La pregunta resurgente sobre el pasado de Beethoven ha servido como oportunidad para resaltar la discusión sobre desigualdad y racismo en la música clásica. En su 250 aniversario, revisamos la aún vigente teoría.
Felipe Espinosa Wang, Deutsche Welle
Si bien la teoría de que «Beethoven era negro» suena como un gran disparate -y en gran parte lo es-, esta discusión no es para nada nueva, y ha venido resurgiendo a lo largo de la historia reciente, por lo menos desde 1907, ochenta años después de la muerte el famoso compositor alemán. ¿Por qué?
La teoría sobre las raíces de Beethoven comenzaron con las especulaciones del compositor británico Samuel Coleridge-Taylor. Este dijo que no podía evitar notar semejanzas notables entre sus propios rasgos faciales y las imágenes de Beethoven, y esa especulación se basa en que la madre del compositor alemán pudo haber tenido un romance con un español de ascendencia africana, o que los antepasados flamencos de Beethoven se mezclaron con personas de ascendencia africana cuando su región estuvo brevemente bajo el dominio monárquico español. La teoría apunta a los bereberes del norte de África, conocidos por los europeos en ese momento como «moros», los cuales tenían ya un vínculo histórico con España de larga data.
El compositor inglés Samuel Coleridge-Taylor, de madre inglesa blanca y de padre sierraleonés. Coleridge-Taylor fue referido por los músicos blancos de Nueva York como el «Mahler africano».
Beethoven, «el español»
El mito de Beethoven también se ha alimentado de las historias de su juventud. Historiadores recogen que Beethoven era conocido en la escuela como «Der Spagnol» («El español»), debido a su tez morena. Del mismo modo, quienes han apoyado esas teorías han buscado evidencias en las composiciones de Beethoven, yendo tan lejos que hasta percibieron estructuras polirrítmicas de África Occidental en sus obras para piano.
A pesar de los intentos de darle validez, esta teoría no se basa en estudios genealógicos del pasado de Beethoven que están a disposición del público. Asimismo, muchos académicos tampoco han encontrado evidencia sustancial de que Beethoven tuviera ascendencia africana. «No hay base fáctica para esta suposición de que Beethoven era negro», aseguró la Dr. Gesa Finke, musicóloga de la Escuela superior de Música de Hanóver, en entrevista con DW.
Si para los expertos está claro que esta teoría no tiene ningún sustento histórico ni científico, entonces ¿por qué sigue vigente hasta el día de hoy?
La discusión en redes sociales sobre los orígenes de Beethoven fue provocada por un artículo resurgido en 2015 en “The Concordian”, una publicación dirigida por estudiantes del Concordia College, que utilizaron fotos de la máscara fúnebre de Beethoven. Muchos ven en las imágenes rasgos africanos.
Disrupción del pensamiento canónico
Todo se remonta a la década de 1960, en el marco del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos, donde la creencia popular de que «Beethoven era negro» empezó a tomar fuerza dentro de la comunidad afroestadounidense. Más allá de su veracidad histórica, la teoría empezó a utilizarse como símbolo y mantra de empoderamiento y resistencia.
«La implicación de la idea de que Beethoven podría ser negro era tan poderosa, tan emocionante y tan tentadora porque amenazaba con cambiar la forma en que la gente ha entendido o hablado sobre raza y la jerarquía racial en Estados Unidos y en todo el mundo», afirmóla historiadora y musicóloga Kira Thurman, citada por la revista Smithsonian.
En otras palabras, la declaración de que «Beethoven era negro» fue una disrupción de la forma de pensar la historia, en cómo se ha establecido el canon en la música y quién pertenece a él. Al reclamar a Beethoven como propio, se quería llamar la atención sobre la cultura que le ha otorgado tanta visibilidad a su música. Y lo que muchos se preguntaban: si Beethoven hubiera sido negro, ¿habría sido clasificado como compositor canónico? ¿Qué sucedió con otros compositores negros perdidos en la historia?
Nacido en la colonia francesa de Guadalupe, Joseph Bologne, Chevalier de Saint-Georges, fue un prolífico compositor y director de orquesta que escribió cuartetos de cuerdas, sinfonías y conciertos a finales del siglo XVIII.
«El canon en la música clásica es un privilegio de los blancos»
«Claramente, Beethoven no habría entrado al canon musical si hubiese sido negro», asegura Finke. «Toda la discusión sugiere que el canon en la música clásica es un privilegio de los blancos», agregó.
Hoy, la discusión, en el marco del movimiento Black Lives Matter, ha dado un nuevo giro. Y hay muchos que critican el uso de este mito como puerta de entrada para hablar sobre racismo en la música. No obstante, según Finke, más allá de si esta es la manera correcta de entrar en el debate, la discusión definitivamente ayuda a hablar sobre los mecanismos que crean el canon, como regla y precepto generalizado del catálogo de autores tenidos por modélicos.
La “Sonata para violín n. ° 9” (Kreutzer) de Beethoven, fue dedicada formalmente a Bridgetower (foto). Beethoven retiró su dedicatoria después de que Bridgetower insultara a una mujer que resultó ser amiga del compositor. Indignado, Beethoven cambió la dedicación de la sonata al violinista Rudolphe Kreutzer.
Redescubrir compositores negros en la música clásica
Dentro del debate, muchos han optado por revisar la historia de la música clásica para otorgarle visibilidad a compositores negros. Ahora, varios nombres, unos en mayor medida que otros, han venido saliendo a la luz. Entre ellos, George Bridgetower (1778-1860), un violinista virtuoso, a quien el mismo Beethoven le dedicó una sonata para violín; Joseph de Boullongne, el Chevalier de Saint-Georges (1745-1799), apodado «el Mozart negro»; el mismo Samuel Coleridge-Taylor (1875-1912); Florence Price (1887-1953), la primera mujer afroamericana en interpretar su música en una gran orquesta sinfónica; y hasta el compositor cubano José White (1836-1918), el cual cosechó gran fama en París, donde vivió la mayor parte de su vida, entre otros músicos.
Revisar y mirar al pasado, no obstante, más allá de redescubrir compositores, puede ayudar a revelar cómo hoy seguimos construyendo historia. «El canon es el reflejo de la sociedad y está diseñado de acuerdo a principios patriarcales, nacionalistas e imperialistas», aseguró Finke, quien, además, considera que, aunque el canon no es algo que se pueda ignorar, debatir sobre este puede hacerlo más democrático y diverso.
Racismo estructural en las instituciones
Por ejemplo, dice Finke, en Alemania está muy presente el discurso político de que el país no tiene problemas de racismo, argumentando: «No tenemos una cultura negra». «Una tontería total. Aquí existen mecanismos similares», afirma.
Para Finke, en Alemania, y en el mundo de la música clásica, sigue existiendo un racismo estructural en las instituciones. Los compositores y músicos negros siguen teniendo menos acceso a orquestas y menos oportunidades en las universidades.
«Que músicos negros no hayan entrado al canon de música europea tiene varias causas. Realmente no creo que tenga que ver solo con el color de la piel», matizó, por su parte, el Dr. Nepomuk Riva, etnomusicólogo de la Escuela superior de Música de Hanóver, en entrevista con DW.
Riva considera que la discusión tiene muchos frentes, por lo que hay que considerar también el contexto, tanto del presente como del pasado. En el pasado, Europa, era un continente muy homogéneo, dice, por lo que claramente habría menos compositores negros. No obstante, esto también se debe a que tenían menos acceso a las instituciones educativas, el cual, según Riva, sigue siendo hoy un privilegio. «Todos los músicos que han entrado al canon europeo son músicos que han tenido el privilegio de estar en la élite de la educación musical. Eso perdura hasta ahora», apunta.
Para Riva, entonces, el problema del racismo existe, pero lo describe con más cautela. «Quizás no se puede hablar siempre de un racismo estructural, pero sí de discriminación. Simplemente hay mucha gente que no tiene las mismas oportunidades».
Si bien nadie pone en entredicho que Beethoven tiene su puesto más que merecido en la historia de la música, y que su maestría ha servido de inspiración durante generaciones, el debate sobre sus orígenes y sobre cómo llegamos a otorgarle visibilidad a ciertos compositores sobre otros, nos puede ayudar a entender más a fondo cómo construimos y aceptamos la historia, y sobre qué valores la fundamos.
Este debate, además, nos puede ayudar a modernizar el canon para que sea más inclusivo. «Ya se puede ver un pequeño cambio. Hay cada vez más compositores negros presentes», afirma Finke, quien argumenta también que las sociedades democráticas tienen la tarea de trazar, del mismo modo, un canon democrático. Hoy, quizás valga la pena seguirle la pista al trabajo de compositores como Elaine Mitchener o Samy Moussa, entre muchos otros. Usted decide.