#ViolenciaEconómica: Un micrositio por el encuentro de los feminismos

En el marco de las propuestas y actividades realizadas tras un nuevo aniversario del #NiUnaMenos, se realizó la presentación del Micrositio “#ViolenciaEconómica: Herramientas para la organización feminista”.  El encuentro colectivo convocado por la Oficina Cono Sur tuvo la participación de las diferentes organizaciones que participaron en la iniciativa. Entre ellas, MNCI – Somos Tierra, Asamblea de Mujeres – FOB Autónoma, UST – Campesino y Territorial, La Poderosa, Colectivo Yo No Fui, Colectiva Feminista Tatagua, Grupo de Investigación e Intervención Feminista, Feministas del Abya Yala y DAWN, con la coordinación de la periodista Ana Cacopardo.

 Este micrositio encuentra diversas experiencias feministas de resistencia, reflexión y construcción de alternativas, y nos acerca -desde una mirada amplia e integral de la lucha feminista- a los diferentes territorios. Y es por este motivo que su presentación fue mucho más que la puesta en común de las experiencias. Esta actividad “fue un escándalo” como supo decir una de las coordinadoras del evento, ya que nos acercó a ese cotidiano de los espacios feministas, a sus particularidades territoriales y a sus propuestas en la actualidad de la pandemia por COVID 19. Presentando, a su vez, la diversidad y multiplicidad de experiencias que apoya y acompaña la Fundación desde la oficina Cono Sur.

En ese sentido, esta propuesta trascendió las distancias y encontró, en una misma trama, al movimiento campesino e indígena, organizaciones populares, villeras y urbanas, colectivas feministas y sindicalistas de base en un intercambio sentido y emotivo. Una presentación como el reencuentro de las jornadas, debates e intercambios colectivos de los feminismos, pero esta vez, en la virtualidad. Esos mismos que impulsaron la historia de los feminismos populares, comunitarios, plurinacionales, campesinos, indígenas, entre otros. Feminismos que se encuentran en una misma raíz, que es antipatriarcal, anticolonial y anticapitalista.

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#Endeudamiento #ViolenciaEconómica

La actividad comenzó con la presentación del libro «Una lectura feminista de la deuda ¡vivas, libres y desendeudadas nos queremos!» realizado por Verónica Gago y Luci Cavallero del Grupo de Investigación e Intervención Feminista. Esta herramienta, no sólo realiza una lectura feminista de la deuda sino que, también, se propone impulsar un movimiento de politización y colectivización del problema financiero. En ese sentido, la investigadora feminista Verónica Gago agregó sobre la publicación del material en el nuevo micrositio: «Es una herramienta política que condensa experiencias colectivas de organización en torno al trabajo y la violencia económica».

La Colectiva Feminista Tatagua es una colectiva feminista de la zona sur del Conurbano bonaerense que, a través del acompañamiento feminista frente a situaciones de violencia machista hacen de la sororidad una práctica cotidiana y continua. A lo largo de su bitácora de trabajo presentada en el micrositio, nos comparten cuáles son los desafíos en la actual coyuntura de pandemia por COVID 19 y cómo esta evidencia aún más a las desigualdades estructurales que cimientan el modelo capitalista. Desde esta experiencia, afirmaron que la Colectiva Feminista Tatagua se busca: «Deconstruir la idea de madre cuidadora para construir la idea de comunidad cuidadora».

Por su parte, las investigadoras feministas Flora Partenio y Alejandra Santillana, que realizaron el libro “Si nuestras vidas no valen, entonces produzcan sin nosotras” junto a Corina Rodríguez Enríquez, conversaron en torno a la relación del patriarcado, el capitalismo y la colonialidad en las nuevas formas de crisis y endeudamiento donde las mujeres y disidencias son las más perjudicadas. Se preguntan: “¿Cuál es el vínculo entre economía y violencias desde la perspectiva de los feminismos del sur global?”, y proponen pensar a “la producción de violencias como un fenómeno global, no como un hecho aislado, sino que se encuentra anclado territorialmente en el marco de la alianza entre capitalismo, patriarcado y colonialidad”. En su trabajo, las investigadoras dan cuenta de cómo la violencia económica se acentúa en las poblaciones campesinas donde impacta el extractivismo directamente sobre los cuerpos territoriales. Cómo las políticas de Estado, que hacen parte de ese entramado, posibilitan “el desmonte de lo público que obliga a la migración, la precarización laboral, el endeudamiento y, por ende, al desmonte de lo comunitario de los lazos y vínculos”.

A través de su experiencia, el Colectivo transfeminista-anticarcelario Yo No Fui, propone pensar las resistencias como una construcción en red, en consonancia con otras luchas y movimientos políticos y sociales. En ese sentido, en su bitácora de trabajo se proponen reconstruir aquellas «trayectorias de vida ignoradas por el sistema judicial” así como acompañar en la cárcel entendiendo que la misma “funciona como centros de tortura”. En ese sentido, plantean combatir las prácticas carcelarias desde el acompañamiento, y sostuvieron: “La privación de la libertad es una deuda que no se termina de pagar».

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#CuerpoTerritorio

Desde el MNCI – Somos Tierra, presente en Jujuy, Córdoba, Mendoza y Neuquén, acercan su debate -amplio y heterogéneo- sobre el proceso agroproductivo y el rol de la mujer en el ámbito rural. Afirmaron que “en un relato colectivo, reconocimos problemas comunes y estrategias diferenciadas según cada región”. Los conflictos por la tierra y la defensa contra los cercamientos y desalojos son una constante, de forma que el intercambio feminista aparece como una propuesta de complicidad y encuentro. Entre sus reflexiones, sostuvieron que «la tierra no es un bien, es un territorio donde reproducimos la vida campesina y la producción entonces es la manera que encontramos para reproducirla». Por su parte, desde Mendoza, la UST – Campesina y Territorial, se organizan y resisten desde territorios atravesados por las problemáticas del avance del monocultivo de la vid, la expropiación de un recurso elemental como el agua por parte de empresas de la agroindustria, y las consecuentes sequias y pérdida de animales y se preguntan en tono a las estrategias para producir y comercializar desde una perspectiva feminista. Así como sucede con su experiencia territorializada, agradecen las historias y trayectorias de los diferentes territorios presentes en el micrositio, «nos unen en las luchas» afirmaron en el diálogo y sostuvieron su certeza: “Hay que poner en el centro a la vida y no al capital”. Junto al MNCI – Somos Tierra realizaron la campaña «Fuera de registro» que pone en evidencia cómo las mujeres y disidencias campesinas son invisibilizadas y cómo opera la violencia patrimonial que es, también, violencia patriarcal: «Tan sólo el 20% de las mujeres campesinas tienen título sobre la tierra» concluyeron.

En ese marco, la Educadora Popular y Feminista Claudia Korol, integrante del Equipo de Educación Popular Pañuelos en Rebeldía y Feministas del Abya Yala, comparte sus “Registros de Pandemia”: Una serie de entrevistas que registran de manera integral la situación de las mujeres y disidencias en el nuevo contexto social, político y económico que trae la pandemia. En ese marco, propuso reflexionar clave feminista pero también plurinacional «para encontrarnos en los caminos” y afirmó “somos parte de las resistencias y somos cuidadoras de las comunidades, los territorios y los cuerpos»

Como parte de su experiencia feminista, Francisca Fernandez de la Coordinadora Feminista de Chile presentó el libro «Cosechando rebeldías feministas». Esta publicación reúne una serie de reflexiones y elementos que nos acercan a los feminismos en su relación íntima con la lucha anti extractivista. Durante el intercambio sostuvieron que, como feministas «fuimos capaces de trazar las rutas de manera local, así como de romper una suerte de hegemonía liberal del feminismo» y, en ese sentido, afirmaron “ya sembramos bastante es hora de cosechar y ver los frutos de esos caminares».

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#HábitatDigno #FeminismosParaHabitar

La investigadora feminista e integrante del Grupo de Investigación e Intervención Feminista (GIIF) Luci Cavallero, retoma las reflexiones realizadas previamente en clave de violencia económica y nos invita a pensar la relación del hábitat, el acceso a la vivienda y derechos básicos en el entramado de la especulación inmobiliaria y endeudamiento que genera. Esta situación, sostuvo, se acentúa en el marco de la pandemia donde «las lógicas rentísticas del capital se incrementaron. La falta de integremos generó una acumulación de deudas como antesala del desalojo».

Ante esto, desde la Garganta Poderosa afirman en su bitácora de trabajo presentada en el micrositio, que la primera violencia que se vive en los barrios populares es la violencia económica. Hablar de procesos de urbanización y acceso a derechos desde una realidad donde no existe la vida digna resulta un proceso muy complejo para la lucha cotidiana. Ante esto, «proponemos maneras de solucionarlo organizándonos, como por ejemplo el observatorio villero y la resistencia en los comedores populares» explicaron.

Desde la Asamblea de Mujeres de la FOB- Autónoma, acercan su experiencia construida a partir de las redes feministas de apoyo mutuo. Desde su bitácora de trabajo aseguran que las tareas del hogar y de cuidados deben ser reconocidas como tales. Durante el diálogo, nos comentan la pérdida de una de las integrantes, Irinea: «Una gran compañera, todavía tenemos mucho dolor». Y nos comparten el último tejido realizado por ella donde bordó a las integrantes de las asambleas de mujeres trabajando en el marco de la pandemia por COVID 19, el tejido lleva una frase: «Somos esenciales» y sus compañeras entre lágrimas continúan su legado: «Ni la pandemia logró que nos quedemos en la casa, por eso somos mujeres luchadoras». Desde sus reflexiones nos acercan su certeza: “Luchar y organizarse es el único camino para mejorar la vida.”

 

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