Más efectos sobre el cambio climático

 

Foto: Acción por la Biodiversidad

La imagen de las llamas arrasando el Amazonas en agosto pasado hizo que la gente en todo el mundo se diera cuenta de la conexión entre agronegocios y crisis climática. La selva ardía para dar lugar a la producción de carne, soja y otras materias primas agrícolas, y aumentar las ganancias de las corporaciones transnacionales de alimentos. Un importante motor de esta devastación es el comercio. Actualmente, un nuevo acuerdo comercial amenaza con fomentar aún más la expansión de los agronegocios en Brasil, con serias consecuencias para el clima.

Tan sólo dos meses antes de los incendios que capturaron la atención de todo el mundo, la Unión Europea y el grupo de países del Mercosur —Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay— anunciaron con orgullo que habían logrado un nuevo tratado de libre comercio (TLC), tras veinte años de conversaciones. El acuerdo se promocionó como un pacto que empujaría a los países miembros hacia estándares ambientales más altos, incluyendo fuertes límites a la tala y la deforestación. La Unión Europea alardeó que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, había renegado de su promesa de campaña de retirarse del acuerdo climático de París, con tal de lograr este acuerdo comercial.

La huella de carbono del TLC Unión Europea-Mercosur

La realidad es que el TLC entre la Unión Europea y el Mercosur originará un importante aumento de las emisiones globales de gases con efecto de invernadero. Aunque hasta donde sabemos no se ha publicado una auditoría completa sobre el impacto climático del acuerdo, GRAIN calculó las emisiones procedentes del sector agrícola, analizando las disposiciones del acuerdo que establecen objetivos cuantitativos para un aumento del comercio en varios productos agrícolas importantes. Calculamos que tan sólo estos compromisos generarán cerca de 9 millones de toneladas de emisiones de gases con efecto de invernadero adicionales al año. Esto es casi tanto como el total de emisiones anuales de la ciudad brasileña de Belo Horizonte, con una población de 3 millones 900 mil personas.

El nuevo TLC UE-Mercosur es descrito como un acuerdo con el que Europa venderá más autos y quesos a América Latina mientras los países del Mercosur venderán a Europa más carne bovina y etanol. Si bien es cierto que el aumento de producción y exportaciones de automóviles y otros bienes y servicios claramente contribuirá a la alteración del clima, nuestro análisis se centra sólo en la agricultura, un componente principal del acuerdo. Analizamos los cambios en el volumen de los mercados de varios bienes agrícolas que producen una alta emisión de gases con efecto de invernadero. La expansión de la oferta corresponde a lo que los gobiernos de ambos lados del Atlántico prometieron a sus agricultores y a quienes defendían los intereses del agronegocio cuando negociaron el acuerdo. Está por verse si estas promesas se cumplen, o incluso se sobrepasan.

Las mercancías para las que medimos el impacto son: carne de res, queso, etanol (de caña de azúcar), fórmula alimenticia para niños, pollos, arroz, leche en polvo descremada y azúcar. La mantequilla y los productos de soja fueron excluidos de los cálculos porque, aunque sus aranceles caerán significativamente bajo el acuerdo, no se establecieron cuotas. En otras palabras, la producción y el comercio de estos productos probablemente aumentará como resultado del acuerdo, pero no podemos señalar cuánto. Las cifras obtenidas serían mayores si se incluyeran, ya que la soja en particular es una gran fuente de emisiones adversas para el clima.Calculamos que el impacto directo del TLC será un aumento de las emisiones de gases con efecto de invernadero de 8 millones 700 mil toneladas por año, procedentes de estos ocho productos agrícolas (ver tablas). Eso es más que la ciudad de Lisboa, Portugal, o Córdoba, Argentina y un poco menos que Bruselas. Puesto de otra manera, es equivalente a casi una semana de emisiones producidas por Royal Dutch Shell, una compañía responsable del 3% de la energía de todo el planeta. Comparado al nivel actual de emisiones procedentes del comercio de estos productos entre la Unión Europea y el Mercosur, el aumento de las emisiones será de un 34%. Éste es un aumento enorme para gobiernos que, al menos en Europa, dicen ser los defensores del clima.

Cómo obtuvimos estas cifras

El aumento en el comercio fue calculado comparando las cuotas nuevas y antiguas (o con los niveles actuales de comercio donde no existían cuotas) una vez que el periodo de transición del TLC se haya completado. Para el aumento de las emisiones, asumimos que el aumento de comercio será logrado con un aumento de producción. Las emisiones en sí fueron calculadas para el nivel actual de comercio y las comparamos con aquéllas producidas bajo las nuevas cuotas, usando la metodología GLEAM de las Naciones Unidas. Esto incluye todas las emisiones procedentes de la producción de ganado, granos para alimentación animal y los insumos asociados, procesamiento de la carne y refrigeración, y el transporte hasta la venta al público, pero sin incluir las emisiones durante la venta al público y las posteriores a la venta que provienen de la preparación en las casas, los desechos de los alimentos, etcétera.

Los productos agrícolas de mayor impacto climático son las carnes, las aves y el etanol, que provienen del Mercosur y los quesos que provienen de Europa. Dos tercios de las nuevas emisiones serán producidas en las fincas, incluidos los fertilizantes y el estiércol, mientras que cerca de un 30% provendrá de los cambios de uso del suelo, incluida la deforestación. Si bien la mayor parte del incentivo para aumentar la producción y el comercio provendrá de las cuotas y aranceles, el TLC también impone reglas sobre denominaciones de origen, lo que creará nuevos derechos de mercado para los productores de queso de Europa en América Latina. Finalmente, es importante notar que aunque el Mercosur generará la mayor parte de estas nuevas emisiones, las emisiones procedentes del crecimiento de las exportaciones de lácteos desde la Unión Europea hacia el Mercosur aumentarán en un increíble 497%.

Otros impactos ambientales, sociales y económicos

Además de agravar la crisis climática, las disposiciones agrícolas del TLC Unión Europea-Mercosur conllevan otras amenazas. Por ejemplo, según lo señala la industria azucarera de Francia, 74% de los pesticidas usados en los campos de caña de azúcar de Brasil están prohibidos en Europa, y Brasil aprobó recientemente una variedad de caña de azúcar modificada genéticamente que está prohibida en Europa. El gobierno de Brasil también permite el uso de glifosato antes de la cosecha para acelerar la maduración, mientras que muchas ciudades y países de Europa están luchando para prohibir el glifosato. Esto significa que es probable que con este acuerdo entren a Europa productos transgénicos y agroquímicos no deseados.

El acuerdo permite la expansión de los mercados para los productos del agronegocio y no contribuye en nada para apoyar a los pequeños agricultores o la producción de alimentos. De hecho, se espera que la apertura de los mercados para la exportación procedente de América Latina, resulte en un aumento de la presión sobre las comunidades indígenas y campesinas que están siendo expulsadas de sus tierras. Otro efecto puede ser el aumento de las disputas por el agua debido a la demanda de riego y la crianza de vacunos y, aún más, debido a la deforestación y a la pérdida de biodiversidad. En Europa, este acuerdo comercial ayudará a los intereses de los agronegocios y perjudicará a pequeños agricultores, comunidades rurales y a la agricultura sustentable. En una región donde las inversiones y el desarrollo económico promovido por los tratados de libre comercio benefician solamente a las grandes compañías, se avizora que el acuerdo Unión Europea-Mercosur dispare la caída de los precios a los productores, profundizando la deuda y la bancarrota que ya golpea las áreas rurales de Europa.

El acuerdo comercial también enmascara una seria contradicción. Las mayores importaciones de etanol de la Unión Europea a través del TLC serán usadas para alcanzar los objetivos de uso de combustibles del transporte “verde” de Europa y lo mismo puede suceder cuando la Unión Europea aumente sus importaciones de productos de soja más baratos, lo que podría ser una atractiva materia prima para la industria del biodiesel de Europa. De acuerdo con la organización Transport & Environment, esto podría llevar a una mayor deforestación y acaparamiento de tierras en países como Brasil. Los gobiernos de la Unión Europea podrían provocar mayor destrucción del clima en el extranjero con tal de lograr sus objetivos climáticos en sus países.

Combatamos los Tratados de Libre Comercio para salvar el clima

Los acuerdos comerciales son poderosos impulsores de la expansión del sistema de producción industrial de alimentos, la cual, según el International Panel on Climate Change, señala que es responsable de hasta el 37% de las emisiones globales de gases con efecto de invernadero. Los encargados del cabildeo en favor de los diferentes sectores involucrados, desde el sector de semillas al de los supermercados, han estado presionando a los gobiernos para firmar e implementar estos pactos por décadas. Les brindan a las compañías de productos agrícolas y alimentos, y a los agricultores industriales que los abastecen, mayores mercados y mayores derechos de inversión —una oportunidad de obtener mayores ganancias. A su vez, la expansión del sistema de producción industrial de alimentos crea una enorme presión sobre nuestro clima.

Dado que el sistema de producción de alimentos contribuye de modo tan importante a la crisis climática, seguir haciendo más de lo mismo simplemente no es una opción. Por desgracia, los nuevos acuerdos de negocios reflejan viejas formas de pensar —precisamente la forma de pensar que es la principal responsable de la crisis. El TLC Unión Europea-Mercosur no es un caso aislado. La agricultura industrial también es importante en las negociaciones EUA-China, las que, según Trump, duplicarán las exportaciones agrícolas de Estados Unidos a China. Y el próximo acuerdo Unión Europea-Australia-Nueva Zelanda probablemente aumentará las importaciones europeas de carne de res y lácteos con aumentos en la intensidad de las emisiones de CO2.

Si realmente tomamos en serio la reducción de las emisiones de gases con efecto de invernadero, tenemos que emprender acciones efectivas en torno a los principales mecanismos globales que promueven la expansión de la producción industrial de alimentos y de la agricultura —y los acuerdos comerciales encabezan la lista. Los directores ejecutivos de compañías como Danone y JBS están conscientes del desafío, pues están en juego sus propios modelos de negocio —que producen estas emisiones climáticas y dependen de este sistema comercial. Pero el “cuidado” no se logrará a partir de la compensación por la destrucción, como lo promueven estas compañías. Esto debe provenir de abrir espacio para que participen los sistemas locales de producción de alimentos controlados por las comunidades. Esto significa entregar recursos y la conducción a campesinas y campesinos, procesadores regionales, a los circuitos comerciales cortos y los mercados locales. Para que esto se pueda lograr, necesitamos urgentemente detener  los nuevos acuerdos comerciales como el de la Unión Europea-Mercosur.

*Este artículo fue publicado en la Revista Biodiversidad, Sustento y Culturas #103

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