Author: Victor Castillo

*Por Anabella Antonelli para La tinta / Imagen de portada: Ana Medero.

 

“Que la democracia está en peligro. Que crecen discursos donde se la pone en duda. Que la desigualdad también crece, al ritmo del racismo y del odio antipopular, misógino, contra quienes se levantan para protestar. Que está en alza la arenga adoradora de privilegios y violencias que llama a desmovilizar, que enarbola banderas expropiadoras, colonialistas y patriarcales. Que la ultraderecha encontró cómo volver y que lo hace con fuerza”.

 

Estas palabras, seguidas de un cúmulo de preguntas, iniciaban la invitación a participar del encuentro abierto a la comunidad, que se realizó el sábado 25 de noviembre en la ciudad de Córdoba. “Pensamos mucho la fecha de este encuentro -explicó Ana María de la Fundación Rosa Luxemburgo-. La decidimos porque sabíamos que, ganara quien ganara, teníamos que encontrarnos para seguir pensando la agenda de Tierra para la vida y territorio para la democracia, porque la derecha ya había ganado”.

 

Tierra para la vida

 

Un rincón del salón se dispuso para dejar y compartir ofrendas: cultivos agroecológicos, banderas y materiales de distintos movimientos y pueblos en lucha, semillas, sahumos y objetos preciados compusieron ese altar. Cerca de las 11 de la mañana, Noelia Feldmann del EO abrió el encuentro con una carta que Rosa Luxemburgo le escribió desde la cárcel a su amiga Sophie Liebknecht. En su cama, quieta y sola, “envuelta en estos múltiples paños negros de las tinieblas, del aburrimiento, del cautiverio en invierno”, Rosa sentía una felicidad interna indefinible y desconocida: “Yo creo que el secreto de esa felicidad no es otra cosa más que la vida misma (…) pienso en usted y tengo tantas ganas de compartirle esta llave mágica, para que siempre y bajo cualquier circunstancia perciba lo bello y viva en la embriaguez de la vida”.

 

La primera ronda de charlas, moderada por Sandra González del EO, con cada intervención, dibujó un mapa de la lucha por la tierra en el país. Estuvieron presentes la Mesa Nacional de Barrios Populares, el Movimiento de Ocupantes e Inquilinos (MOI), la Unión de Trabajadores Rurales (UTR), la Federación de Organizaciones de Base (FOB), la Asamblea por la vida de Chilecito y Defensoras del agua del Famatina, más la intervención de experiencias comunitarias de Jujuy.

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Imagen: Ana Medero

Con la certeza de que vienen tiempos difíciles de persecución para aplicar el paquete neoliberal, Lila Calderón, de Dignidad Rebelde (Neuquén) e integrante de la Mesa Nacional de Barrios Populares, llamó a hermanarse, reaccionar y cuidarse. “Nosotros nacimos al calor de la lucha y estamos dispuestos a pelearla, porque lo que ganamos con lucha lo defenderemos con lucha”, dijo, dando cuenta del trabajo por la urbanización y reconocimiento de los barrios populares en el país, y el acceso a servicios básicos para más de 5 millones de personas. Javier Montalvo, del mismo espacio y del Movimiento de Trabajadores Excluidos, agregó: “Hay que cuidar a nuestros compañeros en este momento de transición. Si tenemos miedo, está bien, pero no nos tiene que paralizar, porque la paralización del miedo nunca conquistó derechos”.

 

Carla Rodríguez, del MOI, narró: “Cuando surgió mi organización, en pleno menemismo, fue muy importante juntarnos con otros, pero también conocer la experiencia de otros países para enamorarnos de las ideas ancestrales de autogestión, de comunidad organizada en el territorio, pero también interpelando al Estado”. Entendiendo que vienen a “apretar el acelerador del saqueo”, la tarea es “ir construyendo entendimiento, buscar aliados en el Congreso. Hay que compartir las recetas de cómo resistieron otros países como Brasil y de cómo impulsar políticas, marcos normativos o leyes. Tenemos que sacar balances, dar pasos juntos, cuidarnos, volver a hablar los que no hablábamos, conocer y debatir. Tenemos que correr cada vez más la representación y fortalecer la participación sustantiva, porque un día vamos a tener que ser gobierno nosotres, un nosotres grande, para que esto no pase más”.

 

Organizada en la localidad de Sebastián Elcano, Mónica Ponce, de la FOB, contó la lucha que dieron contra los agrotóxicos, la construcción de alternativas para les jóvenes y la experiencia de participar en la vida institucional de su localidad. Compartió la necesidad de reagruparse, buscar apoyo en todos los sectores y seguir el ejemplo de Ramona Bustamante, campesina que, hasta sus 96 años, defendió su tierra de empresarios sojeros.

Por su parte, desde UTR, Luciana Marini trajo la realidad inestable y precaria de les trabajadores del cinturón verde de Córdoba y la necesidad de generar más vinculaciones campo-ciudad. Expresó que la carencia de tierra, el avance del desarrollismo inmobiliario y del agronegocio, y la desvalorización del trabajo expulsa a las familias, genera abandono de la actividad agrícola y una migración a pueblos alejados de los centros de acopio. “Es un momento, sin perder lo conquistado, de empezar a tejer cada vez más redes, federalizar las discusiones y fortalecer los espacios que venimos construyendo, escalando nuestros ensayos de autoorganización”.

La última intervención previa al debate estuvo a cargo de Pía Silva, de la Asamblea por la vida de Chilecito y Defensoras del agua del Famatina, quien compartió el proceso de resistencia a cinco empresas mineras que quisieron instalarse en su territorio en los últimos 20 años. “La autodeterminación nos permitió decir ‘no queremos que nuestros territorios y nuestros cuerpos sean zonas de sacrificio’”, expresó. Remarcó la importancia de la participación vecinal para enfrentar hoy la pretensión del gobierno riojano de reformar la constitución para la explotación del litio (similar a la de Jujuy). “Estamos en shock después del domingo, porque evidencia discursos negacionistas, fascistas, racistas, de odio, que ocupan lugar en nuestras conversaciones cotidianas -señaló-. Nos preguntamos a qué interlocutores les hablan y qué espacios hemos cedido como organizaciones y como vecinos para que avancen. No podemos dar un paso atrás ni ceder espacios a esas narrativas de la democracia que no es la que nosotres reinventamos día a día y que tratamos de construir”.

 

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Imagen: Ana Medero

Territorio para la democracia

 

Después del almuerzo a cargo de les compañeres del Frente de Organizaciones en Lucha, Moro Vaez, integrante de la FOB, abrió el segundo momento recitando el poema Petra, de su autoría:

 

“Morir se ha convertido en el mejor pasatiempo de aquellos que tenemos una piedra en la cabeza y, de tanto fantasear con otro mundo, nos olvidamos de vivir en este que está lleno de olor a mugre y a podrido. Pero no es así, no viene así de fábrica, a este mundo lo malcogimos nosotros, y entonces algunos, algunas (…) nos vamos a vivir a algún lado donde podamos vivir y resistir entre tanto ruido murmurando que no se puede más, que así no vamos a ninguna parte, que suceder así no tiene gloria…”.

 

“Territorio para la democracia” fue el nombre de la segunda ronda de charlas, moderada por Lorena Arias, del EO, en la que participaron integrantes del Movimiento de Trabajadores Sin Techo (Brasil), Movimiento de Pobladores UKAMAU (Chile), Comuna Esperanza (Córdoba), Ciudad Futura (Rosario) y Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP).

 

“Pido permiso para llegar, como enseñan las religiones afro de Brasil, en este que es un territorio sagrado”, comenzó Rudrigo Rafael e Souza del MTST. Como viniendo del futuro, habló sobre la resistencia del pueblo brasilero a la “pesadilla bolsonarista”. “La respuesta institucional a la extrema derecha no puede ser la única herramienta de lucha”, explicó y reflexionó sobre la necesidad de transformar los métodos según la coyuntura política, manteniendo un análisis crítico revolucionario y la estrategia de hacer grandes tomas de tierra, construyendo nuevos modos de vida colectivos y de vínculos sociales, “que el capitalismo, el racismo, el colonialismo, el patriarcado tratan de destruir en el cotidiano”. La articulación amplia con movimientos sociales y la movilización callejera tiene que ir de la mano de procesos de organización permanente en los territorios, sigue Rudrigo. “Quien no está organizado va a sentir la necesidad de organizarse y hay que tener la capacidad de hacer esa convocatoria”.

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Imagen: Ana Medero

“En 2018, el escenario era un Lula en la cárcel, Bolsonaro diciendo en su discurso de victoria que el MST y el MTST son movimientos terroristas, después una pandemia donde el presidente decía que no compraría vacunas, que la gente tenía que salir a la calle y movilizaba a la extrema derecha a hacer actos políticos en defensa de la intervención militar. Era un escenario desesperado que cambió gracias a la organización popular y a emergentes como los hinchas defendiendo la democracia, y por un proceso de movilización que desembocó en la Campaña Fuera Bolsonaro, el espacio de coordinación política más grande de las últimas décadas”, señaló.

 

“De la derrota se sale luchando”, comenzó Aland Castro, compartiendo un análisis del proceso chileno de los últimos años. Narró cómo la vida de endeudamiento que proponen las políticas neoliberales, que solo producen pobreza, generó en Chile un agotamiento en las capas medias y en las más empobrecidas, que derivó en el estallido social de 2019 y la construcción y elección de una nueva constitución. Advirtió sobre los peligros de hablar para las personas convencidas, al mismo tiempo que reflexionó sobre cómo incorporar a la vida política a sectores que no venían vinculados. “No nos dimos cuenta de que el sentido común de nuestro pueblo estaba capturado por la ultraderecha”, expresó y llamó a utilizar todas las formas de lucha.

 

El tercer orador fue Alejandro Gelfuso, de Ciudad Futura, que sintetizó su apuesta en la ciudad de Rosario con la frase: “Defender la vida y construir lo nuevo”. En su intervención, analizó las amenazas actuales a la democracia: la pobreza, la desigualdad, la violencia y las subjetividades rotas, además del centralismo de Buenos Aires en la construcción de alternativas de país. En el terreno institucional, el desafío, sigue Alejandro, es no tener una participación testimonial, sino lograr avances que mejoren las condiciones de vida de las personas. “La política que no escucha también es una amenaza a la democracia. Lo que hoy vivimos es producto de una crisis de representación que, desde el 2001, nunca se recompuso totalmente”, reflexionó.

 

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Imagen: Ana Medero

En el mismo sentido, Mercedes Ferrero, de Comuna Esperanza, explicó: “Para nosotros, el triunfo de La Libertad Avanza demuestra un agotamiento social bestial y de un modelo político que se disoció de la vida de la gente”. La apuesta electoral que comenzó este año, cuenta, surgió de la necesidad del territorio: «La privatización de un bien común como es el río y entender que se venía un gobierno de derecha, más condicionado por el arco nacional y popular, o de ultraderecha, como finalmente pasó, nos hizo comprender que teníamos que ocupar la institucionalidad. También como una herramienta de autodefensa. Hay muchas experiencias institucionales a lo largo y ancho del país, y hay que asumir esa responsabilidad”.

 

Pablo “Nori” Martínez, de la UTEP, fue el último orador. Reflexionó sobre la responsabilidad de los movimientos sociales en la victoria de Milei: “Lo único que nos cabe como responsabilidad es no haber tenido la fuerza necesaria para transformar lo que necesitábamos”, aunque destacó los logros del sector de la Economía Popular en los últimos años. “Tenemos que construir una democracia expresiva porque, con una representativa, vamos a perder”, concluyó.

 

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Imagen: Ana Medero

En el debate, ya concluyendo el encuentro, una de las organizadoras tomó la palabra. “No nos une el espanto, nos une el cariño sincero, el respeto sobre las construcciones que se han desarrollado, la certeza de que están acá compañeres en los que confiamos, que han construido o elegido otras alternativas, pero lo siguen haciendo desde abajo -dijo Noelia del EO-. Hoy no creo en las decisiones aceleradas sin dirección, como movimientos populares tenemos un acumulado impresionante, hemos militado adrede con las banderas de Memoria, Verdad y Justicia, un legado que nos dejaron las Madres, Abuelas y los movimientos piqueteros, y tenemos que reforzar las de Tierra, Techo y Trabajo, que van a ser refugio en los momentos oscuros (…) Tenemos que poder construir un proyecto que enamore, que den ganas de seguir con vida, no uno que dé terror, porque en los barrios populares y en el interior de nuestra patria ya está todo perdido. Necesitamos escucha y humildad para los momentos que vienen. La creatividad para imaginar el proyecto, estoy segura, está en el centro mismo de las periferias”.

 

Entre poesía, batucada e intercambio de ofrendas, cerró el Encuentro Tierra para la vida, territorio para la democracia, con la certeza de que será uno de los muchos espacios que toca habitar para tejer redes cada vez más amplias y fuertes.

 

Nota publicada en FOL.

 

“Nosotrxs pudimos conseguir el terreno del barrio Crisol Popular y Norita Cortiñas, y esto nos enseña que a pesar que no tenemos un peso en el bolsillo con la lucha hay muchos compas que van a tener su casa propia. Es un sueño para muchas personas incluso para las personas que ganan en blanco, entonces que nosotras hayamos conseguido nuestro terreno la verdad es muy importante” reflexiona Ana de FOL CABA después de terminar los encuentros de formación sobre tierras y viviendas en el marco de la Universidad Piquetera (UnPi).

 

La recuperación de tierras y la autogestión de barrios populares es uno de los ejes principales de construcción de poder popular del FOL. Por eso durante cuatro encuentros se encontraron 68 compas de distintas regionales en la Facultad de Sociales de la UBA para compartir las distintas experiencias del FOL y el FPDS CP. 

 

Las recuperaciones son la manera que encuentran las familias empobrecidas para hacerse de una vivienda, un derecho básico negado por el Estado desde hace muchas décadas.  “Como FOL tenemos una necesidad de reconstruir nuestra historia porque en 18 años hemos participado de muchas recuperaciones pero siempre nos cuesta sistematizar, hacer balance, conocernos entre compas, entre una y otra recuperación de tierra, entonces es una instancia de encuentro y formación” dice Alejandro Pérez, integrante del FOL. Por eso, el perfil de los compañeros y compañeras que convocaron para participar y compartir en la formación de la UnPi son compañerxs que han atravesado luchas por tierra y vivienda y construcción de barrios comunitarios. 

 

La formación en tierra y vivienda se organizó en manera conjunta con la Fundación Rosa Luxemburgo y el taller libre de Proyecto Social con los cuales el FOL viene encarando distintas actividades de acompañamiento técnico en barrios comunitarios y recuperación de tierra.

 

“Nosotros podemos replicar a otras compañeras y vecinos que lo pueden conseguir con lucha y organización. También nos abrió la mente a los negociados por parte de empresarios, que se adueñan de la tierra que es de la gente. Es sorprendente la mafia que avanza y como ya no nos pueden vender otras cosas que ya ni tenemos agarran de negocio las tierras como propiedades, y expulsan a la gente humilde de la ciudad”, dice Ana. 

 

Tanto la reducción de obra pública y la derogación de la ley de alquileres que anunció el gobierno electo de La Libertad Avanza conducirán a una mayor emergencia habitacional. Son políticas neoliberales que beneficiarán aún más la especulación inmobiliaria, las agrupaciones de propietarios ya afirmaron que es el momento ideal de tratar el desalojo exprés. En el contexto de una inflación que pulveriza los salarios, la vulnerabilidad del conjunto de inquilines se recrudece pero específicamente en villas y barrios populares donde impera la informalidad, lo cual es totalmente invisibilizado por medios de comunicación. 

 

La formación en tierra y vivienda abrió con un repaso histórico de la evolución de esos asentamientos y villas en CABA y se estudió la encuesta de hogares inquilinos en barrios populares del AMBA que muestra deuda de las familias en los pagos de alquiler, hacinamiento e inestabilidad. El FOL colaboró en la construcción de ese trabajo impulsado por el grupo de geografía de la UBA y ongs. Encontraron que en los asentamientos y barrios populares el 93,4% de los hogares están bajo la línea de pobreza, y el 46,3% bajo el umbral de indigencia. También trabajaron sobre el extractivismo urbano y el modelo de ciudad que pretenden imponer los proyectos capitalistas.

 

Luego continuaron haciendo un repaso de la historia de las tomas de tierra y las recuperaciones desde las experiencias del FOL CABA y Eléctrico Sur. También analizaron casos emblemáticos como la toma del Parque Indoamericano por parte de un grupo de familias en diciembre de 2010. Este hecho visibilizó diversas problemáticas, entre ellas la vulnerabilidad de las familias que alquilan en las villas de la ciudad, la imposibilidad del acceso a un hábitat digno y la respuesta violenta del Estado ante estos conflictos sociales. Cuatro años después, en 2014 se hizo la toma de terrenos en el barrio de Villa Lugano que eran utilizados por la Policía Federal durante años como depósito de autos y que luego sería rebautizado “Barrio Papa Francisco”. Así, como la toma de tierras en Guernica en 2020, plena pandemia, se evidencia que no se transformaron las condiciones estructurales que impiden que miles de familias puedan acceder a un hábitat digno.

 

“Nosotrxs sufrimos los desalojos constantemente pero tanto el lenguaje como los procedimientos no los entendíamos bien, entonces con la formación adquirimos más herramientas para poder pararnos y actuar. Uno llega a entender como te acorralan para sacarte de un lugar, y dejarnos a la nada, de una lugar urbano a un lugar rural, o de la ciudad a la provincia. Hay cosas que todavía voy digiriendo” dice Balbina, otra compañera de FOL CABA. “Veo todo el trabajo que hacen los compas que se dedican a hacer las formaciones, los cuadernos; no había necesidad de estar escribiendo todo el tiempo, aun así yo escribía. Es un tema que hay que desmenuzarlo, hay cosas por profundizar en la comisión de vivienda” opina.

 

En el tercer encuentro trabajaron sobre la respuesta represiva del estado: los desalojos y cómo articular una política comunicativa y organizativa en las recuperaciones de tierra. “Para abordar una recuperación territorial debemos hacer un análisis político de la situación nacional:identificar actores, posibles desenlaces y comprender los objetivos elegidos” expresaron referentes de medios alternativos ANRed, Agencia de Noticias Redacción y Antena Negra TV. Al mismo tiempo plantearon como paso fundamental “construir una unificación en las asambleas, ya que es común que la recuperación se divida en varios grupos y que el conflicto quiebre la unidad”. Algunas de las herramientas comunicacionales que se compartieron fueron asignar una comisión de prensa, pensar coberturas colaborativas, medidas de seguridad, chequeo de información y evitar lenguaje criminalizador.

 

En el cuarto y último encuentro trabajaron sobre la autogestión de la vivienda. “Se trató de pensar en la instancia donde una vez que ganamos la tierra sigue pensar cómo construimos nuestros barrios comunitarios” comenta Alejandro. Para esto invitaron a compas de tres experiencias actuales, el Barrio Crisol Popular y el Barrio Norita Cortiñas del FOL, y también el Barrio 26 de junio del Frente Popular Darío Santillán Corriente Plurinacional de Ezeiza.

 

Las compañeras y compañeros que participaron de la experiencia de formación expresaron que les ayudó mucho en su proceso militante. Ana dice que la lucha de la villa 20 de Lugano le tocó muy de cerca por tantos años de lucha de vecinas y compas que lograron tener su casa. “Si bien las compas decían que no todo está solucionado avanzaron. Incluso tuvieron compañeras fallecidas en la lucha pero una de las cosas muy importantes que me quedó de aprendizaje es que los punteros que las amenazaron porque querían su propio beneficio después se tuvieron que sentar y entender que hay que dejar el orgullo para llegar al bien común” piensa Ana. 

El Grupo de Trabajo Internacional sobre Políticas Agrarias de la Fundación Rosa Luxemburgo le invita a un Taller de Formación sobre la Ley Alemana de Obligaciones Corporativas de Diligencia Debida en las Cadenas de Suministro, que tendrá lugar el 30 de noviembre de 2023 a las 10h00 (hora de Buenos Aires). Este taller tratará temas relacionados con el trabajo rural, pero abordará la ley en su conjunto.

La Ley de Cadenas de Suministro alemana entró en vigor en enero de 2023 y regula la responsabilidad de las empresas alemanas con respecto a los derechos humanos en las cadenas de suministro globales.

Conscientes de que no aportará soluciones rápidas, consideramos que, al tratarse de un nuevo mecanismo legal en defensa de los derechos humanos, es importante informar a las organizaciones sindicales y de derechos laborales, especialmente del Sur Global, sobre los mecanismos de denuncia que ofrece la ley. Por lo tanto, el público objetivo del taller son los sindicatos de trabajadores rurales, las organizaciones de defensa de los derechos de los campesinos y las organizaciones de defensa de los derechos laborales agrícolas.

Servicio

Expertos invitados:

Sina Marx – trabaja para Femnet, una ONG alemana que defiende los derechos de los trabajadores de la confección en el sur y el sudeste asiático.

Steffen Vogel – consultor para cadenas de suministro globales y derechos humanos en el sector agrícola con Oxfam Alemania.

Día: 30 de noviembre de 2023

Hora: de 10.00 a 12.00

Formato: virtual, con inscripción previa

Idioma: el taller será en inglés, con traducción al portugués, español y al bahasa

Inscríbase previamente al taller en https://us06web.zoom.us/meeting/register/tZcpcOmoqTMrGtAv5hx9ialzxZCs_bUCYZKM

Tras inscribirse, recibirá un correo electrónico de confirmación con información sobre cómo asistir a la reunión.

Estrategias para visibilizar y condenar socialmente las violencias patriarcales, coloniales, capitalistas.

Escribe Claudia Korol

Foto: primera audiencia del juicio a la justicia patriarcal. Encuentro Nacional de Mujeres de Resistencia

En los feminismos hay un debate sobre la necesidad de “otra justicia”. Hay quienes piensan en una “justicia feminista” -en términos institucionales-, y hay quienes la proponen como un conjunto de iniciativas legales, judiciales, comunicacionales, pedagógicas ´-por dentro pero también por fuera del Estado-, hay quienes miran las distintas modalidades ya existentes de “justicia comunitaria”, y quienes imaginan una “justicia del pueblo y para el pueblo”. Pero todas, todes, coinciden en que lo que hoy se llama Justicia, está siendo un factor de legitimación y naturalización de crímenes contra la vida, que abarcan desde golpes de estado hasta feminicidios, ecocidio, genocidio. 

Esto sucede en un tiempo en el que hay avances significativos en términos legislativos, que posibilitarían mayor respeto a los derechos de mujeres y disidencias, como las leyes aprobadas de Matrimonio Igualitario, la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, la Ley de Identidad de Género, la Ley de Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo, el Cupo Laboral Trans. Sin embargo desde los Tribunales se emiten una tras otra sentencias antiderechos, criminalizando o estigmatizando a madres que protegen a sus hijas e hijos de los abusadores, dejando en la impunidad a feminicidas, a los policías del gatillo fácil, a quienes contaminan los territorios y dejan a pueblos enteros sin agua, sin semillas nativas, sin bosques. 

Foto: Reina Maraz en la audiencia del juicio a la justicia patriarcal

Las consecuencias son claras: crece el descrédito popular sobre la justicia. Pero con esto no alcanza. Tampoco alcanza con que sean más mujeres las que se integran en los tribunales. Muchas de ellas reproducen y sostienen la formación patriarcal y colonial recibida en las Facultades de Derecho, que refuerza el sentido común que atraviesa a toda la sociedad. Compiten con los varones de corbata por quién es más dura con las víctimas de la violencia machista y racista. Otro tanto sucede en gran parte de los jurados llamados “populares”, integrados por personas que no han recibido preparación para comprender cuáles son los derechos de las mujeres, de las disidencias, de lxs jóvenes empobrecidxs, que están en juego. Se piensa a la Justicia como revancha del poder, frente a quienes lo amenazan o cuestionan.

El control feminista y popular de las acciones judiciales requiere de cambios políticos que puedan apuntalar modificaciones radicales tanto en las leyes como en la composición de los tribunales. Es central todo lo que rodea a los procesos judiciales, como el tratamiento de los mismos en los medios de comunicación, los procesos de educación de sus actores. Esto pareciera muy difícil en un contexto donde prevalece un consenso conservador, patriarcal y racista, que se refleja pero no se agota en los resultados electorales cercanos. 

No nos referimos solamente a la situación de Argentina. El rechazo en el plebiscito chileno a la propuesta de Constitución, en cuya elaboración participaron activamente actoras y actores feministas, de pueblos originarios, de disidencias, de movimientos populares, es una de las expresiones de este movimiento de las subjetividades hacia lógicas conservadoras. En el otro extremo tenemos el plebiscito en Ecuador, donde el 59,15% de la población votó por detener la explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuni. Una de cal, otra de arena. No hay una sola dirección de los cambios de conciencia, y por eso la acción subjetiva, la pedagogía feminista y popular, tienen mucho para hacer en el camino, tanto de ida, como de vuelta. 

No se trata de simplificar las modalidades de intervención política en las luchas por la defensa de la vida, sino de interpelar los sentidos variados que nos permiten fortalecer una subjetividad popular que defienda de manera consistente los derechos de las mujeres, de las disidencias, de las comunidades, de la naturaleza, de los pueblos. 

Foto: Bertita Zúniga Caceres y Laura Zúniga Cáceres, hijas de Bertha Cáceres y líderes de COPINH, en la audiencia de Resistencia.

Es necesario entramar una estrategia que sea simultáneamente feminista, antirracista, antiextractivista, donde nada puede estar por encima del derecho a la vida, ni la propiedad privada, ni el honor de los varones que se consideran dueños de sus mujeres, hijos, tierras y ganado, como los antiguos griegos. 

Las violencias tienen siglos de ejercicio. Son sostén y fuente de reproducción de los regímenes patriarcales, capitalistas, coloniales, adultocéntricos. Se ha vuelto un lugar común -con un contenido incluso religioso- pensar que “siempre fue así” y que “siempre será así”, llegándose incluso a castigar o cuestionar a las víctimas por haber “provocado” a los victimarios, o por no haber sabido elaborar estrategias para eludirlos. Esto en sus versiones más vulgares. En reflexiones más elaboradas, que proponen algunas académicas feministas alimentando el discurso de  sectores progresistas, también hay apelaciones a los buenos modales, para “salvar” o tender un puente de oro a los criminales. Desde este lugar, algunas de las políticas que interpelan y buscan castigo para los genocidas, feminicidas, ecocidas, son tildadas como “punitivistas”. Se considera que no es posible, desde sectores populares, proponer castigos para quienes han cometido crímenes aberrantes, debido a algunas razones que merecen ser consideradas. Una frecuentemente esgrimida, es que los castigos habituales en este sistema, suelen ser la prisión. Se sostiene con razón que las cárceles no son lugares que permitan que nadie se corrija, sino que por el contrario, son antros donde se profundiza la crueldad. Este argumento es absolutamente real, y lo compartimos. Quienes desde las experiencias de educación popular acompañamos la situación de presas y presos lo sabemos sobradamente. Pero la dificultad que se presenta, es que en el marco de este sistema, no hay otros modos de castigo que sean consistentes. No hay reparación económica que pueda significar el alivio del dolor a las víctimas o a sus familiares. ¿Cuánto cuesta una vida? ¿Qué significa para una mujer o travesti que fue violentada, que al violento le hagan pasar por un curso de derechos humanos? Los conceptos de reparación, están muy lejos de ser prácticas que socaven las políticas de impunidad.  

¿Qué sucede con las víctimas, cuando se refuerzan propuestas de reparación que dejan en la impunidad a los genocidas, a los feminicidas, a los ecocidas? Lo que es necesario es un ¡Ya Basta! Y la impunidad, por el contrario, les otorga poder, refuerza la hegemonía patriarcal, y favorece la repetición de los crímenes, bajo el amparo de lo aprendido: que no hay castigo. 

La impunidad ha venido sucediendo desde hace siglos. El resultado es que se considere que no existe ningún riesgo en seguir violentándonos, generándose un salvataje de los responsables de crímenes aberrantes. 

Foto: Encuentro Feministas Abya Yala Bariloche Furiloche 2023 Gente

Foto: Encuentro Feministas Abya Yala Bariloche Furiloche 2023 Gente

La pregunta es: ¿cómo crear un Nunca Más potente, entrelazado íntimamente con el Ni Una Menos, con el Ya Basta de las mamás de pibes asesinados por el gatillo fácil y de pibas desaparecidas por las redes de prostitución y trata, que ponga freno a la crueldad de quienes se sienten con derecho a desaparecernos, a matarnos?

“Juicio y Castigo a los responsables” es una demanda histórica del movimiento de derechos humanos que va encontrando modos de concretarse, al mismo tiempo que cuestionamos a las instituciones carcelarias como lugares donde se violan sistemáticamente los derechos humanos, y donde internamente hay un régimen jerarquizado para los presos de primera, y los/las empobrecidos/as. Será un desafío de los sectores populares proponer modalidades de castigo que impidan la repetición de los crímenes, que no sean lugares de tortura, y que por el contrario sean espacios de educación, de formación, poniendo límites claros a las posibilidades de reincidencia. 

Para ello, es necesario también que las víctimas sean parte de las propuestas de castigo, ya que son las personas expertas en su propia condición. Las comunidades, no deben perder su capacidad de agencia política. Deben ser escuchadas en sus propios términos, respetadas en sus reclamos, y escuchadas. Tienen también que intervenir en el control de estas medidas, si lo que proponemos es, fundamentalmente, un cambio de la subjetividad popular, para que no se eternice el lugar de víctimas, y se construya un rol de defensores de la justicia de los pueblos. 

Los juicios éticos, populares, feministas

En 2017 y 2018, se realizó el Tribunal Ético Popular Feminista, que formuló un Juicio a la Justicia Patriarcal (1), que tomó a experiencia del juicio ético y popular a las transnacionales realizado en 2011. Se hicieron 14 audiencias abiertas, en espacios públicos, en las que se presentaron 68 casos emblemáticos en los que la justicia patriarcal actuó legitimando violencias y crímenes cometidos por el poder machista, racista y clasista. 

En la Sentencia elaborada por ese Tribunal, se consideró que el mismo “ha sido un espacio de denuncia de la justicia patriarcal, de cuidado y sanción para las víctimas, y un modo de encuentro político pedagógico, en el que pudimos escucharnos, sentirnos, acompañarnos, y pensar juntas cómo defendernos frente a las múltiples violencias del patriarcado colonial y capitalista, abriendo diálogos e intercambios para imaginar y pensar caminos hacia una justicia feminista, antirracista, originaria, comunitaria y popular”.

Foto: Encuentro Feministas Abya Yala Bariloche Furiloche 2023 Lolita

Foto: Encuentro Feministas Abya Yala Bariloche Furiloche 2023 Lolita

Años atrás, durante el 2011, se realizó el Juicio Ético Popular a las Transnacionales (2). En una parte de su Sentencia se preguntaba: “¿Por qué un Juicio Ético Popular?” Y se respondía: 

“En el sistema jurídico actual, las leyes y códigos están puestos al servicio de la defensa de la propiedad privada, de la ganancia capitalista, del orden patriarcal y racista, antes que del cuidado de las personas, de las poblaciones, de las generaciones futuras y de los territorios que sufren las consecuencias de dicho orden. Esa “justicia” criminaliza sistemáticamente a los y las pobres, a quienes protestan ante las injusticias, a quienes se organizan y se rebelan. Cuestionarla desde la ética es señalar los límites de su accionar y los intereses a los que sirve.

Es desde esa perspectiva, basada no en los marcos actuales de legalidad sino en el concepto profundo de legitimidad, de reivindicación histórica de los derechos del pueblo y de la naturaleza, que se ha constituido este Tribunal Ético Popular. El Juicio Ético Popular tiene un sentido preciso y profundamente humano: la salvaguarda de la vida y su reproducción actual y futura en todas sus dimensiones e implicancias. El criterio de discernimiento de lo más ético o lo menos ético radica en la vida: antiético es lo que aniquila o tiende en el mediano y largo plazo a aniquilar la vida. 



54. Audiencia sobre los travesticidios. Say Sacayan

Foto: Audiencia sobre los travesticidios. Say Sacayan

Desde mayo de 2022, está en curso un Tribunal Ético Popular contra los Ecocidas, que viene enjuiciando a los responsables de la destrucción de la naturaleza, los bienes comunes y las comunidades, debido a las políticas extractivistas, que retoma estas experiencias desde la pedagogía popular. 

Las vivencias de los Juicios Éticos, Populares, Feministas, sin ser magnificadas, resultan momentos en los que la experiencia colectiva, el abrazo solidario, el afecto que se forja en la mano que sostiene otra mano, pueden ser modos de sanación del sentimiento desgarrador de la soledad y de la rabia. También son formas de comprensión del drama individual como parte de una trama más amplia. En estos diálogos se traen a la memoria otras situaciones en las que nuestros pueblos han enfrentado a los poderes violentos y represivos, creándose lazos indestructibles en la resistencia a los mismos, y viendo que es posible derrotar a los poderosos por más desigualdad de fuerzas que exista en un momento dado.

asamblea feministas abya yala_Bariloche_furiloche_octubre 2023

Foto: Asamblea Feministas Abya Yala Bariloche Furiloche octubre 2023

Hablamos de sanación comunitaria que se teje en colectivo, en organizaciones, en comunidades que se fortalecen cuando logran asumir como propio el dolor individual o grupal de una persona, de una familia, y piensan la salud como un camino de bienestar que incluye a la comunidad y al territorio que se habita. En ese sentido, los derechos del río, se vuelven tan importantes como los derechos de la comunidad que lo cuida, y de las mujeres defensoras de la comunidad y el territorio. Porque es en esa íntima interacción en la que está la clave de la vida. 

Hablamos de sanación y no estrictamente de reparación, dado que el concepto de reparación es un acto institucional con el que se pretende devolver a las víctimas, por lo general de modo individual, una respuesta que puede presentarse como justiciera. La sanación, no se inicia ni se culmina en actos institucionales de respuestas a individuos, sino que suelen constituirse en colectivo, en comunidad, y a partir de los procesos de identificación que se generan en las resistencias comunes a la crueldad del poder.

Referencias:

(1) Su contenido fue publicado por la Editorial América Libre, con el título “Hacia una Justicia Feminista”. Autoría colectiva: Feministas de Abya Yala. (2018).

(2)  (2) https://www.biodiversidadla.org/Documentos/Sentencia_Final_del_Tribunal_del_Juicio_Etico_a_las_Transnacionales

Foto: Encuentro Feministas Abya Yala Bariloche Furiloche Abrazo octubre 2023

Foto: Asamblea Casa Pringles

El colectivo Yonofui es una organización de acompañamiento a mujeres y disidencias que salieron o están en situación de encierro en Argentina. Desde el próximo 24 de noviembre, en la Ciudad de Buenos Aires, están impulsando un Encuentro Internacional Antipunitivista y Abolicionista Penal “Justicias Alternativas”. Compartimos el programa aquí. Animadxs por el objetivo de tejer redes transfronterizas, organizar formas de autocuidado y estrategias que puedan crear salidas alternativas al sistema punitivista que domina en los diferentes territorios del mundo, en un contexto global de avance de las ultraderechas, el colectivo Yonofui busca “correr del centro del debate la cultura del castigo por la que se rige la sociedad, como aquella única vía válida para resolver los conflictos interpersonales y sociales. Justicias Alternativas es una forma de romper con los dispositivos de encierro y mostrar otros devenires de salidas siempre colectivas”.

En el marco de estas jornadas, y buscando formas alternativas de pensar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, compartimos para el presente dossier las reflexiones sobre la justicia de Gabriela “pipi” Fernandez, que es una compañera del colectivo yonofui que comparte con muchas otras compañeras de la organización, una historia de violencias, pero también de resistencias y construcción de otras formas de justicia y alternativas colectivas al sistema de justicia que las niega y oprime. 

En su paso por el el Complejo Penitenciario Federal IV de Mujeres de Ezeiza, Provincia de Buenos Aires, participó de talleres de poesía y carpintería que impulsaba Yonofui. A los pocos años de salir del penal se une al colectivo, hace parte de la cooperativa de trabajo, en la unidad productiva de serigrafía, y actualmente dicta un taller de escritura en el penal. También es mamá de Isabela.

Hasta hace unos meses, Pipi vivía y construía refugio frente a las violencias de género e institucionales en Casa Pringles ATR (Autónoma, Territorial y Reparadora), una vivienda comunitaria que fue desalojada el por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en medio de un operativo policial abrumador –se convocaron más de 70 efectivos para desalojar a un grupo de ocho mujeres y un varón trans, más una decena de niños y niñas-. Desde esa fecha vive en hoteles y construye la demanda por un espacio colectivo para vivir. Las reflexiones de pipi que siguen a continuación nos hablan de las múltiples formas de recrear la idea de justicia que se forjan entre compañerxs que son negadxs y estigmatizadxs por la justicia patriarcal y clasista. La experiencia de ejercer la justicia desde el acompañamiento y el pensar en colectivo.

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Foto de Yonofui redes frente a casa Pringles

Segundear (1) , otra forma de justicia

Por:  Gabriela Fernández, colectivo YoNoFui 

El sistema educativo nos expulsó de niñes, el sistema judicial se ocupó de encerrarnos, el sistema penitenciario se ocupó de torturarnos. Fuimos excluides de muchos espacios, es por eso que colectivamente forjamos espacios donde caber, donde hacernos de una lengua común y heterogénea que nos permita sobrevivir. El segundeo es una de nuestras formas de hacer justicia, es una de nuestras revanchas.

Siempre somos nosotras las pibas, las que nos bancamos todas. En la calle, los palos de la yuta, los desalojos, “garpar la olla” (2) en la casa, el trabajo no remunerado, las que maternamos en red, otras solas, como se puede. Somos nosotras, las villeras, las migrantes, las putas, las rochas (3), las chetas, las trans, las que militamos para abolir este sistema fascista e individualizante, que nos atraviesa y nos caga a palo. Marchamos en las calles en contra de este sistema punitivista, racista, el mismo que nos violenta, nos encierra, nos castiga y nos mata. Odiamos la posición de víctimas. Somos también las que recorremos las cárceles, algunas para llevar adelante un taller de arte, o de escritura o para ver le chongx (4) que segundeamos. Somos las que no dejamos tiradx a nadie a medio camino. Lo hacemos cómo podemos, como llegamos, pero lo hacemos.

¿Qué nos pasa cuando vamos a la cárcel a una visita? ¿Qué nos muestra en primer plano el sistema carcelario? Renegamos para hacer un trámite y tenemos que pasar por la humillante requisa, ¿Qué pasa dentro de la cárcel? Cuando hablamos de que la cárcel no repara las vidas de las personas, lo decimos con fundamentos porque la transitamos desde adentro y desde afuera. 

Las cárceles no deberían de existir, ¿sabemos qué lenguajes, qué ideas, qué prácticas, y cuantos berretines (5) las habitan? En las cárceles de varones, somos nosotras las que bancamos la visita. Las pibas, las madres, las abuelas, las hermana y las hijas, las mujeres a las que otras mujeres tratan de «rana» (6) pero van a la cárcel, al igual que todas y bancan la toma con la yuta (7), con el chongo, con el sistema que las atraviesa, ninguna tiene privilegios. Todas renegamos, todas nos cagamos de frío, de calor, de cansancio, nos organizamos días antes, o un mes, depende dónde quede el penal, si en Devoto, Marcos Paz o el Chaco. Todas entramos rotas por la vida y las violencias que afuera gambeteamos. Las peores visitas son cuando nos encontramos con el escenario que habitualmente no vemos, porque sucede dentro de los pabellones. Cuando el berretín tira a matar, es uno u otro, puñaladas van y vienen, como si para nosotras fuera algo normal o no nos pasara nada con eso. No hace más que terminar de rompernos, y salir así de una visita se vuelve una tortura. Tener el chip en la cabeza de que tenés que pelear afuera, por haber presenciado adentro, en vivo y en directo, una pelea en la visita, te saca las ganas de volver.  

El sistema carcelario es perverso y violento, de eso no tenemos dudas, y es un garrón (8) no poder cuestionar, ni intentar romper con eso porque a toda la sociedad le tiembla las manos a la hora de hablar de las cárceles. Siempre hay una excusa para seguir castigando y encerrando. Pero para nosotras, es un sistema más del mismo que vivimos de éste lado de los muros. Asumimos las responsabilidades afectivas: estamos rotas por los daños que nos atraviesan. Pero no nos desentendemos de lo que nos toca hacernos cargo. Todxs fuimos en algún momento víctima y victimarias en este sistema patriarcal. No vamos a naturalizar que siga corriendo sangre, que sigan verdugueándonos (9) la yuta y los chongos exigentes, que nos tratan como si estuviéramos atadas, apresadas, bajo la  lógica de que “tenemos que bancar la parada” (10) .

Foto: Las 12 de Juana Ghersa

Nada nos simpatiza, lo que hacemos lo hacemos de compañeras que somos. Nosotras no segundeamos porque somos gilas, porque nos re cabe el chamuyo (11). Nosotras segundeamos porque estamos acostumbradas a no dejar a nadie tiradx. Nosotras segundeamos porque sabemos de sufrimiento, porque somos afectivas, empáticas, porque queremos, amamos, porque quizás ese afecto que encontramos en 4 horas no lo encontramos afuera. Porque nosotras sí sabemos bancar la toma.

En cambio, una visita en una cárcel de mujeres, pibas paria, sin visita, sin alguien que las segundee hasta las últimas, hay de sobra. Son muy pocas las que reciben afecto, esa atención del afuera. ¿Dónde están los pibes ahí?  No nos van a venir a dar cátedra a nosotras de lo que es la cárcel, si por más que no la hayamos habitado desde adentro, la habitamos igual en cada visita. Pero ahí están, no falta el gil que se cree más que cualquiera y la embarra queriendo ser el Rey de la jungla. ¡No loco, así no es! ¡No es por ahí!  Hay que romper esa lógica de que con más violencia se resuelven los conflictos. ¿Nuestras voces cuentan? ¿Hasta dónde llegan? ¿Quiénes la escuchan? ¿Llegan a las cárceles? Si no llegan, la vamos hacer llegar porque no nos da lo mismo, no somos ni gilas, ni tumberas, ni antichorras, ni tuya, ni yuta. Somos nosotras las que movemos el mundo diciendo que las cárceles no deberían existir porque son centros de tortura, porque rompen lazos y reproducen violencias. Las mismas que atravesamos desde que nacimos y ya no queremos acostumbrarnos a que se sigan reproduciendo. Existe el lenguaje, el diálogo. Hagamos el ejercicio de imaginar otras prácticas que rompan con la idea de que apuñalar a otro te da poder, te da respeto en una convivencia. Animémonos a probar otros modos de vincularnos, rompamos con la dinámica que te impone la cárcel y el sistema penal. El desafío es romper cualquier barrera, que individualiza, que castiga, mata, verduguea. 

Es mentira que en la cárcel sos solx, siempre hay unx que te tira la mano o la soga, ese salvavidas que te rescata en un buzón, que te escucha, te pasa un mate y dice: “tranquilx amigx va a estar todo bien”. Lo que decimos es que en esta vida nadie está solx, siempre hay alguien.  Y nosotras estamos en todas, a veces también esperamos esa tirada de soga con un abrazo, con una palabra, con la escucha, con las prácticas. Porque acá, de este lado de los muros no es fácil, nosotras también la pasamos, pero la bancamos porque si hay algo de lo que no nos damos el gusto, es de rendirnos.

Referencias:

(1):  Segundear es una palabra que forma parte del lenguaje popular, de las calles, en Argentina. “Hacer la segunda”, o “segundear”, refiere a estar para otre de manera incondicional, sin importar las consecuencias. 

(2) «Garpar la olla» es un término que refiere a sostener la vida cotidiana.

(3) Mujeres de barrios populares de Argentina.

(4) Persona con la que se tiene una relación casual.

(5) Vicio, capricho o idea fija.

(6) Mujeres que conocen presos por redes sociales o chats telefónicos y deciden entrar a conocerlos y visitarlos en el patio de visitas del penal. Se utiliza el término «rana» despectivamente para indicar que «saltan» de un lugar a otro.

(7) Policía.

(8) Problema o situación de dificultad.

(9) Molestar a una persona diciéndole cosas para humillarla.

(10) Aguantar determinada situación más allá de sus consecuencias.

(11) Hablar por hablar, decir mentiras o exagerar.

Foto: Maria Medrano resistencia Casa Pringles

Foto: Jan Urhahn

Foto: Jan Urhahn

 

Un llamamiento mundial para eliminar progresivamente los plaguicidas peligrosos, acabar con el doble rasero en el comercio internacional de plaguicidas y transformar nuestros sistemas alimentarios.

Según las estimaciones actuales, 385 millones de personas en todo el mundo sufren anualmente intoxicaciones agudas por plaguicidas, principalmente en Asia, África y América Latina. Cada año mueren unas 11.000 personas. Sin embargo, hasta la fecha, sólo alrededor del 3% de los ingredientes activos de los plaguicidas que se utilizan y comercializan en todo el mundo están sujetos a normativas vinculantes.

Esto significa que la mayor parte del comercio y la aplicación de plaguicidas están regulados por leyes nacionales y directrices voluntarias. La diversidad de normas de un país a otro significa que cuando ciertos plaguicidas se prohíben en algunos lugares, como la Unión Europea, las empresas simplemente trasladan sus productos a países con normativas más laxas. El hecho de que aún no haya sido posible evitar los daños causados a las personas y al medio ambiente por la aplicación de plaguicidas altamente peligrosos demuestra que los acuerdos internacionales vigentes, como el Convenio de Estocolmo, no van lo suficientemente lejos.

Desde 2009, la Red de Acción en Plaguicidas (PAN) mantiene una lista de plaguicidas altamente peligrosos (PAP) basada en los criterios de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), criterios que PAN ha ampliado y aclarado. Los criterios individuales se dividen en los siguientes cuatro grupos de peligros: toxicidad aguda, efectos a largo plazo (crónicos) para la salud, peligros para el medio ambiente y una lista de plaguicidas que deben regularse en consonancia con los acuerdos internacionales. La lista actual de la PAN incluye más de 330 ingredientes activos.

Dados los riesgos que suponen los plaguicidas para la salud humana, los animales y el medio ambiente, el mundo necesita urgentemente mecanismos eficaces de protección y regulación. De hecho, el Consejo Ejecutivo de la FAO ya indicó en 2006 que ciertos plaguicidas no pueden utilizarse en los países del Sur Global sin causar grandes daños a las personas y al planeta, y recomendó una prohibición gradual de los plaguicidas altamente peligrosos. Los gobiernos del Sur Global tienen la responsabilidad de proteger los derechos de los trabajadores del campo, los agricultores y las comunidades indígenas de esos países, pero para proteger a las personas y al medio ambiente de las consecuencias de los pesticidas nocivos es necesario endurecer la normativa legal.

Algunos países ya están restringiendo el comercio de plaguicidas peligrosos. Dentro de la Unión Europea, Francia aprobó una ley que prohíbe totalmente la fabricación, almacenamiento y exportación de productos plaguicidas en caso de que contengan ingredientes activos no aprobados en la UE por motivos sanitarios o medioambientales. En Túnez se prohibieron 22 PAP en julio de 2023, y las organizaciones de la sociedad civil siguen luchando para prohibir más ingredientes activos. Otros países deberían seguir estos ejemplos.

Las prohibiciones de los plaguicidas también se están debatiendo a nivel europeo, a pesar de la feroz oposición. Una prohibición europea sería especialmente eficaz para contrarrestar el doble rasero en el comercio de plaguicidas, siempre y cuando se contemplen tanto los ingredientes activos como los productos plaguicidas, y sólo se concedan derechos de exportación a las sustancias que hayan sido aprobadas o autorizadas tras una evaluación exhaustiva de sus niveles de peligrosidad. De este modo, las mismas normas de protección de la salud y el medio ambiente aplicables a la comercialización de plaguicidas dentro de la Unión Europea se aplicarían a la exportación de dichos plaguicidas. A largo plazo, sin embargo, necesitamos una prohibición mundial de la producción, el almacenamiento y el comercio de ingredientes activos de plaguicidas altamente peligrosos.

«Eliminación de los agrotóxicos peligrosos», una nueva serie de la Fundación Rosa Luxemburgo y sus socios, recoge 20 testimonios de todo el mundo que denuncian el uso de plaguicidas peligrosos y exigen normativas estrictas y vinculantes a nivel nacional e internacional, por el bien de los productores, los consumidores y el planeta que todos compartimos.

Lista completa de videos en YouTube aquí.

EP1: Rifqah Tifloen de Sudáfrica

Los plaguicidas altamente peligrosos amenazan los fundamentos mismos de la vida, afirma Rifqah Tifloen, del Centro Africano para la Biodiversidad de Sudáfrica.

 

EP2: Javier Souza Casadinho de Argentina

140 ingredientes activos que se encuentran en los plaguicidas y que están prohibidos en otros países, pueden utilizarse en Argentina, explica Javier Souza Casadinho de PAN América Latina en Argentina.

EP3: Miguel Lo Bianco de Paraguay

«Las escuelas de Paraguay están en peligro. Más del 33% de las escuelas rurales están siendo fumigadas regularmente debido a los monocultivos que las rodean», dice Miguel Lo Bianco de BaseIs en Paraguay

EP4: Flor María Contreras Veas de Chile

«Los efectos insidiosos de los plaguicidas siguen matando y perjudicando la vida de las trabajadoras agrícolas y de sus hijos», afirma Flor María Contreras Veas, trabajadora social chilena.

 

 

EP5: Damián Verzeñassi de Argentina

«Hay pruebas científicas de que los pesticidas dañan nuestra salud», Damián Verzeñassi, del Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina).

EP6 Hemiliano Jiménez Martínez de México

“Hacen mucho daño”, dice Hemiliano Jiménez Martínez, un productor de alimentos a pequeña escala de México.

 

EP7 Leonardo Melgarejo de Brasil

“Empresas europeas como Bayer-Monsanto, BASF y Syngenta descargan más de medio millón de toneladas de agrotóxicos al año en Brasil. La mayoría de ellos están prohibidos en Europa”, dice Leonardo Melgarejo de la Campaña Permanente contra los Pesticidas en Brasil.

EP8 Prof. Parthib Basu de India

Prof. Parthib Basu del Centro de Estudios de Agroecología y Polinización de la Universidad de Calcuta en cómo la pérdida de polinizadores debido al uso de agrotóxicos impacta la seguridad alimentaria.

EP9 Dr. Pham Hong Thai de Vietnam

Nicotinoides matan abejas, explica el Dr. Pham Hong Thai de la Academia Agrícola de Vietnam.

EP10 Tran Nguyen Bang de Vietnam

De 15 a 20 millones de personas están expuestas a agrotóxicos en el Delta del río Mekong en Vietnam anualmente, dice el Dr. Tran Nguyen Bang del Departamento de Recursos Naturales y Medio Ambiente de la Academia Agrícola de Vietnam.

EP11 Umme Hani de Bangladesh

«Los herbicidas absorben la vida del suelo; es estéril», Umme Hani, una productora de alimentos a pequeña escala de Bangladesh.

EP12 Mizanur Rahman de Bangladesh

«Nuestros cuerpos se debilitan gradualmente», dice Mizanur Rahman, un productor de alimentos a pequeña escala de Bangladesh

EP13 Salem Al Azwaq de Líbano

Salem Al Azwaq de Buzuruna Juzuruna en Líbano explica que los agrotóxicos son fáciles de obtener sin supervisión o control en el país.

 

EP14 Hayder Al-Zamil de Iraq

Hayder Al-Zamil de Gwez w Nakhl-Red por la Soberanía Alimentaria en Iraq y Kurdistán critica al estado por no regular la gran cantidad de agrotóxicos prohibidos y desconocidos en Iraq.

 EP15 Peter Clausing de Alemania

El Dr. Peter Clausing exige al gobierno alemán prohibir la exportación de agrotóxicos que ya están prohibidos en el país.

La inspiración de este material proviene del Atlas de los Sistemas Alimentarios del Cono Sur, presentado en 2022. El Atlas inició un proceso participativo entre organizaciones populares y campesinas de los cinco países del Sur, fomentando el intercambio y el análisis regional sobre la crisis alimentaria. Compartió experiencias exitosas de organizaciones populares urbanas y rurales, así como de la producción campesina e indígena. Este material se crea con el propósito de contribuir desde la educación popular a los esfuerzos de los movimientos populares en la incidencia de las políticas públicas alimentarias y fortalecer las iniciativas que buscan construir la Soberanía Alimentaria.

También toma inspiración de diversos talleres populares que se realizan en barrios, áreas rurales, escuelas y centros comunitarios. Estos talleres buscan cuestionar y reflexionar sobre nuestros alimentos, así como sobre la concentración de la cadena alimentaria en manos de megaempresas que determinan qué debemos comer y a qué precio. Se menciona la Escuela de Promotoras de Alimentación Sana, Segura, Sabrosa y Soberana, así como varios talleres populares llevados a cabo por el Área de Alimentación de la Unión de Trabajadores de la Tierra, en colaboración con la Red de Comedores de la UTT. Estas iniciativas pedagógicas son lideradas por productores de alimentos para comedores populares, con el apoyo de equipos de investigación, docentes y estudiantes vinculados al Centro de Investigación sobre Problemáticas Alimentarias (CISPAN) de la Universidad de Buenos Aires.

Este material no es más que una modesta contribución metodológica destinada a multiplicar estas experiencias y enriquecer las reflexiones a través de talleres de educación popular centrados en los sistemas alimentarios. Al compartir las técnicas y metodologías que nuestras comunidades han desarrollado a lo largo del tiempo, ponemos en primer plano lo que el modelo económico tiende a manipular, contaminar y homogeneizar: los alimentos.

Además, creamos este material con la misma motivación que inspiró el Atlas, que es contribuir desde la educación popular a los esfuerzos de los movimientos populares en la influencia de las políticas públicas relacionadas con la alimentación y fortalecer las alianzas que respalden aún más las iniciativas orientadas hacia la construcción de la Soberanía Alimentaria.

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A lo largo de casi cuatro horas, referentes y especialistas de distintos ámbitos expusieron, debatieron, intercambiaron miradas y compartieron tanto diagnósticos como propuestas en relación a una de las problemáticas centrales de la Argentina, que a la vez tiene su correlato a escala global: la crisis habitacional y, puntualmente, la realidad de inquilinos e inquilinas.

Alrededor de una veintena de representantes del campo de la política, de la academia y también de la militancia se encontraron en la sede de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).

La actividad se organizó en torno a tres grandes ejes o núcleos de discusión: “Alquilar en Argentina hoy, información y datos disponibles”; “Políticas habitacionales, un paradigma en crisis”; y “Legislación, responsabilidades en todos los niveles de gobierno”, con un panel de cierre, denominado “Agenda y estrategias”.

Descarga aquí.

La Fundación Rosa Luxemburg llora a todas las víctimas de las masacres, bombardeos y actos de violencia en Israel y Palestina.

Las terribles imágenes de asesinatos, toma de rehenes y destrucción en Israel y Palestina dan testimonio de una brutalidad que desprecia a la humanidad y nos conmociona profundamente. Nos escandalizan los ataques de Hamás contra civiles inocentes en Israel. También nos conmocionan el cierre y los bombardeos de la Franja de Gaza, que afectan sobre todo a una población civil indefensa. Más muerte, sufrimiento y una catástrofe humanitaria son las consecuencias.

La Fundación Rosa Luxemburg llora a todas las víctimas de las masacres, bombardeos y actos de violencia. Nuestros pensamientos están con las familias y amigos de las víctimas.

La renovada escalada de violencia en Israel y Palestina es una expresión del fracaso político para encontrar una solución de paz justa y duradera al conflicto que dura desde hace décadas. Este fracaso político es también un fracaso de la comunidad internacional. Si no se logra contener rápidamente la escalada de violencia, el conflicto amenaza con internacionalizarse con consecuencias imprevisibles.

Junto con nuestros colegas de las oficinas de Tel Aviv y Ramala y numerosas organizaciones asociadas, llevamos años haciendo campaña sobre el terreno para poner fin a la lógica de la violencia. Las personas a ambos lados de las barreras y los puestos de control necesitan paz, justicia social, plenos derechos de participación democrática, igualdad y solidaridad. Para ello, el fin de la política de ocupación israelí, contraria al derecho internacional, y de la construcción de asentamientos en Cisjordania es tan indispensable como el fortalecimiento de una sociedad civil laica y democrática, por la que trabajamos en Israel y Palestina.

Prof. Dr. Heinz Bierbaum, Presidente del Consejo Ejecutivo

Daniela Trochowski, Miembro Ejecutivo del Comité Ejecutivo

Orientaciones para las publicaciones que cuentan con el apoyo de la Fundación Rosa Luxemburgo

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