogo entre la academia y los movimientos sociales, entre el campo y la ciudad, entre profesionales y militantes. Para Fernández “es importante que podamos incorporar la dimensión socioterritorial en nuestros análisis de la salud de las comunidades, porque no podemos pensar, comunidades o sujetos saludables en territorios enfermos”. En ese sentido, concluyó Verseñazzi: “Queremos seguir abonando desde la construcción de una universidad pública al servicio de los pueblos y de una sociedad que entienda que la organización y la participación colectiva es la única que puede torcer el destino de las áreas de sacrificio que nos han impuesto desde los norte globales”.

Este 13 de junio, la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI) celebra sus 25 años. Para rendirles homenaje, hemos tenido el privilegio de conversar con tres de sus fundadoras: Francisca Rodríguez, Alicia Muñoz y Mafalda Gadames. A través de sus relatos, nos adentramos en la historia de ANAMURI, la cual representa una parte fundamental de la historia de Chile, de la lucha de las mujeres y de las luchas campesinas en el continente.


Por: Patricia Lizarraga – Coordinadora Fundación Rosa Luxemburgo
Fotos: ANAMURI

El día de tu cumpleaños
y habría que embanderar
desde Arica a Magallanes
con banderas colorá’s.
Que viva tu nacimiento,
bello botón de rosal.
Por la voluntad del cielo,
¡que vivas cien años más!

       Violeta Parra.

Nacimos en rebeldía”

Todo comenzó con una semilla. Cuando alguna mujer decidió guardar una semilla de algún fruto silvestre y plantarla más cerca de su hogar. Y la semilla se reprodujo y cambió el mundo. Tal como las semillas de ANAMURI que multiplicaron luchas y resistencias en el continente. Semillas que encontramos mucho más atrás de hace un cuarto de siglo, que hoy celebramos; fueron sembradas en las organizaciones surgidas al calor de la Reforma Agraria del gobierno de la Unidad Popular, en el levantamiento de la Comisión Nacional Campesina en tiempos de dictadura, en la resistencia a la persecución y tortura en el terrible proceso de la contra-reforma agraria, en la búsqueda de los familiares detenidos-desaparecidos y en la creación y sostenimiento de las Oficinas Regionales de Atención a la Mujer Rural en plena dictadura. 

Finalizando los años 90, ANAMURI se organiza en un contexto de fuerte profundización de un proceso de industrialización en el campo, claramente diseñado por un sistema capitalista-extractivista y patriarcal para terminar con la agricultura campesina: «Nacimos en rebeldía, nos rebelamos» nos rebelamos, a todas las limitaciones que la cultura machista imponía al desarrollo de las mujeres en las organizaciones, a la desvalorización no solo del trabajo en el campo, sino a nuestras ideas y pensamiento, nos atrevimos a dar un paso al lado» (FR).

Soberanía Alimentaria con identidad de género

Desde sus primeros años, la organización convocó a las mujeres a organizarse en sus territorios, convencidas de que debían ser una organización legitimada desde las bases, y salieron a recorrer cada rincón del país para consolidar una organización con identidad, que perdurara en el tiempo, que construyera su propia propuesta y que levantara su sueño. ANAMURI nació incluida en la lucha campesina de América Latina y del mundo a través de la CLOC y la Vía Campesina, de las cuales fueron impulsoras de su creación. ANAMURI fue concebida como una organización con un programa político, lo que significaba que abrazaban la lucha por la Soberanía Alimentaria con identidad de género como eje principal.

Y así llegan a su primer Congreso programático en el 2007, en un acampe masivo en la Estación Mapocho, lugar emblemático que representaba lo que fue el ferrocarril para el campesinado. Debían ver si la propuesta fundamental que emanaba de la CLOC y de la Vía Campesina realmente era una propuesta de todas las mujeres y cómo esa propuesta la «trasladábamos a una lucha organizada y la convertimos en principio político de nuestro accionar».

Para el segundo Congreso en 2014, ya se evidenciaba la organización y politización de las mujeres, y el crecimiento que había tenido el movimiento. Por aquellos años, el rol de las mujeres fue tomando notoriedad: «resistir para seguir existiendo». En esa lucha por la existencia de la agricultura ancestral, de los pueblos, de las identidades, de los recursos, el empoderamiento de las mujeres fue conformando un nuevo marco político que se enlazó perfectamente con el de la soberanía alimentaria: el feminismo campesino y popular. Un feminismo sobre todo, con identidad de clase como estructurador de sus luchas.

También la formación política fue un eje transversal que surgió desde los inicios de la creación de ANAMURI y ha sido un proceso constante y de continuo desarrollo. En esa dirección se consolidó el proyecto del Instituto de Agroecología-Sembradoras de Esperanzas».

El IALA es parte del sueño de crear un espacio de formación para las mujeres rurales, respondiendo a uno de los elementos centrales de la Soberanía Alimentaria: la agroecología. Un espacio para recuperar la tierra, la cultura e identidad de las mujeres del campo, un espacio de formación de profesionales que el campo necesita para seguir produciendo los alimentos que el pueblo requiere.

De los Tribunales Éticos a la organización sindical de las mujeres del campo y del mar

Algunos sucesos son hitos porque llevan a un salto cualitativo como resultado de  un determinado proceso. Este es el caso del camino recorrido de los Tribunales Éticos, los cuales fueron la forma que ANAMURI creó  para llevar adelante la Campaña “No más violencia en el Campo”. Sin embargo, los tribunales dejaron ver las innumerables violaciones a los derechos de las trabajadoras del campo  y del mar, y  frente a un vacío sobre las demandas de este sector había que crear un espacio que diera lugar a estas denuncias y acompañase el reclamo de las trabajadoras.  El 10 de septiembre el 2019, días antes de la revuelta del pueblo chileno, la organización dio un paso histórico para el movimiento sindical del país, con la creación del “Sindicato Nacional de Trabajadoras Eventuales de la Agro exportación y del Mar”, para representar a las trabajadoras invisibilizadas en los rubros de la agro exportación de temporada, pesqueras y recolectoras de orilla de mar. 

Sin miedo, con convicción y esperanza, convertiremos nuestros sueños en acción. Hacia el 3er Congreso

El Tercer Congreso que buscará  la construcción de su programa político para los próximos años, se realizará en octubre en Valparaíso. Empezó a gestarse en medio del Proceso Constituyente, en el cual ANAMURI tuvo un rol significativo y lo tomaron como estructurador de su lucha en los últimos años, porque reformar la Constitución había sido ya una demanda ya en el 2007 en su primer Congreso:

“Logramos entender que el querer una nueva constitución no es solamente reclamar, porque esa fue una decisión del Primer Congreso, pero en el Segundo Congreso vimos que una constitución se debe crear desde el pueblo, por lo tanto abrazamos la bandera de la Asamblea Constituyente y nos declaramos en Asamblea Constituyente permanente, y trabajamos para que se entienda qué es una asamblea constituyente. Y cuando la asamblea constituyente se la piensa dentro de la rebelión del pueblo, se convierte en una bandera de lucha, y nosotras estábamos ahí, porque habíamos trabajado tenazmente por una asamblea constituyente”. Pese al resultado el pasado 4 de septiembre de 2022 en el que se rechazó la Carta Magna propuesta, lograron instalar en Chile de que sin Soberanía Alimentaria el pueblo nunca sería del todo libre. 

La historia de ANAMURI se trama en hitos que fueron marcando el devenir y la definición de la esencia de la organizaciòn:

Desde la soberania alimentaria, de definir que las semillas son un patrimonio de nuestro pueblo, hasta lucha contra la opresiòn y la violencia contra las mujeres, a la que es la lucha por el derecho a un salario digno, a un salario como corresponde, al reconocimiento de lo que significa ser una asalariada, o la identidad que emerge de las trabajadoras del mar, la necesidad de formar nuestras propias profesionales para poder sostener una agricultura que responda a las necesidades del pueblo”

Sin dudas ANAMURI, un cuarto de siglo después, representa la diversidad y heterogeneidad del mundo rural de hoy y del feminismo campesino y popular en el continente. Hace 25 años, varias de las mujeres que hoy son nuestro ejemplo de lucha y coherencia,  necesitaban una organización de las mujeres del campo amplia y diversa, donde puedan pensar, actuar y soñar. Eso es Anamuri, un grito de rebeldía que todavía se mantiene. 

“Estamos celebrando estos 25 años de ANAMURI. El haber sido capaz caminar un cuarto de siglo con las banderas en alto, no solamente por la lucha por los derechos y la igualdad de las mujeres, sino por lo que significa el poder defender la tierra, defender nuestra cultura, defender la agricultura campesina, defender el futuro de nuestros hijos, abrir ruta para que cada dia puedan más jóvenes quedarse en el campo, ingresar a la organizaciòn, y mirar con esperanza el futuro”.

Lxs invitamos al 7mo Congreso Internacional de Salud Socioambiental y 4to Encuentro Intercontinental Madre Tierra una Sola Salud en Rosario, Argentina, del 12 al 16 de junio. El eje central es «Cuidando la Salud de la Madre Tierra en contextos de Cambio Climático».

Recuperamos la presencialidad para que podamos abrazarnos, re-conocernos y compartir resistencias, tejiendo juntxs las tramas de una re-existencia en territorios más saludables, tanto para nosotrxs como para las generaciones futuras. En los próximos días, compartiremos momentos de las distintas actividades que se llevarán a cabo durante la semana ?

 

Compartimos las siguientes actividades coordinadas con la Fundación Rosa Luxemburgo:

1️⃣ Taller «Agroecología Urbana: Producir alimentos en las ciudades para mitigar el Cambio Climático» para reflexionar sobre cómo impulsar políticas públicas integrales de Agroecología Urbana y contribuir a la construcción de ciudades sostenibles y equitativas.
Coordinan Ing. Agr Antonio Latucca e Ing. Agr. Francisco Pescio.
Miércoles 14 a las 14:30 hs en el Salón C del Centro Cultural Roberto Fontanarrosa (San Martín 1080).

2️⃣ Mesa del grupo de trabajo «Sistemas alimentarios para recuperar la salud de los territorios» sobre agricultura urbana, derecho a la alimentación y soberanía alimentaria desde una perspectiva de mitigación del cambio climático en las ciudades.
Participarán de la mesa
Eduardo Cerdá (Arg), Fernando Frank (Arg), Tomasa Ramos (Arg) y Leomarcio Araujo (Br).  Modera: Patricia Lizarraga
Jueves 15 a las 15 hs en el entrepiso del Centro Cultural Roberto Fontanarrosa. 

3️⃣ Mesa del grupo de trabajo «La transición energética en Argentina” para problematizar las falsas soluciones a la crisis climática y pensar la construcción de políticas y experiencias para la vida.
Participarán de la mesa Melisa Argento (Arg), Pablo Rullo (Arg) y Maristella Svampa (Arg). Modera: Florencia Puente
Jueves 15 a las 17 hs en el entrepiso del Centro Cultural Roberto Fontanarrosa.

El Congreso tiene otras mesas de debate y talleres que pueden consultar acá: https://institutossa.org/congreso2023//

Cronograma del congreso