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En el marco de las Jornadas de Pensamiento Crítico impulsadas por CLACSO desde el 19 al 23 de noviembre, el sociólogo Boaventura de Sousa Santos presentó la Antología realizada en conjunto por CLACSO y la Fundación Rosa Luxemburgo, que se enmarca en la Colección del Pensamiento Latinoamericano y Caribeño.

Por Camila Parodi 

Se trata de gran parte de los trabajos realizados por el sociólogo de las epistemologías del sur, reunidos en esta compilación. Las preocupaciones, conceptos y categorías como así también principios metodológicos de Boaventura de Sousa Santos compilados en dos grandes tomos que se enmarcan en una de las mejores tradiciones del pensamiento social y crítico donde, la perspectiva desde los movimientos sociales, la construcción de alternativas contra hegemónicas a los procesos de globalización, la reforma “creativa, democrática y emancipadora” del Estado como así también la defensa de los Derechos Humanos son hilvanados junto a la construcción de un conocimiento anti patriarcales, anti capitalistas y anti coloniales, situado en el sur global, desde la clave de las universidades populares y de las y los intelectuales orgánicos que se inscriben en el Pensamiento Crítico.

Durante las Jornadas de Clacso, Boventura realizó una primer intervención que funcionó a modo de síntesis y reflexión sobre las exposiciones realizadas entre los días lunes 19 y martes 20 de noviembre en el Club Ferrocarril Oeste de Capital Federal. Previamente, distintos paneles habían atravesado los ejes propuestos para esta iniciativa que buscaba problematizar ante el avance del fascismo en el continente el rol de la academia como aporte al pensamiento crítico, emancipador y esperanzador necesario para los tiempos que corren. Para esta propuesta, distintos académicos/as, líderes políticos/as y referentes de Derechos Humanos aportaron su mirada. Sin embargo, el sociologo portugués consideró las distintas ponencias y realizó un ejercicio desde la perspectiva del pensamiento crítico.

Al tratarse de una de las últimas intervenciones, Boaventura comenzó asumiendo que las jornadas realizadas habían sido “agotadoras”, pero aun así solicitó un último esfuerzo a las y los presentes. “Queremos seguir exactamente con la reinvención del pensamiento crítico, la resistencia y la lucha” afirmó al tomar la palabra ante las y los miles que lo escuchaban atentamente en los distintos predios del espacio, por eso se preguntó inicialmente por “la igualdad” y los caminos tanto teórico-metodológico como políticos que deberían conducir a la misma. Ante el contexto anteriormente expuesto, Boaventura señaló que hace pocos días tras el triunfo del candidato de ultraderecha, Jair Bolsonaro en Brasil “se acaban de realizar una lista de libros que se deben eliminar entre ellos Saramago, Freire, Marx” por eso, la realización de la jornada y más aún la presentación de la compilación de sus trabajos sobre democracia y Derechos Humanos son celebrados.

Ante lo dicho, el sociólogo explicó que mientras en el Siglo XX los debates se enmarcaban como modelos para la transición progresista en busca de la igualdad, entre ellas, la Revolución Rusa y el reformismo democrático, como “dos modelos que alimentaron las respuestas a las preguntas actuales” sin embargo anticipó “el problema es que al principio del Siglo XXI ni la revolución ni el reformismo están en agenda sino las resistencias al contra reformismo” marcando la necesidad de proyectos políticos que no sólo se opongan sino que también propongan, señalando en ese sentido la necesidad de un conocimiento que construya en ese mismo objetivo.

En ese sentido, mencionó algunas intervenciones y les realizó sus aportes necesarios, “solidaridad crítica” manifestó antes de comenzar. Entre ellas, reforzó la importancia, en este tiempo, de la diferenciación entre izquierda y derecha; de la autocrítica hacia los errores propios de los progresismos de la última década y de la importancia de las concepciones de los pueblos indígenas donde la Pachamama y el buen vivir son parte constitutiva del conocimiento que se entiende crítico. Y así advirtió a las y los diferentes referentes políticos “piensen bien qué es por aquí que nosotros vamos, y aquí estamos”.

Por todo lo dicho, Boaventura manifestó la necesidad de que “no haya dicotomía entre tomar el poder y transformar el mundo” en ese sentido resaltó “la transformación política no va a salir de las instituciones” sino por el contrario que éstas deben ser “desmercantilizadas, desintitucionalizadas, descolonizadas, despatriarcalizadas incluyendo en este sentida “a la universidad”.  De esta manera, sugiere que desde el pensamiento crítico y descolonizador se tiene que trabajar para que las instituciones sean “formuladas, castigadas y luchadas desde afuera, desde las calles”. Y así como lo presenta en sus distintos trabajos que hacen parte de la antología propuso tomar los planteos teórico-políticos del “sentir pensar” del colombiano Fals Borda, como así también “corazonar” como lo proponen las y los indígenas de Colombia. Tiene que considerarse “la experiencia de los sentidos sin los cuales no se puede cambiar el mundo” afirmó, y en esa línea resaltó “las razones frías no lo cambian, la rabia y la indignación si y eso debe ser tomado como ejemplo para los científicos sociales”.

En ese contexto, reforzando su histórica perspectiva descolonizadora, Boaventura sostiene también que los derechos del Siglo XXI no pueden ser entendidos solamente desde una línea anticapitalista y por eso se pregunta “¿solamente el capitalismo crea desigualdades? hay que meter en la cabeza que la dominación moderna es capitalista, colonialista y patriarcal” y en ese marco refuerza, si bien la dominación actúa de forma complementada entre los tres sistemas, la resistencia es fragmentada”. Y en ese sentido, mientras continúa respondiendo sus preguntas sobre igualdad, democracia y el lugar de la teoría social también afirma, “no se puede pensar que el conocimiento que tiene validez para explicar la desigualdad es académico, porque eso es pensar que el pensamiento dominante eurocéntrico y del norte nos puede explicar ahora la igualdad”. Entonces sostiene el porqué de la importancia de una teoría social “Pensada desde el sur y con el sur” como todos sus trabajos. “La socialdemocracia de Europa fue posible debido a la explotación colonial” recuerda a quienes construyen conocimiento crítico y de esa manera recomienda, “hay que pensar que hay otros conocimientos nacidos en las luchas de los movimientos sociales y es ahí donde vamos a contestar estas preguntas, desde una ideología del sur, obvio que la ciencia moderna puede ayudar siempre y cuando no este financiada por Monsanto” manifiesta.

“Necesitamos un conocimiento que no sea de vencidos o victimas sino de los que resisten y no desisten de la lucha” recuerda Boaventura a lo largo de todos sus trabajos al central al sujeto social como político y protagonista de los cambios sociales. Entonces “tenemos que empezar a explicar la igualdad desde la desigualdad, me rehúso a explicar al 1% lo que es la igualdad, ya que sería como explicar al diablo que dios es bueno, y no me escucha, si lo hace no me entiende, si me entiende me expulsa” por eso propone mejor trabajar con el 99% la desigualdad. Desde esa perspectiva, “las víctimas de capitalismo, colonialismo, patriarcado, las experiencias personales son las que explican la desigualdad” en su propuesta. Y en esa línea reflexiona, “no toda la academia vive de privilegios aquí muchos arriesgan la carrera para trabajar con los movimientos” y sostiene “la unidad del campo popular va a incluir a todos los académicos que están aquí para trabajar con un pie en las universidades y otro en la vida política”

Para finalizar, encuentra una nueva preocupación para sus enunciados “hay que reconceptualizar la capital financiera”. Se trata, según Boaventura, “de una brutal fuente de la desigualdad, un crimen organizado” y según el autor así tiene que ser conceptualizado, “como crimen económico y fraude, contra la vida, es un gran crimen de lesa humanidad del futuro como los ambientales, son los que nos están matando”. De esta manera, señala la importancia de que las y los intelectuales “miren que hay alternativas emergiendo en el continente necesitamos ahora de un pensamiento así para que haya otras economías, democracias, están invisibilizadas por la sociología de las ausencias y cita un ejemplo “en el 2006 hubo una comuna fundamental en el continente en Oaxaca, México que duró más que la de la comuna de Paris pero de esta hubo pocos libros”, entonces reflexiona “hay alternativas pero hay que despensar mucho del pensamiento crítico antes de construir un pensamiento crítico de alternativas para ser en este siglo rebeldes y competentes”.

Construyendo las epistemologías del sur

Durante la tarde del miércoles 21 y, en el marco del Foro de Educación propuesto desde las Jornadas de Pensamiento Crítico de CLACSO en el Teatro San Martín, CABA. Allí, Boaventura de Sousa Santos junto a integrantes de la Fundación Rosa Luxemburgo y de CLACSO con quienes compiló su reciente antología realizaron una breve presentación. Entre ellas/os, estuvieron presentes Elis Soldatelli en representación de la Fundación y Maria Paula Meneses Universidad Eduardo Mondlane, Mozambique.

Además de su versión digital, la colección Antologías del Pensamiento Social Latinoamericano y Caribeño  fue publicada también en versión impresa reconociendo “la importancia del libro como uno de los medios fundamentales para la difusión del conocimiento académico” según Pablo Gentili, director de la colección. En esta ocasión, la antología realizada sobre el trabajo de Boaventura de Sousa Santos cuenta también con el aporte de la Fundación Rosa Luxemburgo para su edición, traducción e impresión. Que da cuenta del compromiso con “la lucha por hacer del conocimiento un bien común, y con la promoción del pensamiento crítico como un aporte para hacer de las nuestras, sociedades más justas y democráticas”.

Se trata de una antología que consta de dos volúmenes que comprendiendo 636 y 770 páginas cada uno. Este trabajo de reflexión, sistematización y compilación del extenso recorrido teórico metodológico propuesto por Boaventura ha tenido también el esfuerzo de una edición y traducción en portugués y español. “Porque el mundo que ocupa Latinoamérica tiene esos dos idiomas” afirma Maria Paula una de las compiladoras y presentadoras de la Antología de Boaventura de Sousa Santos.

“Fue trabajar con parte del pensamiento de Boaventura” señala Maria Paula y en ese sentido el orden propuesto para el mismo se divide entre el primer tomo que cuenta con reflexiones teóricas y uno segundo más dirigido retos y posibilidades de solución donde se enmarcan las preocupaciones propias del autor antes mencionadas. Y en el marco de las Jornadas, Maria Paula advierte “hay que hacer una caracterización critica de la realidad” ya que “momentos de esperanza que dan fuerza a seguir”. De esta manera, los trabajos, propuestas y reflexiones de Boaventura son celebradas tanto por la Fundación Rosa Luxemburgo como por las y los integrantes de CLACSO por la “fuerza de anticipación sobre lo que está ocurriendo en el mundo” en términos de Maria Paula Meneses, ya que el sociólogo, para ella “está en la lucha y con la lucha, en el sur y con el sur”.

De forma tal que la reciente antología impresa debe ser tomada como una “amplificación de nuestras luchas y dolores, porque escucha y hace sentido de nuestras angustias y desafíos, e incentiva a seguir haciendo porque la lucha continua”. Y como esa convergencia de lo popular y lo académico no podía ser sólo un enunciado se cedió el espacio a las y los docentes y estudiantes en lucha contra el proyecto de UNICABA (Universidad de Buenos Aires), aprobado días atrás, que propone el cierre de 29 profesorados de la Ciudad de Buenos Aires para abrir una única universidad de formación docente, desacreditando la historia, validez y diversidad de las ya existentes.

Los postulados realizador por el sociólogo portugués se aglutinan en torno a una prerrogativa fundamental que a lo largo de sus propuestas y enunciados expuestos se pueden vislumbrar: la mejor vía para construir estrategias de resistencia locales y globales requiere poner en práctica un ejercicio de justicia cognitiva en el que todas las voces puedan expresarse en un mismo pie de igualdad, a través del interconocimiento, la mediación y la celebración de alianzas colectivas. Por eso, en los distintos capítulos que recorren la compilación las y los autores invitados a presentar las diversas temáticas abordadas por Boaventura, reflexionan sobre el Pensamiento desde el Sur y con el Sur como conceptualización constitutiva del proceso de conocimiento propuesto por el autor; el lugar de la teoría social, el derecho, la educación y la democracia con fines de transformación social en clave de utopías para otros mundos posibles.

Esta compilación se inscribe en la colección de Antologías del Pensamiento Social Latinoamericano y Caribeño. Se trata de un emprendimiento editorial de CLACSO que sostiene el objetivo de promover el acceso a la obra de algunos/as de las y los más destacados autores de las ciencias sociales de América Latina y el Caribe.

DESCARGA GRATUITA

Boaventura de Sousa Santos. Construyendo las Epistemologías del Sur. Volumen I
Boaventura de Sousa Santos. Construyendo las Epistemologías del Sur. Volumen II
Boaventura de Sousa Santos. Maria Paula Meneses. João Arriscado Nunes. Carlos Lema Añón. Antoni Aguiló Bonet. Nilma Lino Gomes. [Editores]

Fotos: Eduardo Sarapura. Gentileza de Tiempo Argentino.

Sobre una nota publicada por Infobae
Por Fundación Rosa Luxemburgo
logoFB_oficina-bsasCon sorpresa leímos la nota “Investigan a otra fundación anti-globalización que recibe fondos millonarios del exterior”, publicada por Infobae, el 6 de diciembre de 2018.
La Fundación Rosa Luxemburgo (FRL) habría recibido grandes montos de dinero desde el exterior, dice la nota, y “se supo que el número no se corresponde con la actividad habitual de una fundación, mucho menos en el caso de esta ONG, que no registró actividad durante años”(sic).
Lamentamos que no se nos haya consultado en ningún momento antes de la publicación de esta nota sin firma, donde se insinúa que posiblemente apoyaríamos a “activistas radicalizados”, en un contexto donde “Muchas organizaciones no gubernamentales están en la mira de diversos gobiernos porque en su funcionamiento hay elementos para sospechar que realizan maniobras de lavado de activos vinculadas al financiamiento del terrorismo internacional”.
Por el otro lado, se constata, correctamente, que la FRL opera en Argentina desde 2015.  Declaramos que desde entonces, cada centavo que ha ingresado a Argentina proviene de nuestra sede en Berlín, que a la vez recibe todos estos fondos exclusivamente del Ministerio Federal para la Cooperación Económica y el Desarrollo (BMZ). El presupuesto de la Fundación se aprueba anualmente en el parlamento federal alemán.
Desde el comienzo de nuestras actividades, tanto el gobierno argentino como la embajada alemana están informados sobre nuestro trabajo, y cumplimos con todos los requerimientos legales. Por supuesto, siempre estamos a disposición para prestar todas las informaciones contables necesarias a las autoridades pertinentes.
En la lógica y los lineamientos que rigen a todas las fundaciones políticas alemanas que trabajan en Argentina, nos dedicamos a la formación política (conferencias, talleres, publicaciones, etc.), junto con nuestras contrapartes de la sociedad civil argentina, que se ubican en el campo de la izquierda democrática. En nuestra página web, informamos sobre estas actividades con total transparencia.
Finalmente, no nos vemos como una “fundación anti-globalización”. Somos una organización internacionalista que trabaja por los derechos sociales globales, la democracia y la justicia climática – si se quiere, por una globalización solidaria desde abajo.
Elisangela Soldatelli, directora de la oficina en Buenos Aires
Torge Löding, director de la oficina regional para el Brasil y el Cono Sur

La temática elegida para esta actividad se ubica entre uno de los ejes centrales para la agenda 2018 del G20. En ese sentido, desde la Fundación Rosa Luxemburgo se convocó a un espacio de reflexión junto a distintos y distintas especialistas con experiencia en dicho eje. El objetivo: pensar qué hay por detrás de lo que el G20 llama como «el futuro del trabajo».

Por Ignacio Marchini y Camila Parodi | Fotos de Darío Cardozo

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Si bien en parte las tecnologías son relativamente nuevas, o por lo pronto así son presentadas, hay que reflexionar sobre qué es lo nuevo y lo viejo en el mundo del trabajo, problematizando sobre las históricas formas de control y precarización laboral propias del Capitalismo. “Hoy tenemos la posibilidad de escuchar distintas experiencias para reflexionar sobre la temática y las conexiones que debe haber entre los distintos grupos de trabajadores/as sobre la misma», fue la reflexión del coordinador de la mesa para presentar a lxs expositorxs.

La primera en tomar la palabra fue Sofía Scasserra, economista y miembro del Instituto del Mundo del Trabajo «Julio Godio». En su intervención se dedicó a discutir con los mitos sobre el futuro del trabajo en relación a las nuevas tecnologías. En esa línea, comentó que «últimamente suelo escuchar mucho que ´vamos a quedarnos sin empleos´, desde una mirada fatalista y futurista de que ´las máquinas nos van a reemplazar´». Sin embargo, para Scasserra la realidad es otra, ya que esas iniciativas han sido tomadas desde el Foro de Davos, «y cuando es así, yo lo dudo», afirmó. «Es curioso porque es la primera Revolución Industrial que se anticipa y se llama revolución antes de que suceda», planteó irónicamente ante los recientes enunciados del Foro Económico Mundial. En ese sentido, reflexionó que ante lo dicho «es más de lo mismo con nuevas tecnologías» y explicó que, si bien hay nuevas formas de precarización y especialización se trata de «el Capitalismo reproduciéndose».

Esta hipótesis se puede demostrar con el caso de China que es, para la economista, reconocido mundialmente como la «meca de la inteligencia artificial». Sin embargo, a partir del mismo, se puede dar cuenta que no hay relación entre el desempleo y las nuevas tecnologías. En los últimos años se han generado «40 millones de puestos de trabajo anuales, e incluye en su mercado de trabajo a 30 millones de personas por año, por lo cual está generando un diferencial de 10 millones de puestos de trabajo por año» señaló. Y agregó en esa línea que «no se ve mucho la realidad de que no va a haber empleo. Entonces pasemos a hablar del futuro del trabajo».

Por eso, Scasserra consideró que el movimiento sindical, de forma inteligente, plantea el debate con un eje correcto. El de las condiciones de trabajo, es decir la precarización, nuevos trabajos productos de la digitalización, en vez de discutir «si va o no a haber trabajo en el futuro».

De esta manera, propuso agrupar los trabajos según categorías sociales que los integren y organicen por sus condiciones. En un primer grupo estarían aquellos/as trabajadores/as que sí podrían ser reemplazados/as por las máquinas. En ese sentido, la especialista sindical se detuvo ante la importancia de la construcción política y social de la reintegración de las y los mismos. Lo planteó en términos de esfuerzo “no sólo de Estados, sino también de ciudadanía y empresas”. Esto comprende la realización de nuevas capacitaciones, la aplicación de una educación formativa integral que posibilita la capacidad de adaptabilidad en vez de la especialización a una tarea específica.

Por otro lado, ubicó un segundo grupo con trabajadorxs «digitalmente tercerizados/precarizados por las plataformas y todas formas de trabajo remoto». Las empresas ahorran con teletrabajo y cada vez ofrecen más puestos en esa calidad. Se trata aquí de un nuevo inconveniente, ahora hay «un nuevo capataz representado por un algoritmo sin capacidad de interpelar» ya que no existe el «diálogo humano» ni el cotidiano compartido. Este formato es lapidario. Funciona como una tiranía y, más allá de la vulnerabilidad de esos trabajadores/as que de por si se encuentran sin obra social, sindicato ni jubilación, es decir sin derechos mínimos, se mezcla con el «sueño de autonomía». Esta propuesta funciona como trampa ya que «son calificados y limitados en las labores cotidianas». De esta manera, consideró que «las mujeres tienen ahí mucho para tener en cuenta, ya que terminan teniendo las calificaciones más bajas debido a la división del trabajo y las tareas del cuidado».

En tercer lugar, señaló a la exclusión digital como un «problema típico de los países subdesarrollados». Entonces, si bien en Argentina la mayoría tiene celulares y tecnologías, se preguntó qué pasa si «los trabajos son remotos con computadoras no sólo en el acceso a las mismas, sino también en la infraestructura en general» y rápidamente lo explicó con el ejemplo «ante 48hs de apagones, ¿quién se hace cargo de las horas improductivas de ese trabajador emprendedor?». Si bien en el G20 una de las mayores preocupaciones se centró en la inversión en infraestructura que deberían realizar los Estados para que «el futuro del trabajo» sea viable, para Scasserra se trata de un planteo difícil en un contexto de paraísos fiscales, tratados de libre comercio y problemas estructurales en lo que respecta a derechos básicos. Se trata de «una cáscara vacía que en la realidad no se pueden suplantar», afirmó.

Para finalizar, colocó un último impedimento en el marco de las nuevas concepciones de trabajo. «Los puestos más productivos son las llamados ciencias duras, ahí las mujeres participamos en un 16 por ciento». Por el contrario, evaluó que las mujeres sí se encuentran especializadas en la economía del servicio, tratándose ésta, según la especialista, en aquella que “intervienen en el 64 por ciento del PBI de América Latina”. En ese sentido, sostuvo que «corremos el riesgo de que los trabajos del futuro encasillen más y agranden la grieta sexual laboral.»

En sintonía con lo antes planteado por Sofía Scasserra, Cecilia Alemany Billorou, de la Development Alternatives with Women for a New Era (DAWN – Alternativas de Desarrollo con Mujeres para una Nueva Era), reflexionó sobre las luchas de los movimientos sindicales y feministas por los derechos. «Llevamos siglos en superar al Estado en su naturaleza. Seguimos en lucha permanente por el cumplimiento de los derechos por el Estado moderno» explicó. Sin embargo, en el actual contexto de la economía digital que, si bien afirma las estructuras tradicionales productivas y reproductivas de la economía, encuentra sus particularidades en el provecho que sacan las empresas trasnacionales de plataforma.

Sin embargo, consideró que «en la cotidianeidad, de alguna forma sentimos que nos sirve y nos coloca en rol de tomadores de decisión, por el acceso a la información que empodera» y que debemos tener en cuenta que la actual red realizada por los movimientos sociales y feministas «no podría organizarse de la misma manera sin la tecnología». Estamos en la era digital, y «el inmediatismo para trabajar en los movimientos sociales también forma parte de esto», afirmó Alemany.

En ese sentido, es necesario reflexionar que «nos enfrentamos a nuevas trasnacionales de transformaciones que lideran la economía sin reglas de juego y se aprovechan de eso». Por su parte, los actuales «mantos jurídicos e institucionales» no tienen la capacidad de regular y controlar. Se tratan entonces, de «poderes absolutos» que «ni el Estado ni los trabajadores pueden controlar y pone en riesgo a las derechos históricos, culturales, sociales, económicos e inclusive cívicos y políticos».

De esta manera, para la consultora internacional tenemos que entender mejor «el impacto de estas transnacionales desde una perspectiva de derechos», ya que este proceso «limita otros derechos como la propia libertad de expresión y favorece el lugar de control del Estado sobre la tecnología como promesa de futuro”. Advirtió que, si bien es cierto que la flexibilidad propuesta desde la economía digital entre hombres y mujeres ahora responsables del cuidado es atractiva, hay que tomarla con cuidado.

Según Alemany Billorou este contexto tentador propicia la estrategia de los Estados totalitarios «que se aprovechan de que no sea tan fácil asociarse y expresarse». Entonces, el uso de datos para otros fines, la incapacidad de organizarse y la limitación por uso de datos con fines totalitarios son parte del programa.

Y concluyó que “si bien hay oportunidades que son contempladas y adaptadas en esta era laboral, no debe perderse de vista que los grupos históricamente marginalizados están lejos de ser los beneficiados porque el acceso inmediato está muy lejos de la realidad». En ese marco, propuso la generalización de tratados vinculantes que penalicen a las trasnacionales para el tratamiento de Derechos Humanos, que funcionen como clausulas internacionales y que no ejerzan censura ni control, como así también la «protección de los datos rindiendo cuentas a organismos internacionales que se agiornen a la soberanía nacional de los datos». De esta manera, se incentivaría la creación de plataformas alternativas y políticas participativas que encausen esta problemática.

El próximo expositor fue Johannes Schulten, periodista alemán y sociólogo, autor del estudio «La larga lucha de los empleados de Amazon”. El eje de su discurso fue justamente narrar las experiencias de la primera huelga en Alemania de los empleados de Amazon. Un trabajo con un enfoque práctico y no académico, que ayude a la memoria colectiva sindical.

El sociólogo planteó tres ejes para el desarrollo de su exposición. El tipo de trabajo que se lleva en acabo en los almacenes de Amazon, una especie de “terrorismo digital”; la lucha en Alemania y su impacto en otros países de Europa; y como tercer punto, los desafíos de la clase trabajadora en base a estos últimos 6 años de experiencia con Amazon y las posibilidades de organización.

En relación al primer punto, Schulten caracterizó a Amazon como “un nuevo capitalismo digital, una plataforma de comercio en la cual detrás de la página web se escoden esos enormes almacenes de venta, que tienen hasta 2500 trabajadores”. Es un trabajo fácil, altamente estandarizado y controlado fácilmente digitalmente, la “tiranía del algoritmo”, que controla el desempeño de cada trabajador en tiempo real. “El control es constante”, observó preocupado el periodista.

Otra idea central del trabajo en Amazon es la de “la fábrica sin trabajadores”. Como explicó: “gastan mucho dinero en investigación, incluso más que fábricas como Volkswagen. Ya están reemplazando a trabajadores por robots. Hace 2 meses pudimos asistir a uno de esos almacenes y la tasa de robots es bastante alta, aunque todavía tenían cerca de 1500 empleados. Estamos lejos de las fábricas sin gente”.

En el corazón de ese estudio, “la gran huelga”, Schulten narró sobre la huelga de 2013 en 2 almacenes de Amazon, un hecho sin precedentes en Alemania ya que los trabajadores de la megaempresa de compra y venta no estaban sindicalizados. “La exigencia de los trabajadores era que paguen el convenio colectivo de comercio. Los empleadores se negaban alegando que pagaban bien y que no querían negociar”. Ahora en 2018, los sindicatos lograron, partiendo de “una organización nula”, una estructura sindical firme, con trabajadores afiliados, comisiones internas y activistas, “algo que no es nada común en Alemania”, destacó el sociólogo.

En relación al segundo punto, el impacto en otros países, Schulten destacó los casos de Gran Bretaña y Polonia. En el primero, lo más interesante es “lo luchadores y pioneros que son los sindicatos”. Sin embargo, es una situación triste ya que después de que lograron organizar a cerca de 2500 personas en una ciudad cerca de Londres, “la ley de trabajo es muy estricta y tuvieron que votar antes de poder negociar con el empleador sobre el convenio colectivo. Amazon fue muy inteligente y jugó a dividir a los trabajadores, por ejemplo, aumentando un poco los sueldos”, narró el periodista. Otras estrategias fueron echar a los activistas y presionar a los indecisos, resultando que un “80% de los trabajadores votó contra los sindicatos”.

En relación al caso de Polonia, Schulten contó que “Amazon usa ese país como mano de obra barata. Después de la huelga de 2013, quisieron usar ese país para reemplazar mano de obra. Lo curioso es que los almacenes de Polonia llegan a Alemania, no a Polonia”. También los trabajadores polacos comienzan a organizarse y a participar en los encuentros internacionales del movimiento obrero de Amazon. Un ejemplo es una huelga alemana de 2015, en la cual los trabajadores polacos (organizados en torno a activistas, no en sindicatos) fueron obligados a trabajar más para compensar la huelga de sus compañeros alemanes. La respuesta fue un acto de solidaridad haciendo una “huelga lenta”, es decir, trabajar menos.

Por último, el sociólogo alemán planteó dos desafíos para el movimiento obrero: “es súper difícil organizar a los trabajadores y súper difícil afectar a Amazon con una huelga, debido a su flexibilidad”. Sin embargo, no quiso dejar de destacar que “creció mucho la organización sindical en Alemania y sí es posible lograr otro tipo de sindicalismo: conflictivo, democrático y participativo. Hay que decir adiós a la idea de que los trabajadores se auto organizan. En los almacenes donde no hay sindicatos no pasa nada”.

La encargada de cerrar el conversatorio fue Andrea Sato de la Fundación Sol de Chile, una institución sin fines de lucro que investiga, estudia y realiza asesorías sobre educación y trabajo. Lo primero que quiso destacar es desdramatizar la idea de que “nos vamos a quedar sin empleo”, un mecanismo de miedo del Capital para que los y las trabajadoras no se salgan del “marco de control”.

En el caso de Chile, la sindicalización es muy baja: no alcanza el 16% y la negociación colectiva no llega al 8%, producto en parte de ataques sistemáticos. “Desde Fundación Sol consideramos que estas nuevas formas de trabajo vienen a profundizar lo que es el capitalismo financializado, no sólo como las finanzas articuladoras de la economía global sino desde lugares más profundos, donde las finanzas comienzan a meterse en los hogares, principalmente desde el endeudamiento”, puntualizó la investigadora.

En este escenario, es importante destacar la “acumulación por desposesión”, una lógica de mercantilización de los derechos sociales. Las personas deben endeudarse para acceder a derechos considerados como universales. “Vale la pena destacar cuestiones como la salud y la educación en Chile que están altamente privatizados. Por ejemplo, en materia educativa, un arancel promedio anual de una carrera universitaria bordea desde los 5000 hasta los 7000 dólares anuales”, graficó Sato. Esto implica que buena parte de la población se endeuda entre 25 y 30 años para pagar una carrera.

Además de esto, el sistema de previsión social, las AFP en Chile (Administradoras de Fondos de Pensiones) son un modelo de previsión privada, con 5 de las 7 principales AFP con capital extranjero estadounidense. A esto se suma la reforma tributaria que le baja los aranceles a las empresas “para fomentar el empleo, según alegan”, explicó la investigadora. En relación al mundo del trabajo, Sato explicó que esto “está enmarcado principalmente en un proceso de construcción sindical importante y un ataque al sindicalismo, producto del plan laboral instaurado en la dictadura por el hermano del actual presidente, José Piñera”. Este plan establece, por ejemplo, que la huelga no paralice. “Cuando hay una huelga en Chile, hay una figura que se llama reemplazo en huelga; el empleado tiene la facultad de reemplazar a esos trabajadores. Además, tiene que estar enmarcada en el proceso de negociación colectiva, lo cual limita mucho el efecto de la huelga. Además de todo esto, a diferencia de la mayoría de los países, no se negocia colectivamente por ramas, sino que por empresas, por lo que la solidaridad de la clase trabajadora se ve ciertamente coartada”, ejemplificó Sato.

Esto permite mantener los conflictos centralizados en cada empresa, apelando a mejoras marginales, como el salario, alejado de un movimiento de trabajadores y trabajadoras amplio. Sumado a esto, las condiciones laborales son precarias. El salario mínimo en Chile no alcanza la línea de pobreza para un hogar de 4 personas. La diferencia es de 30 dólares en relación a lo que establece el propio Estado. La investigadora explicó además que “el Estado se ha erigido como subsidiador del Capital, articulado en torno al negocio de las AFP, la salud y la educación privatizadas”. La consecuencia de esto es que las personas deben endeudarse por derechos sociales, debido a la amplia gama de privatizaciones.

Esto genera un “endeudamiento no sólo sistémico, sino profundo. Por ejemplo, en Chile somos 17 millones de personas, de las cuales 11 millones están endeudadas, pero sólo 7 millones son económicamente activas. Esto quiere decir que 4 millones de personas, entre jubiladas y estudiantes, ya están endeudadas”, graficó de manera contundente. En esta lógica, se enmarca la sobreexplotación del trabajo, no sólo productivo sino también, y principalmente, reproductivo. Según la investigadora chilena, “son las mujeres las que tienen que sostener la privatización de los derechos sociales, son las mujeres las que se quedan cuidando a los y las niñas en las casas”.

Un ejemplo claro es lo que sucede con Uber en el país trasandino. De los trabajadores y trabajadoras de esa empresa, el ingreso que percibe el 65% de la masa laboral no es su principal ingreso. Eso indica que no solo hay un endeudamiento sistémico, sino que las personas tienen que auto explotarse porque no alcanzan a vivir con los ingresos de un único trabajo. A esto hay que sumar el acceso a los automóviles en Chile que es mucho más sencillo, también producto del endeudamiento.

Sato explicó que “el subempleo en Chile es una lógica muy fuerte. Esto refiere a que las personas que trabajan de forma parcial necesitan más horas de trabajo, pero no hay. Esto alcanza al 80% de las personas”. Lo que buscan en las horas disponibles del día es más trabajo, que vienen a ofrecer las empresas de plataforma.

En relación al ataque al sindicalismo, los y las trabajadoras se ven forzadas a buscar formas creativas de organización y resistencia, muchas veces superando estas lógicas restrictivas laborales. Además de la baja sindicalización, la centralización de los conflictos en las empresas no permite que los y las trabajadoras se identifiquen como una clase explotada. Sumado a que la huelga no es paralizante, ¿qué puede hacer el movimiento obrero? Sato explicó que el sindicalismo “se ha vinculado fuertemente con otros sectores combativos, como son los reclamos de vivienda, territorio, el movimiento feminista, personas endeudadas que comprenden que, si bien un conflicto puede que no esté directamente vinculado con el trabajo, suele estar fuertemente relacionado”. Esta plataforma multisectorial busca “la superación del Capitalismo en todos los niveles y en varias direcciones”.

Para la Fundación Sol, esto ha impulsado un recambio no sólo generacional sino en el uso de recursos. Hay experiencias de sindicatos que generan no sólo espacios de autogestión sino también de soberanía alimentaria, buscando centralizar la lucha en espacios sociales más amplios. Una de las consignas más importantes es la de “no más AFP”, este sistema de previsión social que deja con pensiones de miseria a los y las jubiladas. Como cierre, Sato rescató que “en estas experiencias multisectoriales, el movimiento sindical hoy día ha buscado integrarse no sólo contra la precarización de la vida, sino que también en torno a las distintas experiencias que, desde su lugar, puedan ampliar la mirada del sindicalismo por una mucho más global”.

 

El martes 20 de noviembre se presentó en el Centro Cultural Rector Ricardo Rojas el “Atlas del Agronegocio”, una producción conjunta de la Fundación Rosa Luxemburgo, la Fundación Heinrich Böll y el Grupo de Ecología del Paisaje y Medio Ambiente (GEPAMA). Una herramienta de lucha política por parte de la academia para la sociedad civil.

Por Ignacio Marchini | Fotos de Oscar de la Vega

“Campos, animales y praderas: las imágenes en los empaques de los alimentos nos hacen pensar en una agricultura campesina, en un oficio tradicional y en una naturaleza intacta. Muchas personas saben que, con frecuencia, estas imágenes no tienen absolutamente nada que ver con la agricultura actual y con la producción industrial de alimentos”. Esas son las primeras líneas del prólogo del Atlas del Agronegocio, un compendio de artículos de investigadores, investigadoras, periodistas y, en definitiva, especialistas del modelo agrícola de todo el mundo que tradujeron miles de horas de trabajo a un lenguaje accesible para el público no especializado.

Esta versión es una traducción al español del Atlas lanzado el año pasado en Alemania por la Fundación Heinrich Böll y Le Monde Diplomatique, que cuenta también con traducciones al inglés y al portugués. La versión para el Cono Sur, lanzada hace una semana, cuenta con artículos específicos para Chile y Argentina y fue coproducido por la Fundación Rosa Luxemburgo y el Grupo de Ecología del Paisaje y Medio Ambiente (GEPAMA).

El Atlas tiene un objetivo muy claro: mostrar la tremenda concentración de poder de las industrias vinculadas a la alimentación a lo largo de toda la cadena de suministros, desde la producción hasta el supermercado, y sus impactos devastadores sobre las poblaciones y los territorios.

Esta concentración tiene una preocupante tendencia en aumento. Sus efectos son múltiples y con un correlato social netamente negativo. La presión por parte de las cadenas de supermercados sobre los precios de los alimentos, que tienden a incrementar la pobreza, las pésimas condiciones laborales en la agroindustria y las graves consecuencias sobre el medioambiente y el clima son sólo algunos de los ejes que se propone iluminar el Atlas.

Para discutir algunos de estos puntos fueron invitados Walter Pengue, Soledad Barruti y Damián Verzeñassi. El panel fue presentado por Patricia Lizarraga, coordinadora de proyectos de la oficina de enlace en Buenos Aires de la Fundación Rosa Luxemburgo e Ingrid Wehr, directora regional del Cono Sur de la Fundación Heinrich Böll, que hicieron unas breves introducciones para dejar luego la coordinación de la mesa a Sergio Elguezabal.

El primero en tomar la palabra fue Walter Pengue, Ingeniero Agrónomo y Magíster en Políticas Ambientales y Territoriales de la Universidad de Buenos Aires (UBA). “Este Atlas llega en un momento clave. La discusión sobre la agricultura en Argentina es fundamental. Es una agricultura que puede producir bien y mejor tanto para el país como para el exterior, de manera excedentaria tanto por la riqueza de su suelo como por los recursos naturales que tiene”. Es que a diferencia de Europa, por ejemplo, no hay restricciones para la producción agrícola en ningún momento del año.

Esta potencialidad de la agricultura argentina sólo es posible con una diferente inserción en el mercado mundial. En la actualidad (y desde hace mucho tiempo), la región latinoamericana no es más que un reservorio de materia prima para los países más desarrollados, que estarán haciendo presencia en nuestras latitudes esta semana por la cumbre del G-20. Una de las funciones de esta cumbre, justamente, es observar qué tenemos para ofrecer como productores para satisfacer el capitalismo brutal de sus territorios al costo más bajo posible.

En contraposición a este modelo, Pengue propone “la agroecología con agricultores. Cuando nosotros hablamos de agroecología hablamos, primero y principal, de la gente y del entorno. No hay agroecología si no hay un cambio rotundo en la ecología como tal”. Algunas de las discusiones necesarias para este cambio son la inclusión en las decisiones de los pueblos fumigados (algunas de las víctimas más representativas del modelo agroextractivista), la desconcentración de la industria mecánica agrícola y el retorno a los pueblos de la propiedad de las semillas.

En relación a este último punto, Soledad Barruti, periodista especializada en alimentación y autora de los libros “Malcomidos” y “Mala Leche”, analizó el rol de los bancos de semillas y el impacto sobre la biodiversidad que “está en total crisis actualmente. Toda la diversidad de alimentos de la historia de la humanidad está en riesgo porque a medida que no se producen en el territorio o que son sustituidos por productos comerciales dejan de tener su lugar en la tierra”.

Los bancos de semillas surgen como un intento de salvaguardo de la biodiversidad para garantizar la seguridad alimentaria y que ninguna especie de semilla desaparezca en el transcurso del tiempo. El problema es que esos bancos son cámaras frías, que no tienen contacto con la tierra. Para Barruti, “se está cortando esa historia de esa semilla que aprende año a año, en contacto con el territorio. Si las aislás en un laboratorio estás cortando con eso”.

Otro de los problemas claves para la periodista es el avasallamiento de los cuerpos. En el artículo que escribió para el Atlas habla sobre la comunidad boliviana Capirendita, en Villa Montes, limítrofe con Argentina, que tiene cada vez más casos de niños y niñas de 8 años o más con diabetes tipo 2, la cual sólo se adquiere a partir de una mala alimentación y hasta hace algunos años se consideraba una enfermedad exclusiva de adultos. “No entendían lo que pasaba. Lo único que tomaban eran bebidas azucaradas, no tomaban otra cosa. Incluso reemplazando al agua. Son el ejemplo perfecto de los problemas que el agronegocio lleva a la mesa, el último eslabón”. Esta comunidad es sólo una pequeña muestra de las 24 millones de personas con diabetes tipo 2 en América Latina.

Las consecuencias de la mala alimentación y la sustitución de la comida son muy graves para la salud. Los efectos más evidentes son la obesidad y el sobrepeso. Lo grave es en realidad lo que acompaña ese aumento de peso, que son una amplia gama de enfermedades (diabetes, hígado graso, problemas cardiovasculares, entre otras) que afectan a cada vez más niños y adultos. Esto no es una mera pretensión elitista de “comer sano”: los organismos internacionales alertan que esta situación puede directamente quebrar países, ya que atender a todas esas personas colapsaría los sistemas de salud, tanto públicos como privados.

Las consecuencias de suplantar los alimentos sanos también impactan sobre la subjetividad de los y las comensales. Para Barruti, esta batalla con las empresas de alimentos es una disputa cultural. ”La industria se mete en la intimidad de tu casa. Secuestra tu paladar y va performateando tus momentos de desayuno, de almuerzo, de cena. Las personas tienen antojos provocados por las marcas que sólo ellas satisfacen. Eso es gravísimo porque se desmantela cualquier forma de cultura o de identidad que no sea la de la marca alrededor de la comida”.

En la misma línea se expresó el médico paranaense Damián Verzeñassi, otro de los expositores de la presentación. El especialista remarcó el impacto del agronegocio que “nos roba no sólo nuestra identidad genética y cultural, sino que nos roba nuestros gustos, nuestros sabores, nuestros olores y colores y nos roba nuestras vidas”. La afirmación no es una exageración: ser un militante ambiental en América Latina es una de las profesiones más peligrosas, ya que tienen los índices de asesinatos más altos de la región.

Mientras la discusión sobre los derechos humanos por parte de las empresas se limita a cuánto pagan de multa por cometer una “infracción”, el Atlas pone de manifiesto la otra cara, la cual es exigir el derecho y el respeto de la integridad física. En palabras de Verzeñassi, “si no definimos tener veneno en nuestros cuerpos, tener transgénicos en nuestros cuerpos, tener microplásticos en nuestros cuerpos, han violado nuestros cuerpos y eso es una violación a los derechos humanos”.

El vínculo con el territorio se vuelve entonces fundamental para replantear el modelo de producción agrícola actual. El primer paso de las empresas relacionadas a la alimentación fue haber expropiado a sus pobladores de sus territorios y generar el consecuente desarraigo. A partir de ahí cobra sentido el objetivo de la industria alimenticia: ¿para qué necesitan territorio si ella se encarga de proveer todos los alimentos?

Para Verzeñassi, esto constituye una “privación de la soberanía alimentaria”. La posibilidad del sostenimiento a lo largo del tiempo de este modelo ecocida es a partir de esa lógica. La salida de los pueblos de su territorio para trasladarse y ser parias en los cordones de las grandes ciudades, es una de las consecuencias directas de este accionar. “Necesitamos recuperar nuestra relación con los territorios, necesitamos recuperar nuestro entendimiento de los ciclos de la vida y, en esa deconstrucción, tenemos que entender que el alimento es la columna vertebral a partir de la cual podremos salir de este sistema o habremos fracasado”, enfatizó el médico.

Otro aspecto importante de la discusión fue el eje de las nuevas tecnologías. “Las tecnologías nos van a salvar” es una de las falacias que el Atlas trata de desarmar. La velocidad a la que avanzan estas nuevas herramientas de dominación y destrucción de los cuerpos es aún mayor que lo que venía sucediendo con los transgénicos. Para Verzeñassi, “si estamos acá es porque nos vendieron el discurso de que la tecnología nos va a salvar. Porque creímos en la tecnología aceptamos la revolución verde, porque creímos en la tecnología aceptamos todo el avance de la revolución biotecnológica y ahora, no solo no se resolvió el problema del hambre, sino que se profundizó”.

El panorama es ciertamente preocupante. Varios son los y las militantes agroecológicas asesinadas, siendo quizás el más conocido el caso de Berta Cáceres en 2016, líder indígena lenca, feminista? y activista del medio ambiente de Honduras. Esta situación la confirman entidades como Amnistía Internacional, que hizo informes sobre cómo fue creciendo la cantidad de activistas ambientales asesinados, sobre todo en América Latina. A pesar de lo preocupante de esta información, Verzeñassi no quiso dejar de resaltar que “eso nos lleva a incrementar nuestros vínculos, nuestras relaciones, nuestros acompañamientos solidarios, para que sepan que no estamos solos. Como dijo Vandana Shiva: «Se ponen contentos cuando nos entierran, pero no se dan cuenta que somos semilla”.

Descarga el Atlas en PDF

El Altas del Agronegocio.
Datos sobre la industria agrícola y de alimentos.

Fundación Rosa Luxemburgo, Fundación Heinrich Böll y Grupo de Ecología del Paisaje y Medio Ambiente (GEPAMA).

 

 

Presentamos el tercer suplemento especial producido en forma conjunta entre la Fundación Rosa Luxemburgo y Tiempo Argentino a propósito de la reunión de líderes del G20 que se desarrollára en Argentina los días 30 de noviembre y 1 de diciembre.

La maquinaria del poder mun­dial estará en Buenos Aires moviendo sus engranajes en la Cumbre del Grupo de los 20, autodefinido como el Foro Internacional para la Coope­ración Económica, Financie­ra y Política. Se encontrarán las principales potencias del mundo representadas por sus presidentes o primeros minis­tros, los máximos responsa­bles de la Unión Europea y las conducciones del Banco Mun­dial, el Fondo Monetario In­ternacional y la Organización Mundial del Comercio, entre otros organismos.

Es el retrato del grupo de países que controla el 85% del producto bruto global y realiza el 75% de las transacciones co­merciales internacionales. Es el 1%, aunque dos tercios de la población mundial habiten en sus territorios. Al 99% restan­te apenas le cabe expresar sus posiciones en las calles, como ocurre en cada cumbre con millares de partidarios de la antiglobalización –el gobier­no argentino destinó fortunas para una inédita y descomunal militarización de la Ciudad de Buenos Aires con el fin de re­primir las protestas o volverlas invisibles–, o en las llamadas «contracumbres»: la concen­trada por el Grupo Confluencia Fuera G20-FMI y el Foro Mun­dial de Pensamiento Crítico, organizado por Clacso.

Tras la última crisis global del siglo pasado, que afectó severamente a los países peri­féricos, el entonces G7 (Cana­dá, Francia, Alemania, EE UU, Japón, Italia y Reino Unido) se convirtió en el G20 y allí Ar­gentina logró una plaza. Aho­ra, Cambiemos, tras lograr la sede para esta cumbre, busca capitalizar la ocasión con la bandera de «la vuelta del país al mundo». Pero la verdadera tarea de países como la Argen­tina es la de acompañar deci­siones ajenas y cumplir en for­ma obediente con los deberes y las acciones indicadas.

Así como hace casi dos me­ses decíamos que la agenda del Women20 (una de las sie­te reuniones preparatorias de los ‘grupos de afinidad’) le da­ba las espaldas a las demandas de la vida cotidiana de las mu­jeres de carne y hueso, se pue­de afirmar que los tres ejes de debate establecidos en el G20 conllevan el real objetivo de beneficiar a exiguas minorías. El «futuro del trabajo» apunta, en realidad, a concebir políti­cas de liberalización econó­mica y desregulación laboral, impulsa el ideal del empren­dedurismo y esconde la pér­dida de derechos laborales y la precarización. El «futuro alimentario sostenible» pro­mete una agenda alimentaria segura, pero impone el mo­delo de producción transgé­nica sin advertir la cuestión de distribución equitativa de los alimentos y del acceso a la tierra, por ejemplo. La «infra­estructura para el desarrollo» dice asegurar la construcción de megaproyectos al servicio de las poblaciones, aunque sólo garantizan el traslado de bienes y productos naturales extraídos de países menos de­sarrollados para beneficio de las grandes potencias, favo­reciendo a las empresas de la economía digital, financiera y transnacional.

Tal como explica en este suplemento el sociólogo por­tugués Boaventura de Sousa Santos, el nudo de la cuestión es la puja desatada entre Esta­dos Unidos y China, y sus res­pectivos aliados, por un nue­vo orden económico mundial, con temas esenciales como las barreras arancelarias y el li­bre flujo de capitales, al tiem­po que, definitivamente, se juegan los intereses de varias multinacionales en un tema clave para el futuro de la pri­vacidad y la libertad de las personas: la regulación de da­tos y la inteligencia artificial.

En este contexto, y como en otras ocasiones, Tiempo y la Fundación Rosa Luxembur­go se unen para trabajar en la cobertura de este hecho sig­nificativo, con la intención de reflejar un discurso no oficial y alternativo al poderoso sis­tema de medios hegemónico, tanto en la Argentina, como en el mundo.

DESCARGA EN PDF EL SUPLEMENTO

Entre los días 26 al 28 de noviembre, la Fundación Rosa Luxemburgo en articulación con otras organizaciones, llevará adelante una serie de espacios de debate y reflexión sobre el futuro del trabajo y la organización de los trabajadores frente a la economía digital. Las actividades se realizan en el marco de la Cumbre de los Pueblos contra el G20.

Uno de los principales temas de debate por parte de gobiernos y organismos multilaterales en la crisis contemporánea es el futuro del trabajo. Las innovaciones tecnológicas en curso (de la información, biotecnología, nanotecnología, digitalización, entre otras) sustentan vertiginosas transformaciones en la organización del trabajo, fenómeno que se ha dado a conocer como “Industrialización 4.0”,  “economía digital” o “gig economy”, entre otros nombres.

De forma transversal a todos los sectores, cada vez más trabajos están siendo digitalizados o sustituidos por máquinas, robots u otras formas de inteligencia artificial. Mientras los de cuidado y empleos de baja y alta calificación aún no corren riesgo, desaparecen aquellos emplazados en áreas como educación, salud, administración y servicios en general. En el ínterin, se expande el comercio electrónico, el uso masivo del Big Data, el gobierno electrónico, la agricultura digitalizada y el turismo y las finanzas online o fintech. Uno de los ejemplos más concretos es lo que se ha dado en llamar “uberización”: organización del trabajo flexible a través de plataformas digitales, donde para el capital el modelo de negocios es actuar en tanto intermediario y proveedor de infraestructura, dependiendo entonces en mayor medida de tecnologías de información, acumulación masiva de datos e internet.

Si bien estamos lejos de hablar de una forma única, estos cambios y transformaciones representan una nueva ofensiva contra la clase trabajadora, tendiendo a profundizar la precarización de las condiciones de trabajo y de vida. Entre las importantes consecuencias se puede señalar la individualización de la relación laboral, la corrosión de la solidaridad gremial por formas de control y disciplinamiento digitales y algorítmicas, y una división del trabajo que desdibuja los límites entre tareas, grupos de trabajadores y sectores. Otra dimensión importante son los efectos subjetivos, donde impera una creciente inestabilidad, desigualdad, desprotección y competencia en función transformar el trabajador en “emprendedor”: flexible, perfectamente adaptado a las necesidades del mercado y en constante búsqueda de la maximización de sus propios beneficios.

En el G20, la preocupación por el futuro del trabajo se debate en función de las mejores estrategias de adaptación, teniendo un rol central los grupos de trabajo sobre Empleo, la Economía Digital y la Brecha de Datos, pero también el de los sindicatos, el Labour20. La línea propuesta es que, en función de las particularidades nacionales y regionales, se impulsen reformas laborales en el terreno legislativo, se promueva el emprendedurismo y procesos de modificación de las estructuras tecnológicas en diferentes sectores de cada actividad. Esta ofensiva de flexibilización, tercerización y subcontratación, hoy retoma su impulso, tanto en su dimensión legislativa, como en la de las estrategias empresarias. Al mermar el poder de los sindicatos, no hay dudad de que esos cambios tendrán graves consecuencias para la capacidad organizativa de la clase trabajadora.

En este contexto, se vuelve necesario para los trabajadores y las organizaciones sindicales producir conocimiento para de forma estratégica organizar las confrontaciones que se nos presentan en cada espacio laboral. Es fundamental reconocer qué procesos nos están afectando, su líneas de continuidad y ruptura, su carácter general e internacional y las formas específicas en que lo hacen; así como poner en común qué experiencias, estrategias y acciones gremiales se están desarrollando.

Actividades

actividad La Plata G20 Martes 27 de Noviembre

G20, Trabajo en Plataformas y Lucha Sindical. Experiencia de Organización y Resistencia.
Johannes Schulten. Periodista alemán y sociólogo.  Autor del estudio «La larga lucha de los empleados de Amazon».
Sofía Scasserra.  Instituto del Mundo del Trabajo «Julio Godio».UNTREF

Juan Ottaviano. Asociación de Personal de Plataformas (APP)

FLYER PARA DIARIO FFMiércoles 28 de Noviembre
Conversatorio:  El futuro del trabajo y la organización de lxs trabajadorxs frente a la economía digital
15:30 a 17:30 hs.
Facultad de Ciencias Sociales. UBA. Santiago del Estero 1029. CABA. Aula SG 109

El politólogo alemán Michael Heinrich estuvo en Buenos Aires durante la última semana de noviembre y participó de distintas charlas y actividades junto a la Fundación Rosa Luxemburgo, el Centro de Documentación e investigación de la cultura de Izquierdas (CeDinCi) y la Universidad de San Martín (UNSAM).

Por Camila Parodi

Se trata, del actual biógrafo Karl Marx y de su trabajo sobre El Capital. Quien, a salón completo, presentó sus últimas aproximaciones teóricas en la charla: «Nuevos textos y nuevas lecturas de El Capital de Marx» en la Biblioteca Casa de la Lectura de la Ciudad de Buenos Aires el pasado viernes.

Ante el público presente el autor presentó su reciente estudio sobre la historia del trabajo más amplio y conocido de Marx, El Capital. En ese sentido, sostuvo su primera hipótesis para dar cuenta de la perspectiva y metodología desde la cual enmarca su reciente trabajo «Engels no tomó a Marx y sus escritos tal cual estaba, lo edito, reformuló y agregó sin indicar». Es decir que, según Heinrich, la versión más leída de El Capital ha sido «fuertemente editada y Marx no la conoció» manifestó.

«Cuando nos ocupamos de El Capital tenemos que distinguir entre El Capital en tanto los libros que leemos, los manuscritos y el proyecto de investigación del mismo Capital que van más allá de los manuscritos cuadernos y cartas» explicó el politólogo definiendo cada particularidad como niveles diferenciados de análisis que a continuación detalló.

En primer lugar, las ediciones de Engels, del año 1867 y 1872 dan cuenta de dos textos que se diferencian en los primeros cuatro capítulos en relación con su planteo del valor. «En traducción al francés», explicó Heinrich, «Marx corrigió e intervino y amplió el capital sobre todo el proceso de acumulación del capital». Sin embargo, al morir Marx fueron la tercer y cuarta edición las más leídas, se tratan de «la mayoría de las ediciones que se leen hoy. Fundamentalmente la cuarta, un mix de la segunda edición alemana y de la traducción francesa de 1880 por Engels» afirma el politólogo alemán.

Engels publica en 1885 el segundo tomo, este se basa en siete manuscritos escritos por Marx que surgieron desde 1868 hasta 1879. Sin embargo, explica Heinrich que «no se sabe con precisión cuando lo intervino quizás siguió hasta 1881», allí Engels «reorganizó el material y lo reformuló. Un Proceso de investigación de Marx» sostuvo durante la charla el pasado viernes.

Es para el tercer tomo de El Capital donde, según la investigación realizada por Heinrich, Engels recurrió a un manuscrito de los años 64 y 65 de Marx. Allí, «incorporó mucha estructura, borró y añadió elementos». Entonces afirma el politólogo «la visión de Engels no es idéntica a la de Marx» ya que «intervino para que sea más legible». Por eso, reconoció que si bien «no está en cuestión su intención» si queremos trabajar en términos académicos sobre los escritos de Marx «tenemos que saber que hay una diferencia entre la edición y los manuscritos».

Al referirse a los manuscritos como otro nivel de análisis, Heinrich expresó que es en la «edición mega» donde se dio una respuesta del punto de vista editorial. Entonces, «ahora que tenemos completa esa sección reconocemos que en el fondo hay dos proyectos distintos en 1857 Marx no tenía El Capital en la cabeza y si un plan de seis libros» que contuvieran en ellos la crítica de la economía política, aportes sobre mercado exterior, trabajo, ente otros.

Para el biógrafo alemán, si bien inicialmente «El Capital iba a presentar las leyes generales del capitalismo, como realidad empírica donde se regula» Marx luego comprobó que «una diferenciación rígida no sostenía su proyecto político y decide explicar por qué». Es en ese marco que «desde 1863 Marx no vuelve a usar el concepto de capital no vuelve» que hasta entonces era central. Esta modificación indica, según Heinrich, que Marx había desarrollado una nueva estructura teórica. Y, según entiende al trabajar sobre su material, la diferencia radica en ver «al capital individual como algo que no puede ser aislado de forma empírica, pero que se enfrenta al capital global social en cada nivel de abstracción».

Entonces, esta iniciativa que podría entenderse como el «segundo proyecto de El Capital, tiene dos niveles problemáticos: Engels y manuscritos» ya que, según Heinrich «Engels desconoce una págna que se había salido, interviniendo también en términos de contenido». Afirma, en esa línea, que a su vez la estructura y título del capítulo quince del tomo tres son de la edición de Engels donde «parecería que la teoría de crisis de Marx estaría en la tasa de ganancia» sin embargo «en el manuscrito no parece que así lo tomara Marx. Engels construye y sugiere una relación entre tasa decreciente de ganancia con crisis» y, si bien «quizás Marx hacia esa relación en el capítulo cinco entre capital real y capital monetario, Engels lo reorganizó y se corrieron las intenciones Marx». Presentando, según Henrich, diferencias muy grandes.

Ante esta situación, Heinrich se pregunta junto a las y los presentes «¿Cuál es la solución? ¿Volver a los manuscritos? En algún caso si» se responde. Ya que existe un proceso histórico desconocido en la versión de Engels que se relaciona con la crisis de 1866, la cual, para Marx se presenta con una naturaleza nueva. De forma tal que agrega una página que si bien fue leída como que «no tenía mucha relación» en realidad «quería decir crisis de sobre producción que pasaba a la financiera. Desde ese entonces, estudia intensamente la crisis y explica el politólogo alemán que genera un cuaderno de notas que no fue aún publicado.

Luego, entre los años 1871 a 1872 se produce un manuscrito propio en el que se refiere a la teoría del valor. Allí, «aparece un Marx como lector critico de Marx y se corrige con auto-comentarios sobre el caso del valor”. Sin embargo, esta reflexión no fue tomada públicamente por fuera de los escritos de su actual biográfico, Michael Heinrich.

Entre 1968 y 1978 hay, entonces, diez años de un Marx reflexivo y critico que gran parte de los marxismos, al lo largo de la historia y las distintas corrientes no han considerado. Allí escribe 140 páginas y trata de forma matemática la relación de la tasa de subvalor y la tasa de crédito o ganancia, a su vez, «de la Ley de tendencia decreciente de ganancia ya no se habla». Allí, en su último manuscrito económico, Heinrich encuentra «ciertas rupturas en la teoría de la reproducción y del dinero» ya que «aparece como velo que encubre las relaciones, pero esta teoría la descarga, porque se da cuenta que desde el principio tiene que trabajar con el dinero, y este no era neutro». Es en este manuscrito, explica el politólogo alemán, que Marx llega a la conclusión sobre dinero y es importante para la teoría de la crisis también, ya que «el último de toda las crisis es la pobreza de las masas y la falta de consumo. Los altos salarios son como el ave que predice esta tormenta y revierte esta teoría» manifiesta Heinrich.

Durante esos años, también temas nuevos se comienzan a tratar: «establece y amplia el alcance de su investigación con nuevas aproximaciones». Y, según la opinión del actual biógrafo sobre su trabajo, «por este motivo no terminó con El Capital. Porque desarrolla un programa de investigación que una persona individualmente no puede realizar. Entonces todo este enorme plan es el motivo en sí mismo de por qué no pudo terminar el plan.» Y el mismo Marx lo reconoce, en 1879 escribe en una carta «que no puede terminar el capital hasta q la crisis no llegue a su punto máximo». Entonces, «se ve el déficit teórico que queda a la vista cuando se leen sus cartas».

Sobre la Ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia que suele aparecer como central, explica que autor que hubo muchos debates de si se pudo o no fundamentar. Ante esto el sostiene una apreciación, «para mi no, ahora con los nuevos manuscritos puedo justificar que en los años 80 a Marx le surgieron dudas y que en su edición del volumen tres ya no aparece donde la ley no vuelve a ser mencionada y si la crisis» sin embargo no hay prueba contundente. A su vez, los manuscritos de los años 60 tardíos «con ejemplos calculatorios de composición orgánicas de las tasas de plusvalor creciente y del coeficiente de ganancia con independencia de la composición orgánica se cae su teoría inicial». En ese marco, cuando Engels reedita el volumen uno encuentra una nota manuscrita sobre acumulación donde decía, según reconstruye Heinrich «una capital con alta composición orgánica tiene mayor tasa de ganancia entonces se opone a lo que antes sostenía». Si bien esta nota existe hace más de 100 años es llamativo que no se haya considerado ya que es lo contrario de la tasa de ganancia. Y advierte Heinrich durante la actividad en Buenos Aires «no me atrevo a decir que cambio su opinión, pero entiendo que con esta observación tenía la intención de formularla y es quizás por eso que se distanció luego de esta ley».

Para finalizar su exposición Michael Heinrich vuelve al principio, «tenemos que diferenciar los tres niveles antes mencionados». Y explica «los manuscritos surgieron en tiempos diferentes y representan distintos momentos de investigación y son resultados intermedios, parciales». Entonces si bien El Capital es lo mejor que tenemos para entender al capitalismo «no es completo» de forma tal que concluyó llamando una lectura crítica de los escritos de Marx «tenemos que continuar este proyecto de investigación y no repetirlo como fe dogmática, es punto de partida y ese es nuestro trabajo».

En el marco de un proyecto apoyado por la Fundación Rosa Luxemburgo, los obreros de Zanon – Fasinpat realizaron un viaje especial a Montevideo en el mes de octubre, con el objetivo de restablecer lazos tanto con empresas recuperadas uruguayas como con el grupo musical Ska-P, en dos encuentros especiales que marcaron una nueva etapa de internacionalización de su gestión obrera. El viaje estuvo enmarcado en el proyecto «Música Por Zanon», que registra el apoyo artístico a la causa de la Fábrica Sin Patrones ubicada en Neuquén, que actualmente atraviesa una grave crisis económica.

Por Nicolás Bustamante

La iniciativa Zanón Resiste busca contactar a los obreros de Zanon con músicos, organizaciones sociales e integrantes de otras fábricas recuperadas de Latinoamérica para concientizar sobre la delicada situación en la fábrica con la intención de generar nuevos eventos en apoyo a la gestión obrera. El objetivo es trabajar en distintos ámbitos y generar encuentros que además se traduzcan en actos que tengan anclaje en la comunidad tanto en Neuquén como en el resto de Argentina. Todo eso con un registro fotográfico y audiovisual tanto para la difusión en redes sociales y medios tradicionales como para el mismo documental «Música por Zanon».

¿Por qué Uruguay? Todo se remonta a la llegada de Luis Zanon a ese país desde su Italia natal. Allí comenzó el periplo del polémico empresario en Latinoamérica y hacia allí se dirigieron el equipo de «Música por Zanon» y una comisión integrada por dos obreros y una obrera de Fasinpat. El plan fue pisar esos mismos lugares y poder hacer el recorrido que realizó quien muchos años después abandonaría la fabrica a su suerte y dejaría a los obreros a la deriva.  Las actividades principales a realizar en Montevideo serían dos. Un encuentro de obreros argentinos y uruguayos de fábricas recuperadas en las instalaciones de Funsa, y la reunión con los músicos de la banda española Ska-P en el marco del Cosquín Rock Uruguay.

Los eventos fueron posibles gracias al apoyo fundamental del gremio AUTE, con sede en la capital uruguaya, en donde se planificaron los eventos de la “gira obrera”. En primera instancia se coordinó y concretó un encuentro entre los obreros de Fasinpat y los músicos del grupo español Ska-P, quienes realizaron un recital en 2011 en la fábrica y que ahora se mostraron preocupados por la situación actual de Zanon, ahogada por una crisis financiera que hace peligrar el futuro de la fábrica.

Los integrantes de la banda dialogaron con los trabajadores y se comprometieron a realizar acciones de difusión y de apoyo concretar durante la gira que los traerá a la Argentina en febrero de 2019. Además, los obreros le obsequiaron a Ska-P una bandera mapuche entregada en Neuquén por los músicos del grupo Puel Kona, quienes a la distancia les agradecieron por la difusión de la situación de los pueblos originarios de Latinoamérica.

La reunión de los trabajadores y los músicos derivó en un hecho de solidaridad imprevisto. Ska-P subió al escenario a los obreros de Zanon antes de tocar la canción “El Vals del Obrero”, algo que permitió la difusión de la situación actual de las fábricas recuperadas en Argentina y un apoyo unánime por parte de las miles de personas que disfrutaron del recital.

Al día siguiente se produjo el encuentro de fábricas recuperadas organizado con la ayuda del gremio AUTE en Funsa (Fábrica Uruguaya de Neumáticos), una empresa recuperada por sus trabajadores que hoy, como tantas experiencias similares, funciona como una cooperativa de trabajo. En Funsa los obreros de Zanon se reunieron también con sus pares de la cerámica recuperada Olmos (Montevideo) y de la cooperativa Madygraf (Buenos Aires). El evento incluyó un recorrido por las instalaciones de la fábrica de neumáticos (una las empresas recuperadas más grandes del mundo) y un intercambio de experiencias y de ideas para sacar adelante a las fábricas recuperadas argentinas en el contexto de crisis económica que atraviesa el país.

Además de los encuentros con Ska-P y con sus colegas uruguayos, los obreros de Zanon recorrieron el Parque Rodó, el Parque Independencia, el Teatro Solís, el monumento y el mausoleo de Artigas, y otros lugares emblemáticos de Montevideo con motivo de la grabación del documental Música por Zanon, que se encuentra en plena etapa de producción.

La última de las actividades fue un encuentro con el grupo uruguayo Cuatro Pesos de Propina, una banda uruguaya militante que visitó el playón de la cerámica Zanon y que se solidarizó con la causa. En la casa de Pepe, de Cuatro Pesos de Propina, los obreros encontraron un cerámico de Zanon que representó el espíritu de este viaje: la lucha obrera no conoce fronteras.

Fotos: Oscar Livera

Breve análisis sobre los efectos de los agrotóxicos y el silencio de empresas y gobiernos.

Era 2001, en el Barrio Ituazaingó, que está a 7 kilómetros de la ciudad de Córdoba, un grupo de mujeres se preguntó: “¿Por qué hay tantos chicos con cáncer en este pueblo?”. El número de casos de enfermedades crecía y por eso decidieron investigar, movilizaron al barrio y sacaron a la luz un explosivo cóctel de contaminantes con el que estaban viviendo cotidianamente. Hicieron un relevamiento casa por casa: había 60 personas enfermas de cáncer u otras enfermedades, La mayoría concentradas en Ituzaingó – Anexo 7, la zona más humilde del barrio, sobre 5.000 habitantes en total en ese momento. A medida que aparecían casos y evidencias de que el modelo productivo en algunas zonas de la Argentina, principalmente las de la región de la pampa húmeda, estaba teniendo efectos sobre la salud, se fueron instalando en el espacio público denuncias de diferentes colectivos sobre el uso de agrotóxicos y las fumigaciones que afectaban poblaciones rurales y peri urbanas, sobre todas aquellas fumigaciones realizadas por aviones. La Leonesa, Las Palmas, Basabilbaso, El Salvador, Monte Maíz, Barrio de Ituzaingó, son pueblos en el corazón sojero que aparecieron en los medios en los últimos años. Y lo que tenían en común, estos pueblos y muchos otros, era que, estaban rodeados de campos de soja.

Argentina –así como otros países del Cono Sur– desarrolló un proceso orientado a la obtención de renta de la tierra y especulación financiera, principalmente por parte de empresas transnacionales que dominan sectores clave de los complejos agroexportadores involucrados en este modelo. Este cambio tecnológico –con el protagonismo de empresas productoras de semillas genéticamente modificadas (por ejemplo, la soja Roundup Ready) y un nuevo paquete de insumos basado en herbicidas (glifosato) y fertilizantes– causó grandes transformaciones en la estructura agraria del país. El resultado es un sistema agroalimentario concentrado y centralizado que tiende a desplazar o subordinar a actores sociales que despliegan estrategias y dispositivos orientados al mercado interno, basados en el trabajo familiar y en manejos tecnológicos que buscan ser apropiables socialmente y apropiados ambientalmente

El agronegocio utiliza en el país más de 400 millones de litros de agrotóxicos al año, cuyo 70 por ciento está representado por el herbicida glifosato, pilar del modelo transgénico. Sólo en el país existen más de 100 publicaciones científicas, en su mayoría de universidades públicas, que dan cuenta de las consecuencias negativas del glifosato en el ambiente y en la salud.  En los últimos años, además, se sumaron numerosas evidencias de que “algo grave” viene pasando en relación con la salud y la vida cotidiana de los pueblos que se encuentran rodeados de plantaciones de soja tanto en la región pampeana (Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba), como en otras regiones del norte, impensadas hace un tiempo para la producción de este monocultivo, como es el caso de la provincia de Chaco. En ese sentido, se han recolectado testimonios que dan cuenta del sufrimiento (propio o de familiares), las muertes y los padecimientos cotidianos que se viven por la exposición a las fumigaciones. Las principales consecuencias son cáncer, abortos espontáneos, enfermedades renales, reumatológicas, malformaciones, problemas endócrinos, pero hay muchas otras más.

En el contexto actual, conviven dos variables opuestas: por un lado, la de una creciente intensificación de este modelo de monocultivo (fuerte apoyo a través de la quita de retenciones y el desmantelamiento de Agricultura Familiar en el Ministerio de Agricultura), en el que cada vez cobra más fuerza la postura desde el gobierno nacional (incluida la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable) y los gobiernos provinciales respecto de la NO peligrosidad de los agrotóxicos y la necesidad de intensificar su uso desde la idea de las “Buenas Prácticas Agrícolas”. Por otro, la cada vez mayor evidencia sobre la cantidad de agrotóxicos a los que estamos nos expuestos cotidianamente –en la lluvia, en el río y en la comida–. Por eso, este Punto de Debate busca analizar de manera crítica, a partir de un diálogo entre Darío Aranda y Damián Verzeñassi, las implicancias del modelo en la salud de los pueblos y de las trabajadoras y los trabajadores, y las disputas en torno a la construcción de las evidencias científicas que dan cuenta de ello.

Las fotos que acompañan esta publicación, son parte del proyecto “El costo humano de los agrotóxicos” del fotógrafo Pablo Piovano, quien a través de sus imágenes, logró dar visibilidad, con crudeza y gran calidad visual, el impacto sobre la salud humana que produjo el modelo de agronegocios y como las y los pobladores que viven y trabajan en las zonas rurales del país sufren la sistemática práctica de la fumigación con agrotóxicos sobre cultivos de soja o tabaco, que los afecta enfermándolos hasta la muerte.

 

Un experimento a cielo abierto.
Punto debate – Número 20, Noviemebre 2018
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Autores: Darío Aranda y Damián Verseñazzi
ISSN 2447 a 3.553

Punto debate  Es Una Publicación editada por la Fundación Rosa Luxemburgo con Fondos del Ministerio Federal de Cooperación Económica la de Alemania (BMZ). Busca abrir espacios para el debate sobre uno de los ejes centrales de nuestra proyección política: el Buen Vivir en Brasil y el Cono Sur; Derechos humanos y de la naturaleza desde una perspectiva de transformación, justicia social y justicia ambiental.

Los días 16, 21, 22 y 23 de noviembre se realizará en CABA un ci­clo conferencias abiertas y gratuitas sobre el legado de Karl Marx, organizadas por el Centro de Documentación e investigación de la cultura de Izquierdas (CeDinCi), la Universidad de San Martín (UNSAM) y la Fundación Rosa Luxemburgo (FRL).

La actividad contará con la participación de los especialistas internacionales Enzo Traverso (Universidad de Cornell, EE.UU) —quien además presentará su libro Melancolía de izquierda (FCE, 2018)—, Michael Heinrich (Universidad de Ciencias Aplicadas de Berlín, Alemania), Enrique de la Garza (Universidad Autónoma Me­tropolitana, México) y Razmig Keucheyan (Universidad Paris-Sorbon­neParis IV, Francia) y de los investigadores locales Horacio Tarcus (CeDIn­CI), Miguel Candioti (Universidad Nacional de Jujuy) y Ariel Petruccelli (Universidad del Comahue), entre otros.

Para ver el Programa, clic aquí.

Organizadores: Lectura Mundi, CeDInCI, Escuela de Humanidades de la UNSAM y Fundación Rosa Luxemburgo

Agenda de actividades

  • Martes 13, miércoles 14 y jueves 15 de noviembre
    18:30 a 21: Seminario de Enzo Traverso: “Historizar el comunismo”
    Actividad arancelada —cupos limitados—.
    Lugar: Auditorio del Centro Espigas (Perú 358, CABA)
    En colaboración con la Fundación Rosa Luxemburgo Buenos Aires
  • Viernes 16 de noviembre
    19 h: Conferencia de Enzo Traverso: “Melancolía de izquierdas: Dos siglos después de Marx”
    Lugar: Biblioteca Casa de la Lectura (Lavalleja 924, CABA)
    En colaboración con la Fundación Rosa Luxemburgo Buenos Aires
  • Miércoles 21 de noviembre
    17 h: Conferencia de Ariel Petruccelli: “El marxismo ante el desafío del giro lingüístico”
    19 h: Conferencia de Enrique de la Garza: “Actualidad del pensamiento de Marx al inicio del siglo XXI”
    Lugar: CeDInCI (Fray Luis Beltrán 125, CABA)
  • Jueves 22 de noviembre
    17 h: Conferencia de Miguel Candioti: “Materialismo práctico e idealismo ético-político en Marx, Gramsci y Mariátegui”
    19 h: Conferencia de Michael Heinrich: “Sobre la necesidad de una nueva biografía de Karl Marx”
    Lugar: Biblioteca Casa de la Lectura (Lavalleja 924, CABA)
    En colaboración con la Fundación Rosa Luxemburgo Buenos Aires
  • Viernes 23 de noviembre
    17 h: Conferencia de Horacio Tarcus: “El difícil encuentro entre la ‘humanidad doliente’ y la ‘humanidad pensante’. El joven Marx, los artesanos comunistas y la producción del Manifiesto. 1844-1848”
    19 h: Conferencia de Michael Heinrich: “Nuevos textos y nuevas lecturas de El Capital de Marx”
    Lugar: Biblioteca Casa de la Lectura (Lavalleja 924, CABA)
    En colaboración con la Fundación Rosa Luxemburgo Buenos Aires