Un ejercicio para escudriñar y reconstruir el impacto del neoliberalismo de los años 90 en aquellos cuerpos-territorios que llaman desiertos, donde nos decían que no pasaba nada. En esta ocasión nos detuvimos en el informe periodístico #OlorAGomaQuemada enfocado en #Neuquén, territorio de resistencias y rebeldías.
Un diálogo sensible para volver a pasar nuestra historia por el cuerpo y hacer memoria colectiva. Como dijo en la presentación en vivo Ana María Vásquez Duplat, coordinadora del proyecto, «somos las niñas que vivimos en nuestros cuerpos la instauración del neoliberalismo y llevamos las huellas de la instalación de este sistema económico, político y social”. Es por esta razón que se vuelve fundamental problematizar la democracia con el objetivo de seguir profundizando los procesos democratizadores. Evidenciar cómo el neoliberalismo se instaló a través de violencias implica también identificar las continuidades del ejercicio represivo del Estado que aún hoy seguimos viendo.
En el 92, la trabajadora social y vecina de plaza Huincul, Tania Claris, tenía 12 años. Movilizada, aún recuerda cómo la privatización de YPF desmanteló a su pueblo entero pero también comenta que esta acción tuvo su respuesta, la comunidad entera salió a las calles a cortar el ingreso de los yacimientos.
Sobre su relato, el investigador José Bonifacio explica que Neuquén es un territorio en disputa y con mucha historia. Para él, tras la privatización de YPF se inició una nueva etapa de nuevos movimientos sociales que se propusieron reproducir lo que aprendieron en la fábrica en el territorio: organizarse, buscar delegadxs y frenar la producción. Esta experiencia, cuenta, es el inicio del “que se vayan todos” expresado en el 2001 ya que se propusieron crear una nueva institucionalidad para recomponer la democracia desde abajo.
Por eso, la historia neuquina atraviesa un conjunto de luchas sociales que vemos en la fábrica recuperada Zanón, en la lucha docente y estudiantil, en el nacimiento del socorrismo y en la lucha anti extractiva. Todas tienen una herencia común: la del movimiento piquetero que abrió una nueva manera de luchar.
Mirando el material desde el presente, María Florencia Lezcano de La Revuelta explica que el piquete sigue siendo el método de lucha en el cotidiano frente a la emergencia hídrica y gasífera en el corazón de Vaca Muerta. Estas resistencias son la conjugación de la experiencia piquetera con la resistencia que encarna la nación Mapuche. En la actualidad se continúan cortando los ingresos a los yacimientos, explica, la realidad es otra aunque los medios no lo digan.
Es parte de nuestra historia aunque no pase por Buenos Aires o no la comuniquen las empresas de comunicación. ¡Continuemos haciendo Memoria en Territorio!
Conoce la web aquí: https://www.memoriaenterritorio.com.ar/
Presentación en vivo: