
En un contexto político convulsivo, el 30 de mayo de 2025, coordinado por «En defensa del marxismo» y la Fundación Rosa Luxemburgo en Buenos Aires, nos encontramos en una jornada de reflexión colectiva sobre el pensamiento de Rosa Luxemburgo y su vigencia para las luchas actuales. La actividad giró en torno a la presentación de su libro Huelga de masas, partido y sindicato, y contó con la participación de Vanina Biasi, Pablo Heller, Hernán Ouviña y Claudia Korol, así como con un saludo inicial de Torge Löding, director de la oficina Cono Sur de la Fundación. Moderó Maco Alonso.
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Torge Löding destacó que “la importancia de la huelga lo tomó Rosa ya en 1905. Hoy en todo el mundo el tema sigue siendo vigente por el ataque hacia los derechos de la clase trabajadora”, subrayando la continuidad de estas discusiones en el presente.




Hernán Ouviña, por su parte, enfatizó que “1905 no fue sólo espontaneidad, también se debe entender como un proceso molecular, militantes activos y activas en centros fabriles y múltiples territorios”. Recuperando distintas dimensiones del pensamiento de Rosa, agregó: “Rosa decía que para la mujer burguesa su casa es el mundo y para la mujer proletaria el mundo es su casa”. Y advirtió: “No hay que hacer de la obra vital de Rosa un nuevo ‘-ismo’”.

Desde una mirada centrada en la acción política, Vanina Biasi sostuvo que “Rosa se propuso analizar a fondo el marxismo para intervenir en la sociedad”. Reivindicó su compromiso orgánico afirmando que “Rosa es una mujer de partido. El espontaneismo que defendía estaba vinculado en la confianza que tenía en las masas de intervenir en los procesos revolucionarios”. Y agregó: “No confiar en las masas provocaba la burocratización del proceso revolucionario”. Para Biasi, “hay que rescatar que Rosa era una mujer revolucionaria, de clase trabajadora. Se peleó con el patriarcado de su tiempo. Por eso es actual y necesario profundizar en sus lecturas”.


Claudia Korol propuso un diálogo entre experiencias históricas de lucha al señalar: “Tanto Rosa como Norita Cortiñas, a quien recordamos hoy, fueron mujeres que pusieron el cuerpo”. Valoró el carácter práctico de su pensamiento: “Rosa discutía contra el reformismo, pero no sólo a un nivel teórico. Pensaba en las luchas cotidianas de la clase trabajadora”. Y concluyó: “Rosa Luxemburgo nos enseña que las mujeres debemos ser las protagonistas de nuestro tiempo”.
Pablo Heller advirtió sobre los riesgos de reduccionismos políticos: “No hay que hacer un fetiche del partido, pero tampoco una idealización de las masas”.
La presentación fue una invitación a leer a Rosa Luxemburgo no como figura del pasado, sino como referente indispensable para los desafíos políticos del presente.